Juan Jesús Posadas Ocampo

Nació el 10 de noviembre de 1926 en Salvatierra, Guanajuato, fue una figura destacada dentro de la Iglesia Católica mexicana. A lo largo de su carrera eclesiástica, se distinguió por su dedicación y compromiso con la fe y los valores humanitarios. Fungía como arzobispo de la Arquidiócesis de Guadalajara, Jalisco, hasta el día de su asesinato.

A los 11 años, manifestó su deseo de ingresar al Seminario. Sin embargo, las circunstancias político-sociales del País lo impidieron, hasta que, algunos años después, ingresó al Seminario en Morelia, Michoacán. Durante su etapa de formación, se distinguió por su agudeza intelectual, su gran capacidad de relación y encuentro, así como al aprecio de las artes, en especial la música y la literatura.”

Ordenado Sacerdote

Recibió la Ordenación Sacerdotal el 23 de septiembre de 1950. Comenzó el ejercicio de su ministerio presbiteral como Vicario Parroquial en Pátzcuaro. El 21 de marzo de 1970, el Papa Pablo VI lo nombró Obispo de Tijuana, responsabilidad que llevó con celo durante más de doce años. Esta primera etapa episcopal estuvo caracterizada por la entrega a la predicación y la preocupación por la evangelización, en aquella extensa y alejada área del territorio nacional. Destaca, también el esfuerzo por configurar un seminario diocesano, al servicio de toda una región pastoral que sirvió a otras diócesis ubicadas en el noroeste de la República Mexicana.

El 28 de diciembre de 1982, el Papa Juan Pablo II lo llamó a ocupar la sede episcopal de Cuernavaca, donde permaneció poco más de cuatro años. La labor en esa Diócesis fue intensa y cuidadosa, pues le correspondió armonizar los aires de modernidad con la tradición propia de una Iglesia Universal que estaba precisamente buscando una renovación, a través del Concilio Vaticano II. Sus esfuerzos principales en esta Diócesis, se dirigieron a ámbitos específicos de formación del clero, seminario y atención a las comunidades parroquiales, purificando la piedad popular y dando claras directrices con relación a la evangelización de lo social.

El 20 de mayo de 1987 fue nombrado octavo Arzobispo de Guadalajara. Sin lugar a dudas, en este período de gran madurez del Señor Juan Jesús, recibió este encargo con gran decisión y generosidad. Entre otros logros alcanzados está la celebración de un Sínodo Diocesano, una nueva Comisión para la Formación Permanente del Clero, la dignificación de las criptas en las que hoy descansan sus restos, la Casa Alberione, así como la creación pontificia del Patronato de Nuestra Señora de Zapopan. Por supuesto, no puede dejar de señalarse el empeño que tuvo para lograr la beatificación de los hoy, santos mártires mexicanos.

Fue creado cardenal el 28 de junio de 1991, por su Santidad el Papa San Juan Pablo II.

A lo largo de su trayectoria, Posadas Ocampo fue vicepresidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y vicepresidente del Consejo Episcopal Latinoamericano.

El 24 de mayo de 1993, el cardenal fue agredido a balazos en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara cuando había acudido para recoger al nuncio apostólico Girolamo Prigione.

Posadas Ocampo esperaba en su vehículo cuando recibió de manera directa 14 disparos.

La versión oficial ofrecida por las autoridades en su momento aseguró que Posadas Ocampo fue víctima de un fuego cruzado entre el Cártel de Tijuana y el Cártel de Sinaloa. Según esta versión, los asesinos del cardenal lo confundieron con Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa, debido a una supuesta similitud física y al tipo de automóvil en el que viajaba el cardenal.

Sin embargo, esta explicación ha sido robustamente cuestionada por investigadores, periodistas y miembros de la Iglesia, quienes argumentan que la investigación oficial dejó muchas interrogantes sin responder.

El Chapo da su versión sobre la muerte del Cardenal

En el diario Milenio se publicó una carta, a 31 años de este suceso, donde Joaquín “El Chapo” Guzmán, exlíder del Cártel de Sinaloa, dio su versión de los hechos:

Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, El Chapo, asegura que el gobierno mexicano lo utilizó como chivo expiatorio para culparlo del crimen del entonces arzobispo de la Arquidiócesis de Guadalajara, en Jalisco.

 

Desde la prisión de supermáxima seguridad en la que se encuentra, sin esperanzas de volver a ver la luz del día, encerrado en una instalación en medio del desierto, El Chapo escribió una carta, la cual fue traducida y adaptada por su abogada, Mariel Colón Miró, enviada al juez Brian Cogan para solicitar un nuevo juicio. 

 

En el escrito, Guzmán Loera narró que ese día, mientras se dirigía a la playa, quedó atrapado en medio de un fuego cruzado en el aeropuerto de Guadalajara.

 

“Ese día, el 24 de mayo de 1993, el señor (Joaquín) Guzmán llegó al aeropuerto de Guadalajara para ir a la playa. Estacionó su auto y salió para buscar sus maletas en la cajuela. Cuando abría la cajuela de su auto para bajar sus cosas, otro carro llegó y se estacionó justo junto al auto del señor (Joaquín) Guzmán. Mientras el señor Guzmán bajaba su equipaje, escuchó disparos muy cerca de él. 

 

“El señor (Joaquín) Guzmán se dio cuenta de que algunos hombres estaban disparando al auto que estaba a su lado. La gente en el estacionamiento comenzó a correr, incluyendo al señor (Joaquín) Guzmán, quien dejó sus pertenencias detrás para buscar donde esconderse. La identificación del señor (Joaquín) Guzmán también se quedó en el piso del estacionamiento. El gobierno mexicano tomó ventaja de eso y se llevó la identificación del señor (Joaquín) Guzmán para tener a alguien a quien culpar.”

 

Según El Chapo, al otro día, nació la leyenda. El gobierno mexicano esparció como pólvora la historia de Guzmán Loera como uno de los grandes líderes del ‘narco’ mexicano. Que el cardenal había muerto por disparos tras un enfrentamiento entre sicarios de los Arellano Félix y el propio Chapo.

 

“Un día antes de ese evento el señor (Joaquín) Guzmán no existía para el gobierno mexicano. Pero al otro día todo cambió.” Según Colón, a continuación, el gobierno estadunidense comenzó a fabricar una narrativa en torno a El Chapo.

 

“Más tarde el gobierno de Estados Unidos también comenzó una campaña negativa en contra del señor (Joaquín) Guzmán y le dieron publicidad negativa. Había demasiada información mala en los medios que hicieron al señor (Joaquín) Guzmán verse demasiado grande, por lo que tuvieron que arrestarlo porque la sociedad no podía entender cómo el señor (Joaquín) Guzmán seguía libre. El gobierno tuvo que detenerlo para no lucir mal ante el público.”

 

La abogada Colón incluso recordó que durante su testimonio, Vicente Zambada Niebla, El Vicentillo, aseguró que los gobiernos de México y Estados Unidos inflaron el perfil de El Chapo Guzmán, durante su testimonio al ser cuestionado por Eduardo Balarezo, entonces representante de Guzmán Loera.

 

Eduardo Balarezo: —¿Pero usted sabe que el compadre chapo no lo mató cierto?—

 

“Eso dije ayer, que él no lo mató”, dijo Vicente Zambada.

 

—¿Los Arellano Félix asesinaron al cardenal Ocampo?—

 

“Sí, señor”.

 

—Y usted sabe, de nuevo, por vivir en México en ese momento y por estar en el negocio en esos momentos que antes del asesinato del cardenal Ocampo, en su mayoría el publico mexicano no tenía idea de quién era el compadre Chapo, ¿cierto?—

 

“Sí, señor”.

 

—¿Y sólo cuando los medios lo dieron a conocer fue que Chapo llegó al foco de atención?—

 

“Sí, señor”.

 

​En enero de 2017, en un memorándum para solicitar prisión preventiva para El Chapo, el gobierno estadunidense admitió que como resultado de la batalla por puntos clave para el tráfico de drogas como Tijuana, llevó a conflictos entre cárteles. Una de esas batallas fue entre los Arellano Félix y el Cártel de Sinaloa, con El Chapo e Ismael El Mayo Zambada García, a la cabeza.

 

“Este conflicto llevó al asesinado del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en 1993 durante un tiroteo en el aeropuerto de Guadalajara, México. Como resultado de este asesinato, el gobierno mexicano llevó a cabo su primer cacería a nivel nacional en contra de (Joaquín) Guzmán, quien, aunque inicialmente evadió su captura al escapar a Guatemala, eventualmente fue aprehendido en 1993”, aseguró el gobierno estadunidense.

 

Finalmente, Mariel Colón aseguró que también el gobierno estadunidense fabricó un caso en contra de El Chapo Guzmán. Que su extradición desde México fue ilegal y que incluso las intervenciones de comunicaciones con las que hundieron al mexicano durante el juicio en su contra, fueron falsas.

 

“Para detenerlo, el gobierno estadunidense fabricó un caso contra el señor (Joaquín) Guzmán, usando servidores localizados en Países Bajos y también con un software llamado ‘FlexiSpy software’. Ellos cometieron fraude, mintieron y lo secuestraron en el Distrito Este de Nueva York, violando la ley de extradición”, concluyó Colón.

Fuentes: Milenio, Vatican News, Infobae.

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