Huelga de Cananea

El 1 de junio de 1906, estalló en el mineral de Cananea, Sonora, una huelga que se convirtió en un símbolo del movimiento obrero en los últimos años del Porfiriato. La localidad tenía una centenaria tradición minera cuando en 1899 se estableció The Cananea Consolidated Copper Company, propiedad del coronel estadounidense retirado William C. Greene, quien compró muchas de las viejas minas, abrió otras, construyó una planta de concentración y fundición de cobre y extendió el ferrocarril a los puertos fronterizos de Naco y Nogales.

Controlaba el comercio local a través de una tienda de raya cuyos productos se vendían en dólares, pues eran despensas importadas desde Arizona, EUA. En ese entonces Cananea comenzó a vivir un intenso proceso de poblamiento, se convirtió en un espacio de atracción para inmigrantes de diverso origen social y geográfico, mineros originarios de los estados de Chihuahua, Sinaloa y Baja California; además de estadounidenses, negros y chinos, que eran víctimas de discriminación y persecución.

A los mineros mexicanos no se les dejaba acceder a puestos especializados y se les pagaba en pesos, mientras que a los trabajadores estadounidenses se les daba el jornal en dólares y eran ellos quienes ocupaban las posiciones privilegiadas.

Algunos mineros y vecinos del lugar se afiliaron en 1905 al Partido Liberal Mexicano, dirigido por los hermanos Flores Magón. Los líderes de la organización magonista que funcionaba de manera clandestina en Cananea eran Manuel M. Diéguez, Esteban Baca Calderón y Lázaro Gutiérrez de Lara, quienes convencieron a sus compañeros de la necesidad de organizarse para luchar por condiciones de trabajo dignas y para hacer valer las leyes mexicanas en una población donde todo era dictado por la compañía y eran palpables los abusos de los funcionarios y de los capataces extranjeros.

Inicio de la huelga

El 31 de mayo de 1906, los trabajadores de la mina Oversight recibieron el aviso de que se reduciría el personal, con lo cual aumentaría la carga de trabajo, pero no los salarios, de los operarios que no fueran despedidos. Esa misma noche, los mineros decidieron suspender sus labores y la madrugada del 1 de junio empezó la huelga, que poco a poco se extendió a otras minas.

Ese mismo día se le avisó a William C. Green quien mandó un telegrama al gobernador del estado, Rafael Izábal, pidiendo su presencia y el envío de tropas. Solicitó apoyo al presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt, y al gobernador de Arizona, Joseph H. Kibbey. Éste autorizó la salida, desde el centro minero de Bisbee, de 275 policías rurales paramilitares (Arizona Rangers), quienes en la madrugada del 2 de junio cruzaron la frontera en Naco. Izábal los recibió: ante él presentaron juramento como “voluntarios”, y a su capitán, Thomas H. Rynning, se le reconoció cargo similar como miembro del ejército oficial mexicano.

El 3 de junio, tanto el empresario como el gobernador negaron las demandas de los huelguistas. Ante las amenazas, los obreros protestaron aún más, y fueron violentamente reprimidos desde esa jornada hasta la del día 4. Los rangers se habían ido con la llegada de los rurales mexicanos, a los cuales se sumaron cerca de cien soldados para colocar al pueblo bajo ocupación militar. Hubo aprehensiones de todo tipo, y cerca de cien mineros murieron en la prisión.

Los cabecillas de la Unión Liberal se habían deslindado. Gutiérrez de Lara y Bermúdez lograron escapar a los Estados Unidos. El resto de los líderes fue juzgado: se les dieron quince años de cárcel en San Juan de Ulúa, la pena terminó en 1911 con el triunfo de la revolución. El 5 de junio terminó la huelga.

Otros levantamientos obreros

De 1906 a 1908 surgieron una serie de protestas obreras en Veracruz y San Luis Potosí que de acuerdo a los historiadores tuvieron como inspiración política al PLM. Las huelgas laborales fueron vistas por el gobierno de Díaz como una seria amenaza que había que sofocar con rapidez e incluso con la ayuda de extranjeros, llamados “voluntarios”.

Las iniciativas de huelgas en los ferrocarriles fueron dirigidas por la Gran Liga Mexicana de Empleados del Ferrocarril, que tenía su cuartel general en San Luis Potosí y que en 1908 agrupaba cerca de 10 000 miembros.

El ideario político, así como los distintos clubes liberales simpatizantes del PLM se vincularon estrechamente al surgimiento del movimiento obrero que se gesta a principios del siglo. Fueron también la motivación de muchos líderes de la lucha armada que estaba por iniciarse.

El Partido Liberal tuvo varios adeptos en el estado de San Luis Potosí como Celso I. Robledo, quien se rebeló en septiembre de 1906 al estallar el levantamiento del pueblo fronterizo de Jiménez, Coahuila, reunió elementos de combate en distintos lugares del estado y sostuvo correspondencia con los Flores Magón, Juan Sarabia y Antonio I. Villarreal; su centro de operaciones fue Alaquines. Otros, como Mateo Almanza, Pedro Medellín, Isaac Forcada, Luis G. Monzón, Evaristo Medina y Albino Soto propiciaron levantamientos en Matehuala, Moctezuma, Villa de Arriaga, Valles, Tamasopo, Tamazunchale y Tlanchinol.

Fuentes: La huelga de Cananea. Estalló el 1 de junio de 1906. Autor Luis Salmerón https://relatosehistorias.mx/nuestras-historias/la-huelga-de-cananea / CNDH. Huelga de Cananea. https://www.cndh.org.mx/noticia/huelga-de-cananea#:~:text=La%20Huelga%20de%20Cananea%20estall%C3%B3,en%20la%20memoria%20hist%C3%B3rica%20nacional / Museo Presidente / INEHRM

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