Andrés Molina Enríquez, el ideólogo del agrarismo

Andrés Molina Enríquez es reconocido por su importante aporte social, al encabezar una de las ideologías más determinantes a la hora de establecer los derechos sobre las tierras, con el afán de mitigar los efectos de la segregación que sufría la población indígena por parte de los sectores criollos españoles de la época.

Abogado, sociólogo y precursor de la reforma agraria en México. Nació en Jilotepec, el 30 de noviembre, hijo del señor Anastacio Molina Bernal y de la señora Francisca Enríquez de Molina.

Andrés Eligio de la Cruz Molina Enríquez, de ascendencia mestiza, por ser hijo de un español y una indígena, supo de primera mano que la imposición de la jerarquía por nacimiento determinaba la prosperidad de los individuos como de sus familias, y a su vez pudo vivir en carne propia las injusticias cometidas por los terratenientes criollos, quienes en su mayoría eran propietarios y beneficiarios de las tierras que no trabajaban, mientras que los indígenas que mantenían las tierras productivas, eran menospreciados y prácticamente despojados de sus cosechas, las cuales representaban parte de sus bienes más preciados.

En su adolescencia, tuvo la necesidad de obtener una beca para poder estudiar en el Instituto Científico y Literario de Toluca, lo cual hace ver cómo a través de mérito propio, fue capaz de acceder a su educación formal.

En la Ciudad de México estudió la carrera de leyes. La educación recibida a lo largo de su vida, y su formación como abogado de profesión, le hicieron indagar fuertemente acerca de la vida política de un México en proceso de reestructuración.

Su sentido ágil y crítico lo llevó también a desarrollarse en el ámbito del periodismo y la docencia, lo cual también permitió que se acercará más a la problemática que los indígenas sufrían por la propiedad de sus tierras. Fue condiscípulo de Jesús Urueta y de Francisco Olaguibel, con quienes se inició como editorialista en “El Siglo XX”, interrumpidos sus estudios pudo concluirlos en el Instituto del Estado.

Fue Notario en Jilotepec y Sultepec.

En 1896 fue llamado por el gobernador Villada para hacerse cargo de la Dirección de Fomento. Más tarde ocupó la Oficialía Mayor de la Secretaría de Gobierno y fue Juez de Letras en Tlalnepantla, donde conoció a Luis Cabrera, con quien abrió un despacho en la ciudad de México.

Escribió los estudios: “El Evangelio de una Reforma”, “La Cuestión del Día, La Agricultura Nacional” y “Los Grandes Problemas Nacionales”; autor también de “La Reforma y Juárez”. Se le nombró profesor de etnología aborigen en el Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía.

Plan de Texcoco

El 23 de agosto de 1911 se lanzó a la lucha armada proclamando el Plan de Texcoco, manifiesto en contra del latifundismo y en favor del reparto de tierras.

“El Plan de Texcoco no sirvió para los objetivos políticos que expresa, ni para nuestro engrandecimiento político personal; pero sí para dar a la Revolución la conciencia de su carácter social…”

El plan estuvo basado en diez puntos, los cuales tenían como objetivos:

  1. Desconocer la presidencia interina de León de la Barra.

  2. Molina Enríquez asumiría las funciones del Poder Legislativo y del Poder Ejecutivo de forma provisional y transitorio.

  3. Formar un triunvirato o consejo que asumiría al gobierno de la nación, sus miembros posibles serían Emilio Vázquez Gómez, Manuel Bonilla, los generales Pascual Orozco, Emiliano Zapata, Camerino Mendoza, Rafael Tapia o el señor Paulino Martínez.

  4. En caso de morir alguno de los miembros, los restantes elegirían al tercero.

  5. En cada entidad se nombrarían comandantes militares adheridos al plan.

  6. En cada entidad los comandantes militares disolverían a los poderes legislativos y ejecutivos locales.

  7. Los comandantes militares acatarían las leyes dictadas provenientes del plan revolucionario de Texcoco.

  8. Molina Enríquez asumiría la responsabilidad para con la nación y las naciones extranjeras, siendo la revolución la que cuidaría la vida e intereses de los extranjeros residentes en México.

  9. Todas las leyes generales y locales seguirían vigentes hasta que fueran derogadas. Se convocaría a elecciones para renovar a los poderes legislativos y ejecutivos.

  10. Se dictarían las disposiciones necesarias para formar el Consejo, el cual proveería las necesidades del gobierno federal.

 

Fue aprehendido y pasó dos años en la cárcel.

Preocupado por la mala distribución de la tierra, imaginaba formas de propiedad más justas. Desde su juventud comenzó a considerar ideas revolucionarias acerca de la posesión de las tierras, y cómo la distribución que imperaba en ese entonces, mantenía la segregación social y hacía prosperar las desigualdades económicas del país.

Poco a poco fue ganando importancia, y su detallado análisis político alentado por su profesión de abogado, le hizo ser notado y al final tomado en cuenta al redactarse la Ley Agraria de 1915, así como para los fundamentos básicos del artículo 27 de la Constitución el cual hace referencia justamente a la propiedad de las tierras y aguas comprendidas en los límites del territorio nacional.

En su obra más reconocida, Los grandes problemas nacionales, indagó sobre las problemáticas estructurales del campo, como el feudalismo rural, lo cual le permitió servir de motivación de ideologías revolucionarias en contra de la segregación racial.

Contribuyó también a la formulación de las leyes de aguas de Chihuahua y Nuevo León y a la federal del mismo ramo.

Su última obra fue “La Revolución Agraria en México”.

El legado ideológico que nos ha dejado este ilustre pensador permitió que el campo se desarrollara de forma más justa y llegara a ser lo que conocemos actualmente.

Falleció el primero de agosto de 1940 en la ciudad de Toluca, donde pasó sus últimos años.

Fuentes; Gobierno de México, Mediateca del INAH, CR Comunicación.

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