Por: Jorge Nuño Jiménez
En honor a Gustavo Vargas Martínez QEPD
El título de este artículo se refiere a investigaciones del Dr. Gustavo Vargas Martínez, excolaborador de este Centro de Estudios, quien dedicó gran parte de su vida al análisis y revisión de archivos que provocaron debates entre historiadores y antropólogos sobre las hipótesis de la existencia de un país llamado Fusang. ¿Qué fundamentos tiene este investigador para afirmar que Fusang podía ser México? ¿Serían monjes sino-tibetanos quienes tuvieron contacto con los antiguos mexicanos 900 años antes de la llegada de Cristóbal Colón a América?
La respuesta a las interrogantes planteadas anteriormente se encuentra en la obra del autor de obligada lectura, trabajo científico de investigación que recoge analogías culturales, así como esquemas simbólicos, genéticos y antropológicos que discutieron en su momento en China y México especialistas modernos.
Es un reto esclarecer definitivamente quiénes fueron los verdaderos descubridores de nuestro Continente, lo cual hace necesario despejar las incógnitas de la historia buscadas en caminos inciertos. La obra del Dr. Vargas en mi poder acopia reflexiones y obliga a la lectura de sus hipótesis, sobre las antiguas civilizaciones sino-tibetanas, varias de las cuales se insertan en diversas discusiones teológicas, que nos inducen a pensar sobre los verdaderos descubridores de América. Alrededor de Colón se han levantado inconcebibles fraudes históricos ya que él jamás supo que había llegado a un nuevo continente, simplemente se le atravesó en su viaje hacia las Islas Molucas, posteriormente con un concepto europeo le llamarían América en honor a Américo Vespucio.
Siguiendo la investigación del Dr. Vargas, de quien aprendí mucho sobre el tema del libertador Simón Bolívar, pasamos tardes enteras en esta Institución revisando documentos, de muchos estudios tanto de China como de México. Muy pocos conocen la descripción sobre la existencia de un país llamado Fusang es decir México reporte escrito, reproducido también por Joseph de Güines hace ya más de 240 años.
Estamos ante un misterio sobre un enigma significativo de la historia universal. La documentación de mis archivos recoge no solamente la investigación del autor antes mencionado, sino datos recopilados en más de 20 viajes que realicé a China a partir de 1973 como joven oficial del Estado Mayor del Presidente Echeverría, me vinculé a la Academia de Ciencias de Beijing, institución que generosamente me abrió sus archivos para indagar sobre el origen del hombre americano permitiéndome revisar mapas antiguos inéditos señalando el mapamundi “de lo que está bajo el cielo”, mapas del siglo XI en los cuales encontré la referencia de Fusang.
Posteriormente durante mi experiencia europea en la Unesco tenía la obsesión de saber cuál fue el origen de la población americana. Constaté que las hipótesis eran ciertas sobre la gran migración asiática provenientes de las estepas siberianas que había pasado caminando por el Istmo de Bering hace 40 mil años estableciéndose a lo largo y ancho del continente americano, me encontré con varios estudios y referencias genéticas de prominentes investigadores sobre la mancha mongólica que portan los recién nacidos en la columna vertebral, glúteos, espalda y probablemente los hombros de los naturales de América, también observé la gran similitud de influencia craneana de los mayas, los incas y zapotecos sobre su origen asiático.
CONCLUSIÓN: Los verdaderos descubridores de América fueron chinos. La población americana originaria proviene de las estepas de Mongolia. Quien tenga duda que consulte en la Academia de Beijing y revise los testimonios del padre Antonio Andrade y 200 autores más de los archivos europeos y Zhiu Quan Zhi 1962 “Estudios sobre el descubrimiento de Fusang”, es decir por monjes tibetanos 900 años antes que Colón.
Director General
Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo
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Hace casi dos décadas, sin embargo, se extendió una historia alternativa del «descubrimiento» de América.
En oposición al consenso historiográfico, esta historia dice que flotas encabezadas por dos almirantes chinos, Zhou Man y Hong Bao, habían navegado desde África hasta la desembocadura del río Orinoco, en la actual Venezuela, y que luego habían bajado por toda la costa del continente hasta el estrecho de Magallanes en el año 1421.
Es decir, 71 años antes del viaje de Cristóbal Colón.
Estos almirantes habían sido entrenados y dirigidos por el gran navegante chino de la época: el eunuco musulmán Zheng He.
Y, ahora, estas figuras históricas están siendo evocadas por la alta cúpula del gobierno chino para reafirmar los reclamos globales de la potencia asiática.
El controvertido libro de Gavin Menzies
Menzies, quien falleció hace pocos meses, sostenía que, a principios del siglo XV, alrededor de 1403, el emperador chino Yongle (tercero de la dinastía Ming) le dio a Zheng He la misión de dar la mayor vuelta al mundo que se había dado hasta ese entonces.
El objetivo era ir «hasta el fin del mundo a recoger tributos de los bárbaros esparcidos por el mar».
Él tenía que entrenar a navegantes para que salieran a los océanos mientras, en paralelo, el imperio construía cientos de ba chuan, unos barcos de dimensiones sin precedentes.
Fueron ellos quienes, en los años siguientes, emprendieron seis viajes alrededor del planeta tomando contacto con diferentes pueblos y llegando a tierras cuya existencia se desconocía. El único lugar ausente en el trayecto fue Europa.
Los viajes habrían continuado si, en 1424, Zhu Di no hubiese muerto, interrumpiendo el proyecto de expansión y el contacto con otras civilizaciones (un séptimo viaje se realizaría en 1433, después de su muerte, y una octava flota llegó a partir más tarde, pero no llegó a mar abierto).
Menzies dice en el libro que, junto con otros viajes del mismo período, los almirantes liderados por Zheng He también entraron en lo que hoy es Australia, 350 años antes de la expedición británica dirigida por el capitán James Cook, quien llegó a la playa de Kamay Botany Bay (hoy un parque nacional en Sídney) en abril de 1770.
Dado que la mayoría de los mapas chinos originales fueron destruidos por funcionarios del imperio años después de la muerte de Zhu Di, los que quedan presentan solo viajes menores a India y otras islas del sudeste asiático.
Ahora solo se puede acceder a los dibujos de los años 1421 y 1423, cuando los barcos de Zheng He habrían ido más lejos, solo a través de reproducciones, como una que encontró Menzies.
Realizada por el cartógrafo veneciano Zuane Pizzigano, la reproducción muestra las islas de Guadalupe y Cuba, las costas americanas, Australia e incluso la Antártida, y según Menzies, este material fue utilizado probablemente por el propio Colón para llegar a las Antillas.
Décadas más tarde, en 1512, el cartógrafo turco Piri Reis diseñó un mapa del mundo que incluía no solo las Américas, sino que detallaba el terreno de la Patagonia, en el sur del continente.
Esto solo fue posible, según Menzies, por la información obtenida décadas antes por los chinos y ya esparcida por los territorios de Asia.
En estos viajes ausentes de los registros originales, los barcos dirigidos por Zheng He habrían cruzado el cabo de Buena Esperanza antes que Bartolomeu Dias, pasando por Cabo Verde, en África, las islas de las Azores, hoy territorio portugués, las Bahamas (Caribe) y las Malvinas.
Incluso habrían establecido algunas colonias en lo que ahora son Australia, Nueva Zelanda, California, la isla de Puerto Rico y México, a donde habría llevado los primeros caballos.
Un mapa antiguo
La tesis de que los chinos llegaron a América antes que Colón, sin embargo, nunca murió.
En 2006, un abogado chino llamado Liu Gang dijo a la prensa internacional que había encontrado un objeto que lo demostraba: un mapa con los cinco continentes del planeta elaborado en 1763, pero con una anotación en la parte posterior que decía que era una reproducción de otro mapa de 1418.
El mapa fue comprado por un precio insignificante en una librería de Shanghái hace años y Gang dijo que había pasado ese tiempo estudiando cartografía con otros expertos.
Llegó a una conclusión similar a la de Menzies: «La información en el mapa puede cambiar la historia», dijo Gang.
Con información de El Universal.