El 15 de octubre de 1915, el gobierno de Estados Unidos, reconocía al gobierno de facto de Carranza. El general Villa interpretó ese hecho como el resultado de un acuerdo secreto en el que Carranza comprometía la soberanía nacional a cambio del reconocimiento.
Con el objeto de obligar a Carranza a desenmascararse o a romper con Estados Unidos, el 9 de marzo de 1916, el general Francisco Villa, con una tropa de cuatrocientos hombres, penetró en la ciudad norteamericana de Columbus, Nuevo México.
Los villistas combatieron con la guarnición del campo Fourlong, matando a tres soldados yanquis e hiriendo a otros siete, además de cinco vecinos. Prendieron fuego a algunas casas y se proveyeron de armas, municiones y otros elementos de guerra. Pocas horas después de esta incursión en territorio norteamericano, se encontraba de nuevo en suelo mexicano.
La Expedición Punitiva en la búsqueda de Francisco Villa
La “Expedición Punitiva” que, bajo las órdenes del Gral. John Pershing, el gobierno norteamericano envió a perseguir a Villa, no tuvo más efecto que convertirlo en un símbolo nacionalista, lo cual hizo renacer el villismo en el norte del país.
En unos cuantos meses, se le unieron nuevos reclutas, incluso algunos carrancistas. Volvió a moverse libremente por el estado de Chihuahua, aniquilando las guarniciones poco numerosas del gobierno, atacando los convoyes de tropas norteamericanas, sembrando el terror entre los terratenientes. Ocupó Ciudad Guerrero, Chihuahua, y, el 15 de septiembre de 1916, la capital del estado.
Villa lanza manifiesto a la Nación
En octubre de 1916, el general Villa publicó su manifiesto a la Nación, en el que llamó a los mexicanos a expulsar a los norteamericanos del territorio nacional, a llevar al poder a personas de origen modesto y a confiscar los bienes de compañías extranjeras. El gobierno de Carranza, cuyo prestigio estaba en entredicho con la presencia de tropas norteamericanas en territorio nacional, negoció con el de Estados Unidos hasta lograr que la Expedición Punitiva se retirara. A partir de ese momento, las tropas de Villa fueron disminuyendo y, aunque, pudo amedrentar a los congresistas de Querétaro, nunca recuperó enteramente su poderío político y militar.