El burro, una especie de extinción en México

Los burros son la especie de equinos mejor adapatada para vivir en el desierto; sus grandes orejas, que por mucho tiempo han sido un símbolo de ignorancia en las escuelas alrededor del mundo, en realidad le permiten detectar frecuencias de audio imperceptibles para los oídos humanos y disipar su calor corporal.

Otro de los sentidos más desarrollados de estos equinos es el olfato, su nariz les permite detectar olores a 10 kilómetros de distancia y su aparato digestivo es más resistente que el de los caballos, permitiéndole consumir más variedades de plantas y extraer de forma más eficiente el agua de los alimentos.

A diferencia de sus parientes las cebras y los caballos, que viven en manadas, los burros salvajes son solitarios y pueden llegar a vivir hasta 40 años.

Los burros fueron usados como animales de carga debido su fortaleza, su estructura ósea lo dota de una capacidad de arrastre de hasta 4 veces su propio peso, y según su edad, pueden llegar a remolcar hasta 2 toneladas de peso.

¿Podría extinguirse?

El burro mexicano no pasa por su mejor momento: tras siglos de ayuda en las tareas de tiro, la progresiva transformación tecnológica lo arrinconó hasta reducir su población a poco más de 300 mil ejemplares y ponerlo en peligro de extinción.

“Con la modernidad, con los vehículos automotores de labranza de la tierra, ha perdido total sustentabilidad y uso el asno mexicano”, explicó a Efe Germán Flores, colaborador, desde su fundación de la Asociación Mexicana Burrolandia México.

Flores sostuvo que el asno fue de vital ayuda para el desarrollo de México desde su llegada en 1521 y hubo un momento en que cada familia de campesinos tuvo el suyo, como lo que es ahora tener un vehículo.

Paulatina desaparición

La población del burro mexicano en 1991 era de 1.5 millones de ejemplares, según la consultora Investigación y Desarrollo, actualmente solo queda medio millón de ejemplares. Algunas de las causas que podrían llevar a esta noble especie a la extinción es la modernización de las labores agrícolas, la explotación y el desinterés por su conservación.

“Investigamos con autoridades como el Instituto Nacional de Geografía (Inegi) y por cuenta propia con autoridades del municipio de aquí, de Otumba (cerca de Ciudad de México), que es nombrada la cuna del burro”, sostuvo Germán Flores.

Otumba es el epicentro del asno en México cada mayo, mes en el que desde hace 55 años se celebra la Feria del Burro. Además, desde 2006, la asociación defensora de esta especie en el país instaló allí el santuario Burrolandia, irónicamente al lado del Museo del Ferrocarril, vehículo que inició el declive de este equino.

Un refugio en México

El santuario acoge en la actualidad a 50 animales, que se desglosan en 42 burros de diferentes razas y ocho caballos, rescatados de situaciones de maltrato, de las puertas del matadero o simplemente adquiridos a propietarios que se querían deshacer de ellos.

Los responsables del parque están pendientes de los animales las 24 horas del día y les proporcionan tanto alimentos como atención médica.

El costo mensual de mantener a ese medio centenar de equinos es de unos 60 mil pesos mexicanos (unos tres mil 220 dólares), aseguró Flores, un monto al que la asociación tiene que hacer frente sin ayudas gubernamentales.

Flores explicó que para hacer el santuario completamente sostenible económicamente y no depender de la monetización de esas otras actividades, necesitaría rondar los mil visitantes al mes, por los 500 que acoge en la actualidad.

Además de esos ingresos, perciben otras ayudas como el bagazo cervecero de algunas cerveceras de la capital, que sirve de alimento para los animales, y la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo envía allí algunos estudiantes de grados como veterinaria o contabilidad a hacer su servicio social (prácticas universitarias).

Otras especies en peligro de extinción

Una especie en peligro de extinción es un animal que está a punto de desaparecer ya que son muy pocos los que habitan el planeta. El complejo aquí no radica en el término, sino en las razones y las consecuencias subsiguientes de este declive.

Desde un punto de vista científico, la extinción es un fenómeno natural que se ha producido desde el principio de los tiempos. Sin embargo, la responsabilidad e influencia que tenemos los seres humanos en estos procesos va en aumento.

Estas son otras especies amenazadas en México:

Águila real

Su desaparición se ha atribuido a la destrucción de su hábitat y a la eliminación de sus presas naturales. La actividad humana, en forma de caza, captura y venta comercial, también ha contribuido a su declive.

Pronatura ha presionado para la protección legal de esta ave que forma parte de la bandera de México y ha lanzado proyectos de conservación en su hábitat natural, como el Parque Nacional Cumbres de Monterrey y la Reserva de la Biosfera Cuatro Ciénegas.

Ballena gris

La caza excesiva en el siglo XIX llevó a la ballena gris al borde de la extinción, pero la protección exigida por la Comisión Ballenera Internacional en 1946 y la declaración del gobierno mexicano de Laguna San Ignacio en 1972 como refugio de la ballena gris significa que es una de las pocas historias de éxito.

Pronatura y la fundación azteca han recaudado casi $4 millones con los que esperan garantizar la protección de 20,000 hectáreas del hábitat de la ballena gris en Baja California y asegurar su supervivencia en los años venideros.

Jaguar

En México, el jaguar es una especie amenazada. Su disminución se debe principalmente a la destrucción de su hábitat natural.

Por ejemplo, en la Reserva de la Biosfera Ría Lagartos, en el norte del estado de Yucatán, Pronatura informa que sólo queda el 20 por ciento de la cubierta forestal original, y que el resto ha sido limpiado para la ganadería.

Se estima que si las condiciones actuales persisten, el jaguar podría extinguirse en el noreste de Yucatán en un plazo de 30 a 40 años.

Perro de la pradera mexicano

Clasificado como especie en peligro de extinción desde 1970, el perro de la pradera ocupa actualmente menos del dos por ciento de su territorio anterior y ahora sólo se puede encontrar en el sur de Coahuila y el norte de San Luis Potosí, un área de menos de 500 millas cuadradas.

Aunque es vulnerable a la caza de coyotes, gatos monteses, tejones y halcones, su mayor amenaza es la pérdida de hábitat debido a la expansión agrícola. Los granjeros mexicanos han visto a menudo al perro de la pradera como una plaga y a menudo ha sido cazado o envenenado.

Mariposa Monarca

Cada año, entre diciembre y marzo, estas mariposas de color naranja y negro, del tamaño de una mano humana adulta, se congregan en números de hasta 250 millones en un bosque de pinos y oyamel en Michoacán, en el centro de México.

En los últimos 20 años la cubierta forestal en su hábitat de reproducción ha disminuido en un 40 por ciento.

La tala ilegal, el aumento de los casos de incendios forestales y los altos niveles de pobreza en la región, que ejercen presión sobre los recursos naturales, han contribuido a una situación en la que Pronatura cree que el bosque puede desaparecer completamente en 20 años.

Vaquita

Hace sólo 50 años la vaquita era desconocida para la ciencia y sin embargo ahora está clasificada como “en peligro crítico de extinción” por la Unión Mundial para la Naturaleza.

La vaquita es difícil de monitorear porque a menudo se zambulle cuando oye que se acercan barcos a motor, pero las estimaciones generosas sitúan su población en 600.

Sin embargo, un estudio reciente puso el número tan bajo como 150. Con un estimado de 39 a 54 muertes cada año como resultado de las capturas incidentales, parece ser sólo cuestión de tiempo antes de que la vaquita desaparezca por completo.

Fuentes: National Geographic, Zona Franca, Burro Sabio

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