Leonardo Bravo

Era nativo de Chilpancingo, donde nació en el año de 1764, perteneciente a una acomodada familia española; creció cerca del campanario que le vio nacer y vivía de la labranza, en compañía de sus cuatro hermanos: Miguel, Víctor, Máximo y Casimiro, de su esposa y de su hijo Nicolás Bravo, en la cercana hacienda de Chichihualco, que era la propiedad más importante que tenía la familia.

Hasta sus oídos llegó muy debilitado el eco del grito de Dolores, y aunque no empuñó inmediatamente las armas para secundarlo, ni él ni ninguno de su familia ocultaron sus simpatías por la causa independiente, lo que fue causa de que fuesen mirados con prevención por las autoridades realistas de Chilpancingo y para librarse de vejaciones se fuesen a vivir a Chichihualco, donde tuvieron que refugiarse en las cuevas inaccesibles de Michapa, que conocían perfectamente.

Se une a Morelos

La llegada de Galeana con las avanzadas de Morelos y la presencia del Comandante Garrote, que iba a aprehender a los Bravo, fue causa de un conflicto en el que los propietarios ayudaron a los insurgentes contra los realistas, y de que su filiación netamente independiente quedase fijada, por lo que ya no tuvieron más remedio que seguir a Morelos, que no tardó en presentarse y que tenía muy buenas referencias de sus nuevos soldados, suceso que ocurriese en mayo de 1811.

Con la derrota de Garrote hízose llana la ocupación de Chilpancingo y de Tixtla y aun la de Chilapa. Morelos retrocedió, una vez realizadas estas conquistas, al Veladero, donde reprimió la conspiración de Tabares y encargó a Don Leonardo el castigo de los traidores, así como la administración de la provincia de Técpan, que acababa de crear Morelos. Aquél supo secundar el pensamiento de éste y se ocupó de buscar cuevas de salitre, de construir sacos, útiles de guerra, reparar y cuidar el armamento, expedir pasaportes, etc. Decidida la segunda campaña, llamó a Don Leonardo para que tomase parte en ella, y al efecto le confió el mando de una división que fue a operar sobre Izúcar y el 17 de diciembre de 1811 que, atacada por Soto, derrotó completamente a éste.

Se encargaba de la fortificación y acopio de víveres

El 25 de diciembre fue ocupada Cuautla, y mientras Morelos salía a expedicionar, Bravo levantaba trincheras, enseñaba a los soldados a fabricar municiones, acopiaba víveres, instruía gente y adoptaba las medidas necesarias para defender la plaza, si era necesario, o para que tuviesen un refugio los insurgentes en el caso de que resultasen derrotados en la expedición de Tenancingo y Tecualoya. Decidido el sitio de Cuautla o el de Cuernavaca, pues ambas poblaciones ocupaban los insurgentes, Bravo activó las fortificaciones de la primera y cuando el asalto del 19 de febrero de 1812, se le confió la posición de Santo Domingo, donde rechazó a los enemigos que se le presentaron.

Continuó en el mando del punto durante todo el sitio y supo rechazar los ataques que sufrió, así como contribuir a las diferentes salidas que se hicieron; consiguió dejar la plaza en la madrugada del 2 mayo cuando salió todo el ejército, y por causa de la dispersión sufrida se dirigió, en unión del Teniente Coronel Don Manuel Sosa, de Don Mariano Piedras y de veinte hombres mal armados, a la hacienda de San Gabriel, perteneciente a Don Miguel Yermo, con el fin de alojarse y pasar la noche del día 5. Aunque la mayor parte de los empleados y sirvientes o habían salido huyendo o estaban en el ejército de Calleja, algunos habían vuelto después de que Morelos dejó la hacienda en diciembre anterior, y por lo que se les pudiere ofrecer, tenían enterrados un cañón, armas y buena cantidad de municiones.

Aprehensión de Leonardo Bravo

Capitaneados por un filipino y reunida la gente, desarmaron a la escasa fuerza insurgente, aprehendieron a Bravo y a sus compañeros cuando estaban comiendo, a pesar de que se defendieron valientemente, pues Bravo era hombre de mucha fuerza corporal. No considerando seguros a los presos, los llevaron a la barranca de Tilzapotla, en la misma finca distante tres lenguas de la casa y establecieron rondas para cuidar los caminos. Atraparon al Teniente Coronel insurgente Luciano Pérez, que llevaba doce hombres y solicitaron auxilio a Cuautla, de donde Calleja envió al administrador de San Gabriel y a Armijo, que llevó a los presos a aquella población; de allí el General español lo trajo a México, así como a Piedras y a Pérez.

El oidor Bataller formó la causa, en la que entre otros cargos se le hacía el de que “no contento con adoptar este partido (el de la Independencia), sedujo y atrajo a él a su hijo, hermanos, resto de familia y cuantos vecinos tuvieron la debilidad de presentar oídos a sus especiosas seducciones, ya valiéndose de los vínculos de la sangre, amistad, ascendencia y últimamente de la fuerza. Este mismo interés mostró en año y cuarto meses que estuvo bajo aquellas banderas, obrado unas veces por sí y otras en consorcio de otros”.

Fusilamiento de Leonardo Bravo

Aquella causa, que se llevó con lentitud, no tenía más objeto que conseguir que Don Nicolás y los hermanos de Don Leonardo se separasen de la revolución; al efecto, el Comandante Fuentes, del Sur, escribió a Don Casimiro Bravo y éste a sus hermanos, instándoles para que dejasen las armas, y a Don Nicolás se le ofreció el indulto y la vida de su padre.

Morelos, por su parte, escribió al Virrey proponiendo el canje de Don Leonardo por ochocientos prisioneros que tenía en diferentes puntos, proposición a la que no quiso contestar Venegas, pues creyó rebajarse tratando con un insurgente.

Bravo y sus dos compañeros Piedras y Pérez, sufrieron la pena de garrote vil en la calzada del Egido de la capital de la Nueva España, el 13 de septiembre de 1812. El primero, sobre todo, “dio pruebas de gran firmeza en sus últimos momentos, como las había dado también de valor en la campaña, especialmente en el sitio de Cuautla”.

El decreto del 19 de junio de 1823 lo declaró benemérito de la patria en grado heroico.

Fuentes:

  • Biografías de los Héroes y Caudillos de la Independencia. Tomo I. Alejandro Villaseñor y Villaseñor. Editorial Jus, S.A.
  • Biografías de los Héroes y Caudillos de la Independencia. Tomo II. Alejandro Villaseñor y Villaseñor. Editorial Jus, S.A.
  •  Fotografía: Víctor Manuel Garnica Zavala.
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