Rincón Colorado, tesoro fósil

General Cepeda, Coahuila.- Península rodeada de mar hace 72 millones de años, y hoy desierto con montañas y canteras ricas en fósiles marinos, plantas e insectos, Coahuila busca que la Unesco declare Patrimonio Mixto de la Humanidad a la zona paleontológica Rincón Colorado, única en su tipo abierta al público en México.

Inaugurado el pasado 21 de noviembre, este sitio exhibe, a lo largo de 1.6 kilómetros de andadores y siete ventanas paleontológicas, reproducciones exactas, científicas, de 174 fósiles de dinosaurios, entre otros animales, y plantas del periodo Cretácico. Un recorrido que a la fecha han realizado cinco mil visitantes nacionales y extranjeros.

“Las autoridades del INAH están armando el expediente y planean presentarlo ante la Unesco. Cumple todos los requisitos para ser declarado Patrimonio Mixto: tiene un área protegida de nueve hectáreas, 14 especies de plantas y se dejó intacto el paisaje (andadores de madera, cédulas de piedra)”, afirma José Francisco Aguilar Moreno, delegado del organismo federal en la entidad.

Tierra de Dinosaurios

Decretada en 2014 como “Tierra de Dinosaurios”, Coahuila es la región de mayor diversidad de organismos fósiles en México y una de las diez con mayor riqueza en el mundo. Aquí se descubrió el esqueleto del primer dinosaurio colectado y reconstruido en el país: el Velafrons Coahuilensis. Y fue hogar de especies como hadrosaurios (herbívoros), ceratópsidos, tiranosaurios, dromaesaurios y ornitomímidos.

Tras siete años de gestión, Rincón Colorado se ha convertido en el primer sitio que ofrece un paseo didáctico y lúdico que integra un guion museográfico que puede ser comprendido tanto por los niños y jóvenes como por especialistas en la materia, explica el delegado del INAH.

El recorrido comienza precisamente con el espacio lúdico, en el que se observan, y se pueden cargar o cambiar de lugar, diversos huevos de dinosaurios en un nido y un conjunto de huellas de estos reptiles gigantescos impresas en el piso, donde los niños pueden comparar su pisada.

Aguilar Moreno adelanta que ya trabajan para crecer esta zona y aumentar los juegos de conocimiento, pues ha sido todo un éxito. “Queremos ser punta de lanza. Tenemos muchos proyectos. Estamos trabajando, por ejemplo, con el Código QR para introducirlo en las cédulas y que los muchachos puedan trabajar con realidad virtual desde sus celulares.

En una segunda etapa reforzaremos el pozo de agua y las techumbres en los andadores que tenemos. Lo haremos este año. Con un millón de pesos sería suficiente. Lo estamos gestionando. También falta un custodio. No hemos tenido problemas de saqueo, pero hay que prevenir”, indica.

El andador que conecta las siete ventanas se extiende, sube y baja, rodea, a lo largo de kilómetro y medio. En cada una de las canteras, el espectador puede admirar las copias de los huesos, al tamaño real, tal como fueron descubiertos. Los originales se encuentran resguardados en el Museo del Desierto, donde los conservan en buenas condiciones.

Pero no sólo las ventanas forman parte del sitio paleontológico, también el camino de tierra donde está el sendero, pues el público tiene la irrepetible oportunidad de pisar rocas con fósiles de hace 72 millones de años y parte de las llamadas playas del Cretácico, que caracterizaron la región, detalla el promotor.

Pasión colectiva

Francisco Aguilar comenta que las primeras exploraciones paleontológicas en Coahuila, de la era moderna, se realizaron en los años 80. “Un comunero del ejido, que venía en procesión a ver la piedra de la Virgen, que por aquí es muy famosa, vio ‘unos huesos de gigantes’, como ellos los llaman, y lo notificó a un maestro de arqueología, quien los revisó y dio aviso a las autoridades.

Después, en los 90, mucha gente se involucró en la investigación. En Coahuila hay una Coordinación de Paleontología que depende de la SEP. Son maestros normalistas que les gusta el tema y han hecho diplomados y maestrías. Ellos excavaron aquí el famoso Pico de Pato o hadrosaurio, el primer dinosaurio endémico de aquí. Y también se descubrieron restos de la primera cucaracha que hubo en América”, cuenta.

El delegado del INAH recuerda que también en la década de los 90 se invitó a los investigadores de la UNAM, quienes propusieron la apertura del Museo del Desierto. “Tras una labor más constante de exploración, en 2013 se encontró una cola de dinosaurio de cinco metros de largo, la más grande que se ha encontrado en México y está articulada”.

Cuando él llegó a la delegación del INAH, añade, buscó la opción de abrir una zona, pues el estado no contaba con ninguna. “Así, Rincón Colorado se convirtió en el sitio 192 del país. Las hectáreas fueron compradas en su época por el gobierno del Estado y cedidas al instituto. Logramos que se les pagara a los ejidatarios y arreglamos el camino del ejido hasta acá. Hicimos un programa de acercamiento con la comunidad para que revaloren la zona”.

De hecho, comenta el funcionario, la comunidad está consciente de que el sitio labora con poco personal y se da sus rondines para custodiarlo, porque se sienten orgullosos de tenerlo. “Es un lugar mágico, existe un silencio impresionante y el paisaje es algo fundamental que te transporta, mientras haces el recorrido, a las distintas eras geológicas que se van señalando”.

El paisaje, las montañas, los pequeños acantilados, los oleajes rocosos y las distintas especies de plantas del desierto se pueden observar desde el mirador de madera construido en medio del sitio, donde el visitante pierde la noción del tiempo.

Nota tomada de Excélsior.

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