Paracaidista nazi condecorado seis décadas después con la Orden del Imperio Británico. Portero que ganó la FA Cup de 1956 con el Manchester City jugando el cuarto de hora final con una vértebra rota, arriesgando inconscientemente su vida.
Bert Trautmann nació en Bremen en 1923, cinco años después del final de la I Guerra Mundial. Fue hijo de un obrero y de una ama de casa. Cuando Hitler ascendió a la escena política apenas tenía 10 años y vivía de pedir en la calle y de los comedores comunitarios porque su padre no tenía trabajo.
Sus padres lo inscribieron en la Deutsches Jungvolk, una organización juvenil para niños de 10 a 14 años. Que era un programa de estímulo deportivo que encubría un régimen de adoctrinamiento de ideología nazi.
La asociación era precursora de las juventudes hitlerianas (Hitlerjugend), una organización político-militar creada para enrolar e instruir la energía de la masa joven.
“Para mí, unirse a las juventudes hitlerianas era como una aventura porque a esa edad no tienes conciencia de ti mismo”, declaró en un documental.
Se enlistó como voluntario en la II Guerra Mundial
Tras estallar la II Guerra Mundial, en 1939, se alistó como voluntario. Lo quiso hacer como intérprete de morse, pero no pasó el examen y acabó siendo paracaidista en el frente ruso.
“No te ofreces voluntario para matar gente”, aseguró, “lo haces para defender la tierra de tus padres. Cuando estás con el rifle o la ametralladora solo ves sombras en el horizonte y te defiendes”.
Trautmann fue uno de los 90 soldados que sobrevivieron de su regimiento. Ascendió a sargento y obtuvo cinco medallas, incluida la Cruz de Hierro. Los aliados le capturaron por tercera vez —las otras dos logró huir— cinco semanas antes del fin de la guerra, en 1945.
En una ocasión presenció un exterminio en masa: un comando de ejecución de la Einsatzgruppen -los escuadrones de la muerte del nazismo- aniquiló una comunidad y arrojó los cuerpos a una fosa. Esa experiencia brutal le activó la conciencia: algo había cambiado en la percepción de un idealista nazi al que le habían enseñado que los judíos eran malos y los arios, la raza maestra. “Si hubiera sido un poco mayor, probablemente me habría suicidado”, aseguraba.
Su acercamiento al deporte
Fue transportado a un campamento entre Liverpool y Manchester. Allí, un general escocés formó un equipo que jugaba contra unos ingleses aficionados. Trautmann, liberado después de tres años, rechazó una oferta de repatriación para quedarse en Inglaterra. Según confesó, las mujeres —fue virgen hasta los 23 años— fueron una de las razones de su decisión.
En 1948, uno de sus rivales en el campamento le fichó para el St Helens Town, un equipo regional. En septiembre del año siguiente le contrató el Manchester City para sustituir a Frank Swift, que había pasado 16 años en el club. Más de 20.000 personas salieron a la calle en Manchester, una ciudad con una importante comunidad judía, y amenazaron con boicotear al City: un paracaidista de la Luftwaffe, la aviación que había asediado Reino Unido en 1940, defendería la portería de su equipo.
En la final de FA Cup de 1956 (3-1) ante el Birmingham dejó su huella eterna como deportista. A 17 minutos para el final, la rodilla de Peter Murphy, interior izquierda del Birmingham, le impactó en el cuello. Aunque se desmayó —en esa época no existían los cambios y acabó el partido sin poder girar la cabeza—, sus intervenciones salvaron el trofeo para el City.
“Actué con el subconsciente. Era como jugar con niebla. No veía el balón, solo jugué”.
Se rompió la segunda vertebra de la columna, y solo por haber quedado tapada por la tercera le salvó de la muerte.
Bobby Charlton, leyenda del Manchester United, el eterno rival de los Citizens, le describió como “el mejor portero” al que se había enfrentado. No llegó a jugar con la República Federal de Alemania, campeona del mundo en 1954, porque solo seleccionaba jugadores formados en el país.
En 1964 fue distinguido y homenajeado por el fútbol inglés: lo eligieron en el equipo ideal con jugadores del calibre de Bobby Moore y Bobby Charlton.
El guardameta alemán jugó 545 partidos con el Manchester City entre 1949 y 1964, con el que ganó la FA Cup de 1956, temporada en la que fue nombrado mejor jugador.
Su retiro
Dos años después se retiró de la actividad, tras quince temporadas de vigencia. Fue técnico del Stockport County, asesor de la selección alemana en el Mundial de Inglaterra de 1966, luego regresó a su país de origen a conducir primero al Preußen Münster y después al Opel Rüsselsheim.
Aceptó los desafíos de entrenar a las selecciones de Birmania (hoy Myanmar), Tanzania, Liberia, Yemen y Pakistán, entre 1972 y 1983.
Tenía 56 años cuando se jubiló. Dijo que estaba cansado de viajar. En 1990, conoció la región de Almenara, un municipio de la provincia de Castellón en la Comunidad Valenciana de España.
En 2004 recibió en Berlín la Orden del Imperio Británico por mejorar las relaciones entre Reino Unido y Alemania en la posguerra.
Se compró una casa, donde murió el 19 de julio de 2013 a los 89 años.
Fuentes: El País, Infobae, ABC.