Hoy 12 de octubre de 1988, fecha significativa para Hispanoamérica, España y el mundo, en que rememoramos el descubrimiento de nuestro continente, en mi calidad de Gobernador Constitucional del Estado de Guanajuato, me honra declarar formalmente inaugurado el Segundo Coloquio Cervantino Internacional.
Señoras y señores:
Su asistencia a este evento, singular expresi6n cultural de los países hermanados por medio de la lengua de Cervantes, es motivo de satisfacci6n y regocijo para nuestra ciudad y para el Gobierno del Estado. Hago votos por que sus ponencias y deliberaciones enriquezcan los estudios cervantinos, cuyo legado es cada vez más elocuente.
Rafael Corrales Ayala
Gobernador Constitucional del Estado de Guanajuato
LICENCIADO Rafael Corrales Ayala,
Gobernador Constitucional del Estado de Guanajuato;
DOCTOR Santiago Hernández Ornelas,
Rector de la Universidad de Guanajuato;
AUTORIDADES del Estado y Municipales;
SEÑOR Eulalio Ferrer,
Presidente de Ia Fundación Cervantina «Eulalio Ferrer»;
SEÑOR José Luis Martínez,
Director de Ia Academia Mexicana de ia Lengua;
PONENTES y Deliberantes;
SEÑORAS y Señores:
Muchos timbres de gloria ostenta la ciudad de Guanajuato en su escudo ideal: la epopeya de la independencia, sus ilustres hijos, su arquitectura, arte y artesanías.
Hace treinta y cinco años adquirió otro: el de ciudad cervantina por excelencia. Ello empezó en 1953, cuando los personajes de los Entremeses —gracias a Enrique Ruelas Espinosa— vinieron a encarnar en los guanajuatenses y a vivir y pasear por las calles y plazas de la ciudad. En 1972 se le añadió uno más: el Primer Festival Internacional Cervantino, a cuya realización han sobrevenido, año tras año, los subsiguientes.
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Dos acontecimientos en el año último otorgan nuevos y nobles timbres al cervantismo de Guanajuato. El uno, la inauguración del extraordinario Museo Iconográfico del Quijote, por el Presidente del Gobierno español, señor Felipe González, a invitación del entonces Presidente de México, licenciado Miguel de la Madrid. El otro, la celebración del Primer Coloquio Cervantino Internacional. Ambos sucesos llevados a cabo gracias a la generosidad y mutua comprensión del Gobierno del Estado de Guanajuato y de la Fundación Cervantina «Eulalio Ferrer». Instancias que hoy patrocinan en igual forma la realización del Segundo Coloquio Cervantino Internacional.
En este evento convergen distinguidos participantes que nos traen la antorcha del cervantismo. Ellos la han tomado de otros, como reza el hexámetro de Lucrecio:
et quasi cursores uitai lampada tradunt.
Sí, como los corredores de una carrera de relevos se pasan de mano en mano la antorcha de la vida. En esta ocasión la del padre o padrastro del ingenioso hidalgo. Recordemos que en el prólogo al primer Quijote, Cervantes dice socarronamente: «aunque parezco padre, soy padrastro de don Quijote».
Pero las antorchas cervantinas no han brillado siempre con la misma intensidad y pureza. Comienzan a tenerla en el siglo xix, con la biografía de Martín Fernández de Navarrete (1819). Ochenta y un años antes el humanista valenciano Gregorio Mayáns y Siscar, el primer biógrafo de Cervantes, había sentado un notable precedente. Anteriormente la llama de la antorcha era mortecina y turbia; alimentada por fiestas de risa, mojigangas, admiraciones ciegas o alardes
—buenos alardes tipográficos. A estas alturas del siglo xx, al otear el cervantismo del xix, percibimos en él numerosos lunares. Ora es el cervantismo huero y de infundio anagrama tico de Nicolás Díaz de Bejumea; bien el de pifia de Adolfo de Castro; ya el torrencial —aunque auténtico y rico— de Diego Ciemecín; ora el romanceril a lo Maximino Carrillo de Albornoz; el bibliográficamente disparatado a lo Feliciano Ortega; o bien el de pacífica locura a lo Fabián Hernández. Juzgamos ahora superado ese cervantismo, pretérito, pese a tal o cual de sus epígonos que aún subsiste.
Y es motivo de satisfacción saber que un mexicano, miembro de nuestra Academia fue de los primeros en señalar el camino hacia esa superación. Así lo reconocía, con asombro y justicia, el nada benévolo en sus juicios Raymond FoulchéDelbosc al reseñar el estudio de Francisco A. de Icaza sobre las Novelas ejemplares. Aunque no fue Icaza el único miembro de la Academia Mexicana de la Lengua que destacó por su cervantismo. Recuérdese por ejemplo que en septiembre de 1947, con motivo del quinto centenario del nacimiento de Cervantes, la Academia organizó un ciclo de lecturas. Las 350 páginas del tomo XII de sus Memorias recogen las conferencias y trabajos, la mayoría, obra de académicos. Por todo ello nuestra Academia se congratula ante la celebración de estos Coloquios Internacionales Cervantinos.
El que Icaza y otros académicos se hayan ocupado y ocupen en todo lo que atañe a Cervantes, y no sólo en El Quijote, es una actitud que se inscribe en el verdadero cervantismo. Este no puede ni debe contraerse únicamente al ingenioso hidalgo, por mucho que sea el astro mayor de la constelación que la obra de Cervantes configura. Es como si nos limitáramos a ver y admirar sólo a Sirio; no tendríamos entonces idea de lo que es la constelación completa del Can mayor. La obra entera de Cervantes, por otra parte, es ejemplo de trabazón y unidad. Así lo señaló hace sesenta y tres años Américo Castro al afirmar: «la verdad de Don Quijote es solidaria de Ia de Galatea y de la de Persiles».
Por ello, es por demás plausible enterarnos de que en este Coloquio se abordará la perspectiva de «Cervantes dramaturgo», junto con la que se refiere a la influencia de El Quijote en ei arte plástico universal, amén de su penetración literaria.
Estos aspectos serán desarrollados por distinguidos cervantistas, intelectuales y artistas, en su calidad de ponentes; a quie nes tengo el agrado de presentar. Lo haré siguiendo ei orden cronológico. Martín de Riquer, cervantista español, catedrático emérito de la Universidad de Barcelona y miembro de la Real Academia Españoia’; Agustín Basave Fernández del valle, cervantista mexicano, correspondiente de la Academia Mexicana y Rector emérito de la Universidad de Nuevo León; Stanislaw Zimic, cervantista norteamericano y catedrático de la Universidad de Texas; Jaime García Maffia, cervantista y poeta colombiano; Antonio Saura, pintor español; Fernando Lázaro Carreter, catedrático español, filólogo, escritor y miembro de la Real Academia Española.
Junto ccm-ellos participarán también, en ei mismo orden, como deliberantes: Beatriz Espejo, Francisco Ignacio Taibo, Eugenio Mancera Rodríguez y Maurice Molho; Ludovic Osterk, Alvaro Orduz León, Luis Rionda Arregumn, y Manuel Alcalá; Benjamín Valdivia, José Moreno de Alba, y Juan Ibáñez; Angel González, Marco Antonio Montes de Oca, y Ulalume González de León; José Luis Cuevas, Raúl Anguiano, alberto Gironella, y José Chávez Morado; Fedro Guillén, Ana Ma. Alba Villalobos, Jorge Hernández Campos, y Santiago Genovés, en las mesas de discusión que coordinarán, respeciivamente, Carlos Montemayor, Luis Palacios Hernández, María Teresa Angulo, All Chumacero, Antonio Rodríguez y Arturo Azuela.
Manuel Alcalá
Secretario Perpetuo de la
Academia Mexicana de la Lengua