Este 15 de junio se celebra el Día Mundial del Viento, de acuerdo con la European Wind Energy Association (EWEA) y el Global Wind Energy Council (GWEC).
Se celebró por primera vez en Europa en 2007 y adquirió un estatus mundial en 2009, cuando más de 30 países se sumaron a la celebración. Cada año su número crece rápidamente. Este día miles de eventos públicos se organizan en todo el mundo.
El propósito del Día Mundial es atraer la atención del público (en primer lugar, de los representantes de los complejos energéticos de los diferentes países) hacia el enorme potencial de la energía eólica.
Según los expertos, el desarrollo de la energía eólica ayudará a resolver una serie de problemas no solo energéticos, sino también económicos y medioambientales. En particular, el trabajo activo en este sentido puede conducir a una reducción de las enormes cantidades que se invierten anualmente en el sector de la energía.
Como resultado, el problema de los limitados recursos de combustibles fósiles no será tan grave; el mundo podrá superar la crisis del cambio climático mundial.
El término ‘viento’ se refiere el que contiene aire, brisa, viento o ventisca. Se dice especialmente del tiempo o el lugar, que se caracteriza por los vientos abundantes e impetuosos.
La Real Academia Española describe al viento como la corriente de aire producida en la atmósfera por causas naturales, como diferencias de presión o temperatura. El vocablo se compone del latín ‘ventus’ (viento) y del sufijo (oso).
Beneficios del viento
Navegación marítima, que es clave en la exploración y descubrimiento del mundo. El transporte de semillas, vital para la polinización de las especies vegetales. El desplazamiento de nubes, que es indispensable para dar continuidad al ciclo hidrológico. Y el funcionamiento de molinos, base de la economía en muchas comunidades agrícolas.
El lugar más ventoso de la Tierra
En cualquier lugar de la Tierra el viento puede soplar, en un momento dado, un viento fuerte, incluso huracanado, pero hay sitios donde dicha circunstancia es lo habitual.
La Antártida es la región terrestre más ventosa de la toda la Tierra. Allí, los vientos gélidos generados en el interior de la gran meseta de hielo, se van intensificando a medida que se desplazan hacia las costas –en sentido descendente–, donde llegan convertidos en vientos huracanados, generadores de violentas rachas y duros temporales costeros.
Esos vientos catabáticos en su tramo final superan con relativa holgura los 200 km/h, alcanzando a veces los 300 km/h incluso picos algo superiores.
En la base chilena Capitán Arturo Prat, ubicada en la península Antártica, se registró una racha de 380 km/h en agosto de 2017, generada por un fuerte temporal antártico.
“La Antártida es una de las regiones más ventosas del planeta. Allí soplan los intensos y fríos vientos catabáticos (derivado de “katabatikos” de la palabra griega que significa “ir cuesta abajo”) con rachas huracanadas de 200-300 kilómetros por hora, incluso superando este valor”, según la responsable del área de meteorología de el periódico El Tiempo y de NatGeo.
Como la intensidad del viento aumenta con la altitud, los lugares más ventosos del planeta no se localizan al nivel de la superficie terrestre, sino en la parte alta de la tropósfera, donde se localizan las corrientes en chorro.
La circulación general de la atmósfera, la distribución de áreas continentales y oceánicas y las particularidades orográficas, ayudan a entender por qué en determinados lugares el viento sopla con más insistencia y a situarlos en el mapa del globo terráqueo.
Sin embargo, la importancia del viento en las actividades humanas y su interacción en la biodiversidad del planeta es más que vital.
Importancia de la energía eólica
La energía eólica es una fuente de energía renovable que no contamina, es inagotable y reduce el uso de combustibles fósiles, origen de las emisiones de efecto invernadero que causan el calentamiento global.
Actualmente en el mundo hay parques eólicos generando energía gracias al viento por valor de más de 74 mil MW, con un crecimiento de casi el 25 por ciento en los últimos cinco años y un prometedor futuro, ya que se estima que en el próximo lustro la energía eólica proporcionará un millón 200 mil puestos de trabajo directos.