Jeanne Baret fue una botánica francesa y está considerada como la primera mujer en dar la vuelta al mundo a través de sus océanos, la primera pionera oceánica. Fue entre los años 1767 y 1776, cuando la oceanografía no existía como ciencia, y lo hizo disfrazada de hombre.
El reconocimiento de su papel como primera mujer en circunnavegar el globo y sus trabajos científicos quedaron en un segundo plano hasta el año 2019, cuando Glynis Ridley publica el libro El descubrimiento de Jeanne Baret.
Jeanne Baret nació 27 de julio de 1740 en un pequeño pueblo de la Borgoña francesa. Sus primeros años de vida los pasó en la granja de la familia con su padre, que falleció en el año 1762.
Tras la muerte de su padre, Jeanne Baret abandonó la granja familiar en la localidad de La Comelle. Comenzó a trabajar como institutriz del hijo del científico Philibert Commerson. Conocido por servir como médico botánico en la corte de Luis XVI, este naturalista francés quedó seducido por la inteligencia y agudeza mental de Jeanne. De esta manera, Commerson inició a Jeanne Baret en el mundo de la botánica, convirtiéndose así en su ayudante.
Una expedición por el mundo insólita
En 1767, la vida de Jeanne Baret cambia completamente y casi se convierte en un relato novelesco. Invitan a Commerson a participar en la primera expedición francesa que daría la vuelta al mundo. Para ello se emplearon dos barcos de guerra franceses bajo el mando de Louis Antoine de Bougainville.
Se cree que Jeanne Baret era en realidad la amante del naturalista Commerson, que acabaría teniendo un romance con la joven tras enviudarse. Al ser nombrado médico botánico, Commerson no quiso viajar solo durante los tres años que duraría la expedición.
En aquella época existía una ordenanza real que impedía embarcar a las mujeres en los barcos de la Corona (Marine Royale). Por lo tanto, para poder entrar Jeanne Baret tuvo que disfrazarse de hombre.
Durante la travesía por el mar los botánicos no tenían mucho trabajo, pero al llegar a costa, Jeanne participaba en todas las excursiones en tierra. Algunas muy peligrosas, como en Río de Janeiro, donde unos nativos asesinaron a varios miembros de la tripulación, y otras muy exigentes, en terrenos tan inhóspitos como la Patagonia, cargando ejemplares de plantas durante kilómetros. Commerson llegó a referirse a Jeanne como “su bestia de carga”. Pero además del trabajo físico, una vez de vuelta en el barco, se encargaba de organizar y catalogar los especímenes.
En 1768, en Tahití, fue descubierta y, más adelante, obligada a abandonar la nave en Isla Mauricio, junto a Commerson, quien fallecería en 1773.
Durante su estancia en Mauricio, invitada por el gobernador de la isla, Pierre Poivre, la pareja realizó varios viajes a Madagascar, que fue descrita por Commerson como “una tierra prometida para los naturalistas”. Jeanne siguió ejerciendo de ama llaves y enfermera de Commerson hasta la muerte de este en marzo de 1773. A partir de entonces poco se sabe sobre la vida de Jeanne Baret. Algunos de sus biógrafos apuntan a que pudo haber trabajado como tabernera en la isla…
Sin recursos, Jeanne Baret conoció a Jean Dubernat, un oficial naval francés con quien se casa en 1774, pudiendo de esa manera regresar a Francia.
Al hacerlo, completaría la vuelta al mundo a través de sus océanos. En 1776 llegó a Francia con una colección de 6.000 especies de plantas y el propio rey Luis XVI felicitó a Baret y le concedió una renta vitalicia. Pero durante años, su figura cayó en el olvido.
Baret murió en Saint-Aulaye, Francia, el 5 de agosto de 1807, a los 67 años.
Fuentes: Fundación Aquae, Oceánicas, National Geographic.