Antonio López de Santa Anna y Pérez de Lebrón nació el 21 de febrero de 1794 en Xalapa, Veracruz. Se trató de un político, militar y autodenominado como dictador mexicano. Algunas fuentes señalan que fue presidente en seis ocasiones, sin embargo, otras informan que logró llegar a la silla presidencial 11 veces, aunque todas fueron por muy breve periodo de tiempo. Se autonombró dictador en 1853 con el título de Alteza Serenísima y Dictador Vitalicio.
Ocupó la Presidencia de la República en 1833, de 1834 a 1835, en 1839, de 1841 a 1842, en 1844 y en 1847.
Fue hijo de criollos veracruzanos de sólida posición económica. Inició su carrera de armas en el Ejército Realista desde muy joven y combatió a los insurgentes hasta que en 1821 se adhirió al Plan de Iguala.
Hombre carismático de gran influencia, ya que su figura dominó casi medio siglo de vida nacional y su nombre se asoció a la gran cantidad de asonadas y revueltas que tuvieron lugar en el periodo independiente mientras México buscaba una forma de organización.
Apoyó fuertemente la creación del Imperio de Iturbide. Posteriormente derrocó a Iturbide en 1823 con el Plan de Casamata. A partir de entonces tomó parte en todos los acontecimientos políticos de la caótica vida independiente de México.
Su influencia en el Estado de Veracruz fue notoria.
Ocupó el cargo de vicegobernador de diciembre de 1827 a septiembre de 1828, y posteriormente fue elegido gobernador Constitucional en funciones del 23 de marzo de 1829 al 2 de enero de 1830, con dos pequeños intervalos.
Se unió sucesivamente a liberales y conservadores, en elogiado perseguido y sufrió el destierro en varias ocasiones. En 1835 intervino en la guerra con Estados Unidos al mando del ejército mexicano, pero fue hecho prisionero en San Jacinto después de haber obtenido algunos triunfos militares (toma de El Álamo).
Combatió en guerras extranjeras destacándose su participación en la guerra de Texas y en la guerra de 1847.
Después de la derrota frente a los norteamericanos en 1848, se exilió en Jamaica de donde volvió en 1853 para instalar una última dictadura, la cual fue derrocada por la Revolución de Ayutla en 1854.
De nuevo en el exilio radicó en Santo Tomás sin perder de vista el desarrollo político de México.
Regresó en 1864 por corto tiempo, sin lograr ni la adhesión republicana ni el entendimiento francés. Durante unos meses vivió en Nueva York y en 1866 fue declarado traidor a la Patria.
En 1867, arribó a la ciudad y puerto de Veracruz sin que se le permitiera desembarcar y finalmente fue hecho prisionero por el jefe militar de Yucatán quién ordenó el asalto del buque Virginia en el que viajaba López de Santa Anna.
Fue conducido a la ciudad de Campeche y puesto a disposición del gobierno juarista, fue encarcelado en San Juan de Ulúa y juzgado en consejo de Guerra; se le impuso la pena del destierro por 8 años en Nassau, en las Bahamas.
A la muerte de Benito Juárez en 1872, el Presidente Sebastián Lerdo de Tejada, paisano y amigo del caudillo, le permitió volver al país en 1874. Para ese entonces no se le reconoció su grado militar y se le negó la devolución de sus bienes y sueldos confiscados.
Murió pobre y olvidado en la ciudad de México 21 de junio de 1876.
Empero, el alza desmedida de impuestos y la venta a Estados Unidos de La Mesilla (un millón de kilómetros cuadrados entre Sonora y Chihuahua) le valieron la impopularidad y marcaron su decadencia. Un grupo de adversarios políticos lanzó el Plan de Ayutla en 1854 por lo que Santa Anna renunció y se refugió en La Habana.
Antonio López de Santa Anna es sin duda el personaje más controvertido de la historia de México en el siglo XIX.
Fuentes: México Desconocido, Gobierno de Veracruz