Alba Herrera y Ogazón nació el 2 de febrero de 1885. Famosa pianista, escritora, periodista, profesora considerada la primera musicóloga mexicana, quien comenzó desde los siete años a estudiar su instrumento y tuvo como maestro a Carlos J. Meneses, a Pedro Luis Ogazón, a Alberto Villaseñor y a Ricardo Castro.
Desde muy niña demostró grandes aptitudes para la música y a la edad de siete años ya interpretaba en el piano sus composiciones de avanzada dificultad. Tuvo por maestro, en sus estudios superiores, a Carlos J. Meneses, a su pariente Pedro Luis Ogazón, a Alberto Villaseñor y a Ricardo Castro. Estudió en el Conservatorio Nacional de Música, del que posteriormente sería maestra. Se perfeccionó en Europa y Nueva York.
Estudió en el Conservatorio Nacional de Música, llegando a ser maestra de dicha institución. Perfeccionó su técnica en Europa y Nueva York. Con la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la dirección de Julián Carrillo, realizó una gira con la que logró un éxito rotundo. Por recomendación del autor en 1910, tradujo el libro La ejecución pianística, de Joseph Hormann.
Colaboró en revistas y periódicos: El Tiempo, El Mundo Ilustrado, El Diario, La Tribuna, Revista de Revistas, Pegaso, El Universal, además de artículos ocasionales en el Excélsior, La Opinión y otros.
Fue profesora universitaria; miembro del Ateneo de México; de la Sociedad de Estudios de Historia Local de Distrito Federal, del PEN Club, Nosotros, Grupo Ariel y Sociedad Cultural Pro Arte Patrio.
Profesora del Conservatorio Nacional y fundadora de la Facultad de Música de la Universidad Nacional
Con múltiples conciertos decide escribir libros sobre crítica musical.
Fue profesora nacional de piano y de historia de la música en el conservatorio. Dio conferencias durante los años 1922 y 1924 en el Departamento de Cultura Estética. Dio múltiples conciertos que abandonó para dedicarse a la escritura de varios libros sobre crítica musical.
Más detalles:
En su principal publicación El arte musical en México (1917), la maestra Herrera definió a la música como “el medio de desahogo de la vida, el lenguaje de lo indecible y la expresión de lo inexpresable”; describió algunas características de la música precortesiana aún con los prejuicios de la época acerca de una “barbarie” presente en las costumbres del pueblo mexicano; señaló a Melesio Morales como el inicio de una cadena que llevó a la creación del Conservatorio; identificó los primeros brotes de la composición mexicana en las óperas y las misas, refiriéndose a estas últimas como aquellas composiciones realizadas por los maestros de capilla del siglo XIX, como Mariano Elízaga; reconoció el progreso en lo técnico en las composiciones de mexicanos del umbral del siglo XX, tales como Ricardo Castro, Gustavo Campa y Felipe Villanueva. Para ella, el piano era el único instrumento que podía permitir a su ejecutante el dominio total de la música –melodía, armonía y contrapunto–, siendo así el único intérprete, aquel que recorrería el mensaje que se plasmaba en las partituras, libre y completo.
Alba Herrera participó en el Primer Congreso Nacional de Música (1926), patrocinado por el diario El Universal, la Universidad Nacional y el departamento de Bellas Artes, convocado por el Conservatorio Nacional. En este evento fijó su postura de hacer a la nación más refinada y culta a través de las escuelas oficiales de arte. Muchos años habían pasado desde que aquella pianista, que ejecutaba sus piezas en la Sociedad de Conferencias (1907) del Casino de Santa María de la Ciudad de México, lograba convertirse en profesora del conservatorio universitario y musicógrafa reconocida por sus propios contemporáneos.
En 1929, después del conflicto por la autonomía universitaria, el Conservatorio fue segregado de la Universidad Nacional para ser integrado a la Secretaría de Educación Pública; entonces, un grupo de profesores disidentes formaron una comisión que se entrevistó con el rector Ignacio García Téllez y le propuso la creación de una nueva Escuela de Música. Entre ellos se encontraba la profesora Herrera, quien, además, fue seleccionada para redactar el acta de la “Breve historia de los hechos relativos a la fundación de la Facultad de Música”. En esta nueva escuela, fundada el 7 de octubre de ese mismo año, ella continuó impartiendo clases de piano e historia de la música, multiplicando sus tareas sin remuneración alguna, hasta enero de 1930, cuando se extendieron los nombramientos respectivos en una verdadera muestra de su compromiso con la educación y el arte en México.
Fallece en la Ciudad de México el 1 de abril de 1931.
Fuentes: Revista Bicentenario, Blog El Maestro. Dr. Héctor Darío Aguirre Arvizu. 20-02-02.