El 29 de enero de 1917, los miembros del Congreso Constituyente entraron en sesión permanente.
Se abre la sesión y se inicia el debate sobre el Artículo 27, siendo discutidos y reservados para su votación los primeros seis párrafos. Se aprueban los artículos 56 y 64 Constitucional.
El 31 de enero de 1917: se hace la Sesión Solemne de Clausura del Congreso Constituyente. Ese día, los constituyentes protestaron guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
“… me cabe el honor de poner en vuestras manos la nueva ley suprema de esta tierra, dando a usted, la seguridad de que todos nosotros de hoy en más, donde quiera que nos encontremos y cualesquiera que sean las circunstancias, seremos sus más celosos defensores, estando dispuestos a cumplirla y respetarla como el emblema sagrado a cuyas sombras gozará mañana de libertad, de paz y bienestar el pueblo mexicano”, parte final del discurso del Dip. Luis Manuel Rojas, presidente del Congreso Constituyente dirigido a Carranza.
El Diputado Hilario Medina habló a nombre de todos los diputados:
“La Constitución Política… seguramente va a demostrar al pueblo mexicano que no fueron una mentira las palabras que se grabaron en el glorioso Plan de Guadalupe; que no fueron una mentira las palabras que el Primer Jefe lanzaba a los cuatro vientos de la nación; que ya el pueblo mexicano podía tener confianza en sus supremos destinos, porque ya venía laborándose poco a poco la obra a que hoy se ha dado término y, que, por lo tanto, ya podía otra vez recobrar la confianza y lanzarse y seguir hacia la conquista del lugar que indudablemente le tiene reservado el destino.
“… En un momento supremo, acaso de la adivinación del porvenir, he podido escuchar el hondo palpitar de todos y cada uno de los corazones de los mexicanos y he podido confeccionar una nueva obra, una nueva patria, que yo os exhibo en estos momentos, levantándose de las agitaciones revolucionarias, como se levantaba la inmaculada Venus de Médicis en su blancura seráfica, en su desnudez pura. Así os presento una nueva patria. ¡Adoradla!”.