Andrés Delgado “El Giro”

Oriundo del pueblo de Nativitas, Salamanca

Cuando Andrés Delgado se presentó ante el cura Hidalgo, acababa de cumplir los dieciocho años. El libro de bautizos de indios de la parroquia de Salamanca asienta la partida respectiva, que nació en 7 de noviembre de 1792, en el pueblo de Nativitas, en Salamanca.

Era de raza indígena y su ocupación, antes de lanzarse a la revolución, era de tejedor; tenía una figura repulsiva, según dice un historiador, y el sobrenombre de “El Giro” le vino de su afición a vestir de una manera superior a la acostumbrada por individuos de su clase, y a andar, como entonces se decía, “muy giro”.

Se unió al otro insurgente salmantino Albino García

“El Giro” fue soldado de Albino García y de alguno de los demás guerrilleros que hubo en Guanajuato, de esos que tenían por arma principal la caballería, pues era muy diestro en el manejo del caballo y de la reata; el largo tiempo que hizo la guerra como subalterno y su temerario valor, le dieron alguna notoriedad, permitiéndole llegar a jefe de guerrilla.

Estaba a cargo del Cuerpo de Dragones de Santiago

“El Giro” mandaba en el Cuerpo de Dragones de Santiago, uno de los mejores, por bien armado, por sus buenos caballos y por sus expertos y valientes jinetes. Este cuerpo perteneció a las tropas del mando del padre Torres, con quien concurrió al combate contra el Coronel Don José Ruiz, en Pabellón, donde este jefe realista fue derrotado, a pesar de los prodigios de valor de sus soldados, pertenecientes al Regimiento de Barcelona. Ese mismo Ruiz había hecho degollar, pocos días antes, a 300 fugitivos del fuerte de Los Remedios. (Enero de 1818).

Los realistas acorralaban a “El Giro”

Tomó una parte muy activa en las disensiones de los insurgentes de Guanajuato; cuando el padre Torres se rebeló contra la Junta de Huetamo, esta le declaró la guerra y Arago comisionó a Andrés Delgado para que lo sometiese; “El Giro” cumplió su encargo derrotando a Torres y obligándolo a huir casi sólo. Todavía siguió aquel combatiendo por la causa de la Independencia por espacio de más de un año, no obstante la activa persecución que por orden del Comandante Linares le hacía don Anastasio Bustamante; pero casi sólo, pues los demás caudillos o se habían indultado o habían perecido, no podía hacer muchas proezas, y más bien andaba errante y fugitivo en la Cañada de la Laborcita, cerca de Chamacuero. “El Giro” había logrado escapar, saliéndose del cerco que le pusieron los realistas; pero en su seguimiento lanzó  Bustamante algunas partidas, una de las cuales pudo darle alcance, según refiere el parte oficial respectivo; más el historiador Don Carlos M. de Bustamante dice que el Delegado se escapó envuelto en las mangas y se fue a un rancho inmediato, de donde volvió a caballo y armado, insultando a las realistas y desafiándolos.

Últimos momentos de “El Giro”

Como quiera que sea, el temerario insurgente comenzó a luchar cuerpo a cuerpo con el Alférez de Dragones de San Luis, José María del Castillo, quien logró darle una lanzada y derribarlo del caballo, y como lo creía ya muerto, Castillo se entretuvo en apoderarse del caballo.

​Entre tanto, Andrés Delgado se sacó la lanza que tenía clavada en el pecho, y empuñándola se atrincheró detrás de unos peñascos, donde fue nuevamente acometido por Castillo, a quien atacó  con admirable denuedo, logrando inferirle una herida en una mano.

En auxilio de dicho realista ocurrieron luego varios soldados, a quienes “El Giro” hizo una tenaz resistencia, matando a tres e hiriendo a varios, y aunque pudo precipitarse en una barranca, siguió allí combatiendo a sus perseguidores, sin querer rendirse a ellos, hasta que, abrumado por la fatiga y por el número de los que lo atacaban, sucumbió a manos de estos.  

Finalmente mataron a heroico insurgente “El Giro”

El historiador antes mencionado refiere que los realistas acabaron con él a pedradas y que le cortaron la cabeza, la cual llevaron al Comandante Bustamante, quien, deseando identificarla hizo que la viera una mujer que llevaba un niño en los brazos: era cuidadora del niño, y éste era hijo de Delgado; así es que tan pronto como esa mujer vio  la ensangrentada cabeza que se le presentaba, la reconoció, y llorando exclamó: “¡Es mi amo Don Andresito!”.

 Bustamante envió la cabeza a Salamanca para que fuera expuesta, según se acostumbraba, allí permaneció algún tiempo. La muerte de Andrés Delgado ocurrió el 3 de Julio de 1919. “El Giro” fue de los últimos insurgentes que hubo en el Bajío de Guanajuato.

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