A partir de la publicación en medios de todo el país, surgen infinidad de trapacerías de Salvador Oñate –quien recién debutó en la Bolsa de Valores con su banco BanBajío– que muy pocos conocían.
Oñate, propietario del monopolio gasero Soni Gas –más de 50 plantas en todo el país, aunque sólo 30 llevan el nombre del emporio y el resto con distintas denominaciones, 15 de las cuales son Gas Urbano, Luxor Gas, Segas, Flamamex, Azteca Gas, Multiregional, Garza Gas, Zugas, Garza Sur, Reyes Gas, Dos mil Gas, Optigas Carburación, Invalle, Trans-Soni y Gas Lorhi del Norte.
Cuando menos en cuatro de esas plantas, se ha detectado que están conectadas a los ductos de gas LP de Pemex, en contubernio con funcionarios de la ex paraestatal y con el apoyo del líder del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps. Además de éste, al monopolio gasero Soni también lo han protegido por más de 22 años, todos los directores de Pemex Gas y algunos directores generales de dicha paraestatal. Y como muestra, un botón: Marco Ramírez, quien fue director de Pemex Gas, así como Miguel Tame –involucrado en el escándalo Oberdrecht– compadre y socio de Romero Deschamps, quienes han protegido a este monopolio gasero, le han ayudado a facturar las 100 mil toneladas que Pemex le vende al monopolio Soni, pero con un descuento que fluctúa del 15 al 30 por ciento. También le entregan 15 mil toneladas más de las 100 mil que pagan y con esas simples trapacerías, Pemex le da a ganar más de 200 millones de pesos de utilidad mensual, lo que es un fraude y daño irreparable al patrimonio de la Nación.
Tanto lo quieren, tanto les ha dado a ganar que, cuando alguien le pregunta a los fruncionarios de Pemex por Salvador Oñate, estos le aplauden y dicen que es un gran empresario, con una visión que no tiene ninguno de los demás empresarios que se dedican a la venta de gas LP. Oñate no sólo defrauda a Pemex –a la que también huachicolea–, también defrauda al público consumidor de gas LP porque con la protección de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), a cada cilindro de gas que vende le quita entre 1 y 2 kilos por cilindro. Y ahí tiene una ganancia de 60 millones de pesos mensuales.
Todo lo anterior es solamente la punta del iceberg. Ya le daré más noticias al respecto.
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A propósito, don Rubén Mújica Vélez aconseja desde la Vieja Antequera, ante la noticia de que habrá un nuevo recorte de 3 mil trabajadores en la empresa que dirige el veracruzano José Antonio González Anaya, “por no contar con los recursos suficientes”: “¿No sería mejor recortar a los ineficientes dirigentes de Pemex y, entonces, se ahorrarían miles de millones de pesos? Porque ante tantas estupideces podemos creer que Pemex caminará mejor sin tanto lastre, sin tanto zángano que con doctorados no curan ¡ni un resfrío!”
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Y, desde Torreón, Coahuila, don Miguel Ramírez escribe: “La Dama del Rebozo mordido acusó al dirigente de su partido de ser el responsable de la derrota estrepitosa que sufrió el PAN en la elección para gobernador del Estado de México. Esto es un error grandísimo, ya que a quien se puede señalar como tal es a la candidata que postuló este partido, la que, ya se sabe, no es capaz de ganar ni siquiera una elecciónón de Comisariado Ejidal. Un columnista muy sesudo e independiente, (?), Joaquín Lo-Do, escribió que sí pudo haber una alianza entre Morena y el PRD en este estado, y que Juan Zepeda la encabezaría, o sea que Delfina Gómez, que obtuvo el 30.9% de la votación, debería declinar a favor de Zepeda, que recibió un 17.8% de los votos. Se entiende, Lo-Do, que tus compromisos te hacen escribir cualquier cosa, pero moderarte un poco, no te caería nada mal. El PRI, que resultó triunfador, pide que quien no ganó acepte su derrota. Es muy importante saber perder, pero más lo es saber ganar. Que quien lo haga no siga la táctica de aquél que es catador oficial, y sin goce de sueldo, de las principales licorerías del país, que aconsejaba conseguir el triunfo ‘haiga sido como haiga sido’. El PRI se valió de todas las trapacerías que conoce para, por muy escaso margen, ganar la gubernatura del Estado de México. Por no aceptar aliarse al PRD para la elección presidencial del próximo año, a López Obrador ya se le volvió a calificar de soberbio y necio. El concepto que se tiene de los dirigentes de varios partidos, no así de sus bases, es malo, por lo que se ve cierta congruencia de AMLO al rechazarlos. En el PRD, que sigue en su declive permanente, la tribu dominante es la de Los Prostichuchos, por lo que, de haber alianza Morena-PRD y triunfar, de seguro exigirían que, cuando menos, la Secretaría de Gobernación se le diera a Ortega o a Zambrano.”