“El crimen más grande que puede cometerse contra cualquier ciudadano es negarle una educación que lo emancipe de la miseria y la excomunión” (1).
Juan Ignacio Paulino Ramírez Calzada (23 de junio de 1818 San Miguel el Grande, Gto.-15 de junio de 1879 Ciudad de México) (2), Hijo de José Lino Ramírez y de Ana María Guadalupe Sinforosa Calzada, ambos de origen mestizo.
Escritor, periodista, abogado y político mexicano.
Inició sus estudios en Querétaro, ciudad natal de su padre y en 1835 fue llevado al Colegio de San Gregorio, dirigido por el pedagogo liberal Juan Rodríguez Puebla en la Ciudad de México, en donde estudió artes y derecho.
En 1841 comenzó estudios en jurisprudencia y en 1845 obtuvo su título de abogado en la Universidad Pontificia de México. Ingresó a los 19 años en la Academia Literaria de San Juan de Letrán, integrada por los hombres más ilustrados de la época.
Se inició en el periodismo en 1845, fundó con don Guillermo Prieto y Vicente Segura Argüelles, el periódico “Don Simplicio”, donde firmó sus artículos con el pseudónimo El Nigromante(3). En 1846, formó el Club Popular, donde expuso sus ideas que posteriormente sirvieron en la Constitución y en las Leyes de Reforma.
Por su forma de escribir se distinguió por lo encendido de sus artículos y agudos versos llenos de sátira donde censuraba los actos del gobierno conservador, abogando por la reforma del país en lo económico, religioso y político, lo que provocó que el periódico fuera suprimido y él encarcelado.
En 1853, se fue a radicar por un tiempo a la ciudad de México; ejerció como profesor en el Colegio Políglota. Criticó fuertemente a Antonio López de Santa Anna, lo que motivó que lo encarcelaran once meses, la mayor parte de ese tiempo encadenado. Al triunfo de la Revolución de Ayutla fue liberado y fungió como secretario personal de don Ignacio Comonfort; al advertir que éste falseaba sus principios liberales, renunció a su puesto para afiliarse con Benito Juárez, Melchor Ocampo y Guillermo Prieto en el partido liberal y combatir a través de las letras.
Se unió con otros liberales, entre ellos; Guillermo Prieto e Ignacio Altamirano y Fundó “El Correo de México” en 1867.
También fue un confeso masón que a través de las famosas logias en las que estos solían reunirse supo difundir muchos de sus ideales liberales y su oposición a los postulados religiosos, dado que se declaraba totalmente ateo y consideraba que la sociedad debía liberarse e independizarse de los abusos de la iglesia. Un auténtico defensor de la postura de la separación total del estado con respecto a la Iglesia. Justamente es considerado uno de los pioneros y emblemas del estado laico.
Entre sus obras más conocidas están: “Ensayo sobre las sensaciones”, “La Lluvia de azogue”, “Lecturas de historia política de México” (4).Su vida estuvo llena de hechos turbulentos. e incertidumbres, tuvo una vida agitada igual a la que estaba viviendo México en esos momentos, defendiendo los ideales de su patria como pocos.formó como parte del Gabinete Político de don Porfirio Díaz del que fue miembro de Justicia.
El Congreso de la Unión lo nombró magistrado de la Suprema Corte de Justicia, cargo que ejerció durante doce años. De ese puesto se separó al ser llamado por el presidente Porfirio Díaz, después de la batalla de Tecoac, para hacerlo Ministro de Justicia e Instrucción Pública, puesto que desempeñó pocos meses y por dos ocasiones, la primera del 28 de noviembre al 6 de diciembre de 1876, y la segunda del 17 de febrero al 23 de mayo de 1877. Después, regresó a ocupar el cargo de magistrado de la Suprema Corte de Justicia, hasta su muerte.
Desde su cargo de Secretario de Justicia e Instrucción Pública realizó grandes aportes en este sentido, creando la Biblioteca Nacional y unificando la educación primaria del Distrito Federal con el resto de los territorios mexicanos.
Durante su larga carrera en la política mexicana ocupó diversos cargos, entre ellos: gobernador de Tlaxcala, ministro de fomento, secretario de justicia e instrucción pública y presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
La honradez de Ramírez fue tal, que cuando fue ministro pasaron por sus manos millones de pesos y nadie osó decir que se hubiera apropiado lo más mínimo de los tesoros que manejó. No tomó jamás ni un solo libro de los millares de volúmenes sacados de las bibliotecas de los conventos, ni una pieza de los centenares de cuadros extraídos de los claustros. No insinuó ni aceptó la menor recompensa por sus persecuciones y miserias que pasó por largos años, ni se adjudicó la más pequeña propiedad para pasar holgadamente el resto de sus días.
En la Academia de San Carlos seleccionó un excelente grupo de profesores; salvó cuadros de pintura que existían en los conventos, con los cuales formó una rica colección y formó una galería completa de pintores mexicanos.
Su fallecimiento se produce el 15 de junio de 1879 en la ciudad de México a los 60 años de edad, a causa de un infarto, en ese momento se desempeñaba como presidente de la corte suprema.
Mediante el decreto número 56, publicado en el periódico El Estado de Sinaloa, núm. 18, del 14 de febrero de 1957, el Congreso del Estado de Sinaloa declaró Benemérito del Estado al ciudadano licenciado Ignacio Ramírez, y acordó que se escribiera con letras de oro en el Salón de Sesiones del Palacio Legislativo la siguiente inscripción: “Lic. Ignacio Ramírez, “El Nigromante”, Constituyente del Estado de Sinaloa. 1857.”
Para dignificar su memoria, llevan su nombre el Centro Cultural de San Miguel de Allende, varias calles de ciudades del país así como un edificio de la unidad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco.
Sus restos se encuentran en la Rotonda de Personas ilustres del Panteón de Dolores en la Ciudad de México.