8 de junio de 1911, tras su entrada triunfal a la Ciudad de México, Francisco I. Madero se entrevista con Emiliano Zapata, quien le pide que sean devueltas las tierras de los pueblos y se cumplan las promesas de la Revolución.
Vía: @EFEMERIDESMX
Corrido de la entrevista de Zapata y Madero
Autor: José Muñoz Cota
Ocho de junio del año
Zapata en esa mañana
a Madero visitó.
Conocemos de este almuerzo,
Madero fue un hombre bueno,
amó a la Revolución.
Pero era un hombre confiado,
Hablaron de Figueroa
y Zapata lo acusó
Madero, con tolerancia,
pidió la unificación;
Madero, entonces, le expuso
que ya la Revolución
-Hay que licenciar la gente
que al lado de usted pelió.
Zapata, con disciplina,
a Madero contestó;
-Lo que nosotros queremos,
el general insistió,
La tierra, sólo la tierra…
El indio se levantó
Zapata, el jefe suriano,
apóstol de convicción,
Madero, el apóstol bueno,
hombre que siempre soñó,
paciencia, la ley, el orden,
todo esto recomendó.
Pero Zapata, ranchero,
que desconfiado nació,
del peligro que veía
frente a Madero, insistió.
-Yo croque los federales
no serán suyos, Señor;
hay que ser muy precavidos
de su próxima traición.
-Hay que licenciar las tropas,
Madero le contestó.
Estaba ya estipulado
en el pacto que firmó.
Dice Gildardo Magaña:
Zapata se levantó,
la carabina en la mano
que ni comiendo soltó.
Se puso frente a Madero
y tomándole el reloj,
le dio el ejemplo siguiente
que a todos los asombró;
Si valiéndome de mi arma,
este reloj robo yo,
y con el tiempo nos vemos
pero ya armados los dos.
¿Tendría usted, señor Madero,
derecho a devolución?
-No sólo a eso, dijo el Jefe,
sino a una indemnización.
Pues esto es lo que queremos.
Zapata le concluyó:
Morelos quiere las tierras
que el hacendado robó.
Mis campesinos armados,
con respetuoso vigor,
me encargan pedir a usted
la justa restitución.
Madero vio que era justo
y de nuevo prometió
cumplir íntegro el programa
que hizo la Revolución.
Pero quiso congraciarse,
mediante una donación,
así a Emiliano Zapata
un ranchito le ofreció.
Sin ocultar su disgusto,
el Jefe del Sur saltó,
golpeando su carabina
contra el suelo, contestó:
-Perdone, señor Madero,
no fui a la Revolución
para volverme hacendado
y convertirme en patrón.
Fui en busca de la justicia,
para el miserable peón.
Si abandonamos al pueblo
sin oír su petición.
Y si acaso no cumplimos
lo que ya se prometió,
se irá otra vez a las armas,
de nuevo a la rebelión.
Esto, Gildardo Magaña
que con Zapata vivió,
lo oyó con otras personas
y luego nos lo contó.
Tomado de: https://www.bibliotecas.tv/zapata/corridos/corr28.htm