En la Edad Media la Iglesia dominó el pensamiento del pueblo. Buscaban la fe ciega y dogmática en un dios absoluto, por lo que, todo el pasado fue destruido.
Todo lo que importaba era el cristianismo y la adoración al dios verdadero. La educación, el poder político, el arte y la ciencia no interesaban más. La riqueza de tierras era algo malo, puesto que la vida terrenal no interesaba. La vida terrenal era sólo un paso a la gloria y vida eterna. Y si los estudiosos contradecían aquello que la Biblia aseguraba, podían ser condenados por la Santa Inquisición y a torturas rigurosas.
La Santa Inquisición fue organizada en 1231 por el Papa Gregorio IX, quien puso a cargo de su dirección a los dominicos, quienes no se detuvieron en su salvajismo para castigar a los transgresores. Lo esencial para los jueces era conseguir la confesión de los acusados, lo que condujo a mediados del siglo XIII a la utilización de la tortura.
La Inquisición en México
Tras la conquista el 4 de Noviembre de 1571, se instaura de forma oficial el Tribunal del Santo Oficio, que dependia del Consejo de la Suprema Institución, Es decir, del inquisidor general de la monarquía hispánica. Única institución junto a la monarquía que tenñia plenos poderes en cualquier territorio de las Coronas de Castilla y Aragón y América.
Las máximas autoridades de la Santa Inquisición en México eran los inquisidores. Estos contaban con un consejo de «Consultores del Santo Oficio». Los fiscales y los Secretarios del Secreto. Eran los empleados de más alto rango. Respectivamente promulgaban los procesos y autoprizaban actas y edictos. Eran personas de alta posición social, cultos y doctos. Los consultores intervenían en los casos graves con su voto para condenar a los reos a la pena capital.
Por último, existían los peritos de asuntos téologicos y religiosos. Su principal misión era la de persuadir al Santo Oficio en las materias de más difícil resolución. El Santo Oficio disponía de su cuerpo de élite policial que eran los guardianes de la Santa Fe y los encargados de velar por el cumplimiento de las leyes del Santo Oficio.
Por casi tres siglos todas aquellas personas consideradas herejes, idólatras o hechiceros en la Nueva España fueron víctimas del Tribunal de la Santa Inquisición.
Tribunal que acabó con la vida de aproximadamente tres centenares de personas mediante el uso de técnicas como la hoguera, los azotes o la vergüenza pública.
Casa de la Inquisición en Irapuato
Actualmente y desde años remotos la casa del Museo de la Ciudad ubicada actualmente en la Calle Allende esquina con 5 de febrero, era considerada por tradición oral la casa de la inquisición. Se cree que ahí fue donde la herejía habría sido castigada por parte de dicha congregación.
A pesar de que en el archivo histórico de Irapuato hay documentos donde se desmiente que en el siglo XVIII lo que hoy es el Museo de la Ciudad fungió como Casa de la Inquisición, algunos ciudadanos quienes comentan que sus antepasados tuvieron relación con este inmueble, manifestaron que en este lugar se castigaba a los herejes mediante actos de tortura.
Por su parte el historiador del Museo de la Ciudad, Martín Martínez Hidalgo manifestó que durante muchos años la ciudadanía de Irapuato se ha quedado con la idea de que este inmueble catalogado por el INAH fungió como Casa de la Inquisición, sin embargo una investigación realizada muestra que antes de que el predio fuera adquirido por el ayuntamiento era una casa habitación.
“Es una creencia nada más la que se tiene sobre el Museo de la Ciudad, mucha gente se quedó con la idea de que esto fue la Casa de la Inquisición y no es así, de hecho enviamos un boletín al archivo histórico municipal donde se explica que no tiene que ver con la casa de la inquisición”.
Museo de la Inquisición en Guanajuato
De entre los objetos que se exponen nos encontramos con instrumentos que se utilizaron durante la época de la Inquisición en México a lo largo del siglo XVI, momias de diferentes animales y fotografías impactantes sobre torturas. Fue un período bastante largo ya que quedó abolida a lo largo del siglo XVIII, aunque con fechas diferentes en el continente americano y en Europa.
10 de los métodos más utilizados durante la inquisición
El potro
La víctima era atada de pies y manos a los dos extremos del aparato. Era estirada lentamente hasta que todas sus articulaciones se dislocaban. Aunque las evidencias históricas apuntan a que era usado especialmente en hombres, hay un caso registrado, el de Anne Askew, una poeta protestante que fue torturada y luego quemada por sus creencias contrarias a la Iglesia Católica.
Tormento de agua
Obligaban a las personas a beber cubetas llenas de agua. La cantidad era aproximadamente de 10 litros continuos. El torturador se ayudaba de un embudo y le impedía respirar a la víctima, su estómago no aguantaba más y después de sufrir tanto, explotaba.
La garrucha
Era uno de los instrumentos de tortura más recurrentes. Consistía en atar por la espalda las manos del prisionero, ponerle peso extra en los pies y colgarlo con una polea por las muñecas. Cuando estaba lo más arriba posible, lo dejaban caer sin que tocara el suelo. Normalmente los brazos se le dislocaban.
Algunos personajes históricos que fueron sometidos a esta práctica son Nicolás Maquiavelo, Savonarola y Jaime de Montesana.
Cuna de judas
Una adaptación mucho más violenta de la anterior. Ataban a as víctimas por las muñecas, las levantaban con una polea y después las dejaban caer sobre una pirámide muy puntiaguda con la finalidad de clavar su ano, escroto o vagina.
La rueda
Se comenzó a utilizar en Francia en el siglo XVI. Existían distintas maneras en las que alguien podía ser torturado con este aparato. La primera utilizaba esta rueda de madera para atar en toda su área al mártir desnudo, después los torturadores lo golpeaban hasta el cansancio con hierros candentes o simplemente lo mutilaban mientras una hoguera ardía debajo de él.
Otra opción era colocar alguna extremidad dentro de la circunferencia, después se giraba la rueda y el brazo o pierna se rompía. La última era colocar al desdichado en el perímetro exterior de la rueda y después se giraba para desarticular su cuerpo.
La doncella de hierro
Era una especie de sarcófago provisto de estacas metálicas muy afiladas en su interior, de este modo, a medida que se iba cerrando se clavaban en la carne del cuerpo de la víctima que se encontraba dentro, provocándole una muerte lenta y agónica. Las más sofisticadas disponían de estacas móviles, siendo regulables en altura y número para acomodar la tortura a las medidas del delito del torturado.
A su vez se incluía la “fustigación“, que consistía en azotar a la víctima con una fusta o vara.
La sierra
Este instrumento no necesita mucha explicación. Se cortaba por la mitad a aquel que hubiera cometido crímenes atroces contra la Iglesia. Lo hacían de cabeza para que el cerebro no perdiera tanta oxigenación y permaneciera consciente hasta llegar cerca del ombligo.
La pera
El aparato se introducía por la boca, vagina o recto. Una vez en el interior, se expandía a la fuerza. La cavidad era mutilada y, en muchas ocasiones, los torturados morían de dolor. Tenían puntas en el extremo que servían para desgarrar la garganta, cérvix o intestinos.
La araña de hierro
Diseñado especialmente para las mujeres que habían engañado a Dios acostándose con el diablo, la araña de hierro torturaba los senos femeninos. Se ataba a una mujer a un poste y se le colocaba el aparato como si fuera una pinza metálica por todo su seno. Después con una gran fuerza, se le arrancaba por completo.
La hija del carroñero
Era una estructura metálica con aros y tuercas en el que se colocaba a la víctima. Poco a poco quebraba todos los huesos de la víctima. Fue utilizada principalmente por Elizabeth I de Inglaterra como una gran tenaza.
De este modo, la víctima era aplastada gran fuerza que una vez quebradas sus costillas, dislocado su esternón, y rota su columna vertebral, empezaba a sangrar a borbotones por todos los orificios de su cuerpo, así como por los dedos y por la cara.
Por supuesto que existieron otros instrumentos que desbordaban la imaginación del inventor, convirtiéndose en métodos crueles que tenían como único fin, “limpiar el alma del pecador”.
Tan simples como el cinturón de castidad con picos de metal para desgarrar al perpetrador o la constante gota que cae en el prisionero por toda la eternidad.
Las implicaciones psicológicas y físicas que provocaban eran atroces. Lo mejor de la Edad Media fue que, como sabemos, acabó con el Renacimiento.