Humboldt en Guanajuato

El 14 de septiembre de 1769 nació Alexander von Humboldt, reconocido naturalista y explorador alemán, ilustre viajero que visitó Guanajuato.

Apasionado por la botánica, la geología y la mineralogía, tras estudiar en la Escuela de Minas de Freiberg y trabajar en un departamento minero del gobierno prusiano, en 1799 recibió permiso para embarcarse rumbo a las colonias españolas de América del Sur y Centroamérica. Durante un viaje de estudios por el Nuevo Mundo, Alexander von Humboldt visitó el estado de Guanajuato entre agosto y septiembre de 1803.

Cuando el Barón Guillermo Alexander von Humboldt estuvo en la capital de Guanajuato y supo personalmente de la riqueza de sus minas, afirmó que, como productoras de oro y plata, eran las más ricas del mundo: las de Rayas y Valenciana, que sobresalieron por sus abundantes bonanzas.

Humboldt vivió en la finca mejor conocida como la Casa de los Condes Rul, el cual se expresó de la finca en la forma siguiente: “La casa del Coronel Don Diego Rul, que es uno de los dueños de la mina de la Valenciana, podría servir de adorno en las mejores calles de París y Nápoles; su fachada tiene columnas de orden jónico y su arquitectura es sencilla y se distingue por la gran pureza de su estilo”.

En la ciudad de Guanajuato capital se encuentra un pasaje peatonal que lleva su nombre y es uno de las joyas arquitectónicas que ensamblan esta hermosa ciudad. Además, la Biblioteca Armando Olivares cuenta con varias primeras ediciones de obras escritas a este ilustre viajero.

A continuación te presentamos algunos sucesos ocurridos en torno a su visita:

Encuentro del Barón Alexander von Humboldt con el insurgente don Casimiro Chowell

El Real Seminario de Minería y la conmoción política social de 1808-1810

Manuel Chowell Zapeda

En el curso de las muchas conversaciones que tuvo el Barón de Humboldt, durante su visita entre 1803 y 1804, con los criollos mineros de la Nueva España, con los profesores y alumnos del Colegio de Minería, con los técnicos que de él ya habían salido y que fue a encontrar en los centros mineros de Taxco, de Pachuca y de Guanajuato, particularmente en este último, en el cual permaneció durante un mes y medio y se encontró a dos antiguos, brillantes alumnos, los ingenieros Casimiro Chowell y José Mariano Jiménez, es indudable que dejó sembradas entre ellos nuevas semillas de descontento, de lo más adecuadas para fomentar las ansias de independencia. Les vaticinó que llegaría el día en que su nación “consiente de sus propios intereses, sentiría que su verdadera riqueza dependería de la abundancia de los objetos de consumo”, así como que a medida que su población aumentara y “sus habitantes fueran menos dependientes de la Europa”, al empezar a fijarse en la gran variedad de productos útiles que guardaba en el seno de la tierra”, cambiaría sus sistemas de explotación de las minas”. Porque “para entonces, una administración más iluminada”, sin que los particulares y los de la cosa pública, a prejuicios inveterados, fomentaría nuevos trabajos, al comprender que la explotación de una mina de hulla, de fierro o de plomo, podría resultar provechosa como la de un filón de plata, que, al igual que el oro, ocupaba entonces, do modo casi exclusivo, la industria de los colonos.

La etapa de la Independencia

En 1810 se encontraban trabajando en la mina de la Valenciana de Guanajuato, tres ingenieros de minas que habían hecho su carrera en el Real Seminario de Minería, con brillo y distinción, y un pasante. De ellos destaca don Casimiro Chowell; nació éste en la Ciudad de México, el 4 de mayo de 1775, habiendo sido hijo de un minero de Tasco, don Pedro Chowell y Pallares y de doña María Ana Josepha Jurado. Efectuó estudios de matemáticas en la Academia de San Carlos; ingresó al Colegio de Minería el 4 de mayo de 1792, distinguiéndose desde luego por su talento; el 30 de mayo de 1798 salió a hacer su práctica al Mineral de Guanajuato, donde por sus excepcionales conocimientos recibió diversas comisiones, llegando a ser el administrador de la mina de Valenciana, cargo que desempeñaba al inicio de la revolución de independencia.

Tres mil mineros de la Valenciana

Cuando Hidalgo se presentó frente a Guanajuato, el 28 de septiembre de 1810 a la cabeza de las multitudes que le seguían, se encontró con que, desparramada por las alturas circunvecinas, ya lo esperaba una muchedumbre de gente del pueblo y de mineros, a la que habían agitado y congregado los ingenieros de las minas. En su mayor parte estaba formada por los mineros de la Valenciana cuyo número, en 1803, había calculado Humboldt en unos 3 mil hombres quienes habían sido incitados por su administrador Casimiro Chowell, quien era partidario entusiasta de la causa independentista. Con la gente de Guanajuato formó Hidalgo, al día siguiente, dos regimientos, de los cuales nombraron coroneles a Chowell y a don José Mariano Jiménez, para premiarles el empeño con que le habían conseguido dicha gente.

Casa de moneda

Hidalgo le encargó a Chowell, que organizara una casa de moneda, así como de que, asociado a don Rafael Dávalos, al cual dio empleo de capitán de artillería, con grado de coronel, establecieran una fundición de cañones. Todos se entregaron, desde luego, a sus tareas, con diligencia y ardor ejemplar, muy especialmente Chowell y Dávalos, empeñados en fabricar armamento y en fundir cañones.

A pesar de que se carece de informes al respecto, pues tal como lo informó don José María Liceaga. Se guardó “absoluto silencio” sobre los participantes de los sucesos de aquellos días, lo más probable es que Chowell y sus compañeros, tal como lo oyó afirmar Lucas Alamán, hayan estado “de antemano de acuerdo con Hidalgo”.

Para el reclutamiento los ingenieros no debieron haber encontrado dificultades, puesto que a las causas del malestar social general se agregaban las que el barón de Humboldt había señalado y criticado, particularmente en Guanajuato. Chowell y Dávalos permanecieron en la plaza, entregados a las tareas de amonedación, fundición de cañones y fabricación de armas.

Chowell queda a cargo de la plaza

Durante los dos meses que duró la ocupación de Guanajuato por los insurgentes, el regimiento comandado por Chowell fue el que impartió garantías a toda la sociedad.

Seis días después de la desastrosa acción de Aculco, Hidalgo volvió a Guanajuato con Allende y los demás jefes militares. Al entregarse todos a la tarea de la defensa de la ciudad, ya para entonces se tenían listos 22 cañones, entre ellos uno de respetables dimensiones, que recibió el nombre de Defensor de América, se les colocó en dos lomas del lugar llamado Rancho Seco, a uno y otro lado de la cañada de Marfil.

Chowell, Dávalos y Fabié trabajaron noche y día para ejecutar la obra concebida por el primero, de levantar trincheras y colocar mil 500 barrenos, que deberían explotar con una sola mecha, cuando las tropas realistas entraran en la cañada. Calleja llegó al frente de ellas el 24 de noviembre, como fuera informado de los barrenos, dividió su fuerza en dos columnas, que hizo avanzar por las alturas. Con esto, y a costa de enconados combates, se fue apoderando de los reductos insurgentes; les tomó los 22 cañones, y para cuando llegó la noche, él se encontraba ya establecido en la Valenciana y Flon, con la otra columna, en el cerro de San Miguel.

Con notas tomadas del libro La Primera Casa de las Ciencias en México, por José Joaquín Izquierdo.

Descripciones de Humboldt de algunos edificios y minas guanajuatenses

Cuando el Barón Guillermo Alexander von Humboldt estuvo en esta capital y supo personalmente de la riqueza de nuestras minas, afirmó que, como productoras de oro y plata, eran las más ricas del mundo: las de Rayas y Valenciana, que sobresalieron por sus abundantes bonanzas.

Descripciones:

Casa de los Condes Rul

En esta finca vivió el más ilustre viajero que ha visitado Guanajuato, el Barón Alejandro de Humboldt, el cual se expresó de la finca en la forma siguiente: “La casa del Coronel Don Diego Rul, que es uno de los dueños de la mina de la Valenciana, podría servir de adorno en las mejores calles de París y Nápoles; su fachada tiene columnas de orden jónico y su arquitectura es sencilla y se distingue por la gran pureza de su estilo”.

Mineral de Valenciana (Barrio de Valenciana)

Este mineral se encuentra a tres kilómetros al norte de Guanajuato sobre la carretera asfaltada a Dolores Hidalgo, y a una altura de 2197 metros sobre el nivel del mar. Esta mina produjo casi la cuarta parte de plata de México, y la sexta parte del producto de toda América. Como dijo el distinguido escritor barón Alejandro de Humboldt, está situado en la zona del conglomerado rojo, que ocupa la parte de la famosa Veta Madre, descubierta en 1550. Hecho el contrato entre Don Antonio de Obregón y Alcocer y Don Pedro Luciano Otero, fue cuando aquel yacimiento argentífero, teniendo hasta entonces como aborrascado, en 1768, dio enormes masas de plata sulfúrea, del tiro Cuadrado Santo Cristo de Burgos. Se emprendió más tarde, la apertura del tiro hexágono de Nuestra Señora de Guadalupe que llegó a alcanzar un costo de setecientos mil pesos, cuando le Veta Madre había llegado a una profundidad de 360 varas.

Tras de fallecer el señor Antonio Obregón y Alcocer, Primer Conde de Valenciana, se dedicó la Iglesia a San Cayetano el 8 de agosto de 1788, la portada del Templo de San Cayetano de Valenciana hecha en los años 1775 y 1778, es de cuarton rosado de los loseros de Guanajuato, en la que el churriguera o ultrabarroco estilo mexicano por excelencia, alcanzó plenitud, el altar mayor, que forma la cruz latina de la iglesia: su retablo de oro excede en lozamla churrigueresca, y en los detalles de su composición arquitectónica. El colateral izquierdo, luce áureo el brillo de su retablo, y el colateral derecho, es semejante en esplendidez churrigueresco al retablo colateral izquierdo. Fue entonces, en 1754 cuando se inició la construcción del magnífico templo. Cuenta con una capilla dedicada al Señor del Perdón, que luce la madera dorada de la fuente bautismal. Al morir el Primer Conde, Don Antonio de Obregón y Alcocer, obtuvo el título Don Antonio de Obregón y Barrera y la propiedad de la mina pasó a los hijos de Don Antonio y Pedro Luciano de Otero. En esta segunda época de Don Antonio de Obregón y Barrera, se obtuvo una producción de $2,000.00; los gastos ascendieron a causa de la apertura del tiro general, en los años de 1794 a 1802, a $8,046.05 8. Visitaron este mineral en 1803, el quincuagésimo sexto virrey Don José de Iturrigaray y el célebre Barón Alejandro de Humboldt. Todo este esplendor del mineral declinó al proclamarse la Independencia por el señor cura Don Miguel Hidalgo y Costilla, y con la participación tan destacada que tuvo Don Casimiro Chowell, administrador de aquella negociación; quien fue ahorcado frente a la Alhóndiga de Granaditas el día 28 de noviembre de 1811. Así mismo, sea por la baja de la producción, o por reconquistar la complacencia del gobierno virreinal, se redujeron a dos los capellanes del Templo de San Cayetano, de los cuatro que predicaron a favor de la Independencia y que salieron de Guanajuato como prisioneros, el 9 de diciembre de 1810.

El tiro general de Valenciana, por su profundidad fue muy celebrado por el Barón de Humboldt, ya que en aquél entonces era la excavación más honda, y dijo que era una de las empresas mayores y más atrevidas que presenta la historia del laborío de las minas del mundo.

Autor de la obra Cosmos

En 1827, Humboldt se trasladó a Berlín para trabajar para el rey de Prusia, e inició la redacción de su obra más ambiciosa, Cosmos, un compendio de todas las ciencias naturales conocidas hasta entonces. Varias misiones a Francia y el trabajo en la corte de Federico Guillermo IV de Prusia le impidieron terminar la obra. Cuando murió un 6 de mayo de 1859, a los ochenta y nueve años, sólo se habían publicado cinco de los libros que tenían que formar la extensa colección Cosmos. Su obra más esperada quedó, así, inconclusa.

Con información del Inventario Turístico de Guanajuato, Grupo Editorial Centenarios y Universidad de Guanajuato, National Geographic.

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