Padre Torres

José Antonio Torres nació en San Diego Cocupao (hoy Quiroga), Michoacán en 1770. Estudió la carrera de sacerdote, con grandes sacrificios de su familia.

Cuando inició el movimiento de Independencia estaba de encargado de la vicaría de Cuitzeo del Porvenir. Tomó parte en el fallido ataque a Valladolid (hoy Morelia) del 2 de junio de 1811. En un principio estuvo al mando de Albino García “El Manco”. Con un Pequeño grupo se lanzó al campo de batalla en Michoacán y de repente incursionaba en el estado de Guanajuato. Al morir Albino García, el 8 de julio de 1812, se retiró de las batallas.

Volvió a tomar las armas en 1814. Volvió a sufrir varias derrotas que le propinó Iturbide en ese mismo año, por fin en 1815 en el Sitio de Cóporo obtuvo un triunfo. Sin embargo el 4 de febrero de 1815 unido al Andrés Delgado “El Giro”, Lucas Flores y Saucedo, fueron rechazados en Acámbaro.

Tras la disolución del Congreso de Chilpancingo por órdenes de Manuel Mier y Terán y de la Junta de Taretan por órdenes de Juan Pablo Anaya, Torres se unió a los jefes insurgentes de Michoacán (Remigio Yarza, Víctor Rosales, José María Izazaga, Manuel Amador y José de San Martín) para formar la Junta de Uruapan y posteriormente la de Jaujilla, en Zacapu, Michoacán, precisamente en el Fuerte que tenía este nombre y el Padre Torres fue nombrado vocal. Rayón en Cóporo indujo al Padre Torres a establecerse en el Fuerte de los Remedios en el Cerro de San Gregorio, Cuerámaro. Este fuerte fue de mucha utilidad, pues cuando sufrían una derrota se retiraban ahí y curaban los heridos, pues contaban con hospital.

El 25 de enero de 1816 ataca e incendia la población de Yurécuaro, llevándose como prisioneros a los sobrevivientes.

El Conde de Jaral de Berrio al enterarse que iba a ser asaltada su hacienda por los insurgentes, huyó y efectivamente ésta fue atacada por Mina, llevándose cuantioso tesoro, del cual al padre Torres le entregaron $8,000.00 pesos, para compra de provisiones, sin embargo no pudo entregar los víveres.

Mina se fue al fuerte de los Remedios para conferenciar con el padre Torres, el doctor San Martín y el licenciado Antonio Cumplido, quienes le otorgaron el mando superior. El coronel Novoa, quien había llegado con Mina, quedó encargado de la defensa del Fuerte de los Remedios, aunque el padre Torres accedió a ceder el mando y ofreció sumisión y apoyo a Mina, en realidad no lo cumplió.

Cuando los insurgentes en el Fuerte del Sombrero fueron derrotados lo abandonaron y se fueron a refugiar en el de Los Remedios. Sin embargo el 27 de agosto, comenzó el sitio en San Gregorio por parte de las tropas realistas de Liñán. El 31 de agosto Liñán empezó a construir trincheras, haciendo fuego contra el Fuerte el 13 de septiembre. Surgieron desavenencias entre el Padre Torres y Mina, mientras el primero pedía que lo auxiliaran, Mina opinaba que se distrajera la atención de los realistas hacia otro punto; por lo que el Padre Torres dio órdenes a sus tropas que apoyaran a Mina solo que Liñán los atacara, la Junta de Jaujilla apoyó al Padre Torres. El presbítero quien tenía el grado de teniente general y el mando de numerosas guerrillas diseminadas al sur de la sierra de Comanja y la provincia de Valladolid decidió que siguieran apoyando las operaciones en el Fuerte de los Remedios.

Mina recibió indicaciones de la Junta de Jaujilla para que con Pedro Moreno atacaran Guanajuato, pero en el Rancho del Venadito fueron sorprendidos por Orrantia. Pedro Moreno falleció en esa batalla y Mina fue capturado, enjuiciado y fusilado el 11 de noviembre de 1817 en el Cerro del Bellaco frente al Fuerte de los Remedios. El 16 de noviembre los realistas hicieron otro ataque causando 393 bajas de los Insurgentes entre muertos y heridos. Al ver el Padre Torres que el Sitio en el Fuerte de los Remedios era insostenible, decide evacuarlo por Panzacola, llevando en varias bestias el dinero que estaba bajo su custodia, se desconoce si el dinero fue tirado por las barrancas con todo y arrieros o enterrado en la cueva del Padre Torres. El 1 de enero de 1818 sin alimentos, fueron masacrados los insurgentes por los realistas causando innumerables bajas. El golpe fue tan tremendo que con esta derrota se puede decir que la guerra terminó en Guanajuato.

El padre Torres adoptó un sistema de desolación, quemando los pueblos de: Uruapan, Valle de Santiago, Penjamillo, San Francisco y Pénjamo. Lucas Flores que fungía como segundo en el mando mostró su descontento al respecto y el Padre Torres lo mandó fusilar, lo mismo hizo con don Remigio Yarza, uno de los firmantes de la Constitución de Apatzingán, sin embargo nunca se supo el motivo.

En los primeros días de abril de 1818, los insurgentes que obedecían a Torres se reunieron en Puruándiro para discutir sus excesos, los oficiales Huerta y Andrés Delgado “El Giro” acordaron sustituirlo por Juan Aragó, hermano del astrónomo François Aragó que había llegado en la expedición de Mina. Este nombramiento fue aprobado por la Junta de Huetamo, pero el presbítero Torres no acató la decisión, optó por unirse a los coroneles Encarnación, Matías y Francisco Ortiz (los hermanos Pachones).

El 18 de abril de 1818, con una fuerza de mil cuatrocientos hombres, atacó a Anastasio Bustamante en el rancho de Los Frijoles en Huanímaro. A pesar de que la caballería insurgente estaba segura del triunfo sobre la infantería realista, fue dispersada por el fuego nutrido que ordenaron Ramírez y Wolf en sus maniobras de resistencia. Los insurgentes perdieron la batalla, Torres logró escapar de la última gran batalla en El Bajío.

Aragó apoyado por Andrés Delgado “El Giro” y otros cabecillas, querían hacer valer su nombramiento, antes de llegar a las armas. Torres y Aragó decidieron parlamentar y se juntaron en la hacienda de Surumuato, ahora Pastor Ortiz, donde después de dos días de pláticas no llegaron a ningún acuerdo, el “Giro” y sus tropas cruzaron el río Lerma y atacaron al contingente de Torres, derrotándolo, los perdedores huyeron y el padre Torres siguió su vida como forajido, perseguido ahora por realistas e insurgentes.

A finales de 1818 se presenta la muerte de Torres, esta se presenta como consecuencia de una apuesta en el juego de naipes con el capitán Juan Manuel Zamora. Torres le ganó mil doscientos cincuenta pesos jugando albures, Zamora le pagó mil pesos y dejó en prenda su caballo para pagar al día siguiente el resto de la deuda, cuando Zamora se presentó con el resto del dinero, Torres se negó a devolver el caballo. Al pasar el padre Torres por un rancho perteneciente a la hacienda de la Tlachiquera, Zamora volvió a solicitar la devolución del corcel, tras una enconada discusión, Zamora le atravesó una lanza, los acompañantes de Torres, entre ellos uno de “los Pachones” dieron muerte al capitán, pocos minutos después Torres murió en el Rancho de las Cabras, Silao a consecuencia de las heridas.​

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