A las pocas horas del 6 de abril de 1915, se trabó un furioso combate: los villistas chocaron contra la brigada del general Fortunato Maycotte, en El Guaje (Villagrán). Al saberlo, Obregón ordenó que reforzaran enviando al general Manuel Laveaga, con mil quinientos hombres. Posteriormente Obregón llegó a El Guaje, sólo para corroborar la derrota de sus hombres. Las bajas constitucionalistas se elevaron a ochocientos hombres entre muertos, heridos y dispersos.
Las tropas villistas continuaron impetuosamente su ataque sobre Celaya. Ahí cometieron su primer error pues no modificaron su plan de ataque ni esperar la llegada de la artillería, por lo que, al presentarse frente a las posiciones constitucionalistas al mando del general Benjamín Hill, los villistas se encontraron frente a un muro de fuego.
El choque fue muy violento. Al caer la noche sonaron los últimos balazos de un combate que, a todas luces, habían perdido los villistas, a quienes no les quedó más remedio que recular hacia su posición de origen, jurando regresar al día siguiente.
Segundo y último día de la primera Batalla de Celaya
El general carrancista Álvaro Obregón, ordenó que vinieran apoyarlo hasta Celaya, los generales Alfredo Elizondo, Alejo González y Porfirio González.
En las primeras horas del día 7 de abril de 1915, la situación pareció mejorar para las tropas constitucionalistas, pues ya habían arribado los refuerzos. Entonces comenzó el ataque villista que poco a poco fue aumentando de intensidad, entre explosiones y cargas de caballería dejando sobre el campo miles de cadáveres.
Momento clave
A las nueve de la mañana, del día 7 de abril de 1915, se produjo una crisis en el campo constitucionalista: los batallones 5º, 9º, 17º. Y 22º habían consumido sus municiones y comenzaron a abandonar la línea de fuego. En esos momentos el general Obregón ordenó al general Cesáreo Castro que le mandara tropas para cerrar la brecha, petición que satisfizo enviando al general Jesús Novoa con su brigada.
Mientras el general Obregón activaba personalmente el reabastecimiento de municiones, ordenó al joven Jesús Martínez que tocara la diana, lo que creó confusión entre las tropas de Francisco Villa, quien ordenó un ataque general, pero nuevamente sus hombres fueron contenidos, que dieron cuenta de más de cuarenta cargas de caballería y en todas fueron rechazados. Los constitucionalistas aprovecharon la confusión de los villistas para reorganizarse abasteciéndose de armamento: ahora ellos pasaban a la ofensiva por medio de la caballería al mando de los generales Cesáreo Castro, Fortunato Maycotte, Alejo González y Jesús Novoa. Actuaron llevando a cabo un doble envolvimiento de victoria.
Se consuma derrota de la División del Norte
El 7 de abril de 1915, el general González atacó por el norte, llegando hasta donde estaban los trenes villistas en que comenzaban la huida. Horas después se había consumado la derrota villista. Todavía la caballería constitucionalista persiguió a los derrotados 20 kilómetros. Las bajas por los constitucionalistas fueron 558 muertos, 365 heridos; las bajas villistas fueron 1,800 muertos, entre ellos los generales Agustín Estrada y Francisco Natera; 3,000 heridos, y 500 prisioneros, así como gran cantidad de material y ganado. Estos marcharon hacia Salamanca para reorganizarse, recibir refuerzos y curarse las heridas, pero sobre todo preparar su nueva operación.