La popularidad en Irapuato con la llegada de empresas al municipio, fue gracias al armado del primer automóvil en dicha ciudad en el año de 1900, lo que ha impulsado a la modernización de dicho lugar.
Dulce Vázquez Mendiola, directora del Archivo Histórico Municipal, compartió que, de acuerdo a documentos antiguos, el primer automóvil en el municipio fue armado en la fundidora Furber, con un motor importado y se vendió por la cantidad de mil 600 pesos.
“El motor era importado, era ingeniería francesa, no era muy veloz, su velocidad era de 20 caballos de fuerza, pero bueno, servía ya para usarse en lo que era la ciudad”, detalló.
La llegada del auto revolucionó la vida social, pues en esa época, era símbolo de reconocimiento y poder adquisitivo ya que el transporte que se utilizaba eran carruajes de tracción animal y tranvías.
Los primeros automóviles de la ciudad, se utilizaban como transporte de carga y particular. En el Archivo Histórico de Irapuato, existe registro de automóviles ensamblados en la ciudad hasta 1909.
En el año de 1920, circulaban vehículos importados de marcas como Ford, Fox, Studebaker, Overlander, y en 1930 autos Dodge, Paterson, entre otros.
Cinco años más tarde, el registro de automóviles aumentó a 23, con un costo entre los mil 200 y 2 mil 900 pesos, por lo que en 1931 se iniciaron las primeras corridas de la ciudad a la comunidad de Jaripitio, conocido hoy en día como Aldama, y se transportaban las primeras unidades foráneas hacia el municipio de Salamanca.
En 1934 se tenía un registro de 27 autos y 15 camiones de servicio público.
Primer Reglamento de Tránsito Municipal
Dulce Vázquez Mendiola señaló que, ante la falta de señalética e infraestructura vial, los primeros conductores de automóviles debían llevar consigo instrumentos que, mediante sonidos, indicarán la acción inmediata a realizar, como dar vuelta, disminuir la velocidad, entre otras.
Con el crecimiento del parque vehicular, comenzaron los problemas viales que, obligaron a las autoridades a establecer normas para propiciar la seguridad de conductores y peatones.
Fue en 1942 cuando se realizó la primera propuesta de Reglamento Municipal, anteriormente se trabajó con el Reglamento de Tránsito del Estado, vigente desde 1928.
“En la propuesta de reglamente local para Irapuato, se mencionaba que también si las personas se acercaban con sus automóviles a peatones o a algunos animales, debían accionar su claxon varias veces, son disposiciones que quizás, ya no existen o no están vigentes por los cambios de época, diferentes estilos de vida y las situaciones de la ciudad”, puntualizó Vázquez Mendiola.
Estos fueron los primeros señalamientos viales amigables con la ciudadanía, entre ellos también se contemplaba la prohibición de usar timbres o cláxones cerca de los sanatorios. Esta medida era permitida solo para informar la intención de rebasar a un automóvil; para anunciar cambio de velocidad (disminuirla) debían sacar su brazo y realizar movimientos.
El Reglamento de Tránsito Estatal de la época, contemplaba algunas acciones que se conserva hasta nuestros días, como las placas de circulación, permisos o licencias para conducir y eran otorgadas por la Dirección de Comunicación y Obra Pública en diferentes sucursales del estado.
Licencia de manejo
Para poder obtener una licencia de manejo, el solicitante debía presentarse como una persona honorable y de buenas costumbres, este era uno de los principales requisitos, además, debían saber escribir y leer; para conservarla, los conductores no debían tener multas por estado de ebriedad o consumo de estupefacientes, o bien no acumular más de tres amonestaciones por exceso de velocidad.
¿Cómo era la venta de automóviles y la carga de combustible?
Los automóviles de la época, se daban a conocer mediante publicidad y correspondencia a domicilio, así mismo, se establecieron las primeras agencias en casonas de la ciudad, como el Hotel Rioja. Los interesados enviaban sus cartas solicitando los automóviles que deseaban y, a través de cartas se notificaba sobre los modelos y características en disposición.
Las cargas de combustibles se hacían en las bombas de gasolina colocadas en varios puntos de distribución, la primera gasolinera se llamó Corona Roja, una de estas se ubicó en la avenida Juárez No. 10, además de la bomba de la empresa Pierce Oil Company, situada en una esquina sur del actual Palacio Municipal