David Alfaro Siqueiros

David Alfaro Sequeiros radicó en Irapuato los primeros años de su vida al lado de su abuelo, de quien formó el carácter recio y sus sensibilidad social (el apodo de David fue su primera esposa, por el David, de Miguel Ángel).

Es historia poco abordada, merece la indiferencia incluso de CONACULTA, institución que con anterioridad ha financiado libros que relatan la infancia de Sequeiros en Camargo, Chihuahua, cuando no hay ni documentos ni testimonios serios. Con este objetivo, el de profundizar en un pasado, se creó en Irapuato a principios de 2007 la Fundación Hogar Siqueiros AC e incluso se ha propuesto nombrar a la calle Ponciano Arriaga Plaza Siqueiros y en ese lugar, efectuar un calendario de eventos. (Sin embargo, para las autoridades municipales el proyecto no entraba en sus planes de trienio, y han manifestado una política de total cerrazón, por la manifiesta mediocridad de su alcalde). La fundación Hogar Siqueiros ha replanteado a Conaculta apoyo financiero para recoger esta parte de la historia no contada, dentro del Programa de Donaciones a promotores de Cultura. Se intenta demostrar con testimonios fehacientes infancia de Sequeiros y las innumerables ocasiones que llegó a Irapuato para ocultarse de la perseción de que era objeto.

(Peor aún, la tesorera de la presidencia municipal, de nombre Lorena Alfaro, familiar lejano del muralista, durante el tiempo que fue diputada local nunca aceptó una entrevista con Federico Ramos y no asistió a la exposición celebrada en Irapuato del famoso pintor, argumentaba que le eran más importantes las citas con el entonces alcalde Ricardo Ortiz Gutiérrez. Más catastrófico aún, ese día de la exposición, unas personas que se dijeron familiares de Alfaro Siqueiros llegaron con unos carteles pretendiendo venderlos en miles de dólares. Nadie en su tierra es profeta; a David Alfaro Siqueiros lo prefieren enterrar sus propios familiares)

Va de cuento

La historia data que a principios de los años 1500’os durante la conquista Española de México, fue construida la Hacienda de San Miguelito, teniendo como principal función el ser un fuerte militar español.

Posteriormente por los años de 1615 pasa a manos de los encomenderos,  quienes eran mayordomos de los nobles españoles que cuidaban dé las tierras que les fueron otorgadas a estos nobles por el Rey de España en la época de la colonización. Subsiguientemente en este mismo siglo (XVII) este monumento pasó a manos de particulares.

En el año de 1847 fue adquirido por Don Pedro Vargas León y su esposa Doña Mariana Galeana Amaro, Tatarabuelos del actual tenedor, siendo desde entonces parte de la familia, enorgulleciéndose de ser ésta, la Quinta generación en embelesarse de esta gran construcción.

Dentro de ésta familia pertenecieron varios personajes que han resaltado en la historia de México, EI primero de nombre Pablo Galeana, hermano de Hermenegildo Galeana, que luchó con su hermano en la guerra de Independencia. EI cual fue abuelo de Doña Mariana Galeana Amaro.

También el Coronel Juarista Antonio Alfaro, apodado el 7 filos, quien luchó en la época de Juárez en la Intervención Francesa, el cual recibió este apodo debido a su fuerte carácter y gran luchador.

Otro importante personaje fue el gran pintor y muralista David Alfaro Siqueiros (1896-1974), el cual originalmente fue registrado con el nombre de José de Jesús Alfaro Siqueiros en la ciudad de Irapuato, mismo que nació en la Ciudad de México en una de las residencias de la Calle Arcos de Belén.

Participó en la Revolución y su vida política fue intensa, fue perseguido por el gobierno Federal en la década de los 30, por lo que sus medios hermanos, uno de ellos Cipriano Alfaro Vargas le ayudaron a esconderse en un antiguo aljibe en la Hacienda de San Miguelito, arriesgando su libertad al ser tomados prisioneros por tal hecho, metiéndolos presos en la bartolina de la cárcel municipal. Más cuando la gente pudiente del pueblo se enteró, abogaron por ellos logrando su libertad.

Es así como este magnífico lugar se ha podido conservar a través del tiempo manteniendo su historia por generaciones.

Irapuato: infancia y refugio

David Alfaro Siqueiros también es uno de esos grandes personajes de la historia que esconden una verdad detrás del mito. Y esa realidad es que el llamado Coronelazo en realidad nació en la ciudad de México y no en Chihuahua, y se llamaba José de Jesús y no David.

El maestro también irapuatense Federico Ramos Sánchez, director del Museo Diego Rivera, develó la verdad que subyace bajo el pedestal de uno de los tres grandes del Muralismo mexicano.

Con la copia certificada del acta de nacimiento de José de Jesús Alfaro Siqueiros en la mano, se consta que el artista nació el 29 de diciembre de 1896, en el número 30 dela calle de los Arcos de Belén de la ciudad de México.

El documento fue expedido por la Oficialía del Registro Civil de Irapuato el 20 de febrero de 1902, y está firmado por el juez civil, ciudadano Juan Vázquez.

En el manuscrito se puede leer con claridad que fue el señor Cipriano Palomino Alfaro, “originario de esta ciudad y vecino actualmente de México, empleado de 39 años de edad y viudo”, quien acudió ante esa oficina para registrar civilmente al futuro muralista.

A través de la lectura de la foja 6 del Libro de Nacimientos de la Oficina del  Registro Civil de Irapuato, Guanajuato, se descubre que Cipriano Alfaro acudió sin más compañía que su pequeño hijo a realizar ese trámite.

El juez Vázquez escribió, con el lenguaje burocrático habitual del caso: “Presenta vivo al niño a quien puso por nombre y apellido José de Jesús Alfaro y declara  que es hijo legítimo suyo y de su finada esposa, señora Teresa Siqueiros y Feldmann”.

En el mismo texto se hace constar que por la vía paterna sus abuelos fueron el coronel chinaco Antonio Alfaro, quien peleó valerosamente contra los franceses como miembro del ejército de Benito Juárez, y la señora Eusebia Palomino. Sus abuelos maternos, para entonces ambos finados, eran Felipe Siqueiros y María Luz Feldmann. Testigos del acto fueron Paz Covarrubias, agricultor de 34 años de edad, y Marcos Cano, de 31 años, ambos de Irapuato.

Su primera esposa, Graciela Amador, Gachita, siempre conservó un bolo de su bautizo, que tuvo lugar en la capilla de San José, ubicada en la colonia Santa María de la ciudad de México, según dice Ramos Sánchez.

El entrevistado conoció personalmente al pintor durante una exposición en la que el artista presentó obra de caballete, realizada durante su permanencia en la cárcel de Lecumberri. Este encuentro le produjo una fuerte impresión.

“Era mediados de los años 60 y hasta hoy no olvido el verde intenso de su mirada, la fuerza de su personalidad y la pujanza de su carácter”, recuerda y está convencido de que, como revolucionario social y plástico, Siqueiros es el personaje más grande del siglo XX.

Sobre las indagaciones que lo llevaron a comprobar su tesis, menciona que un amigo personal, el arquitecto Bernardo Palomar, le sembró las primeras dudas que lo motivaron a profundizar la investigación.

“Descubrimos que en todo Chihuahua no existe acta de nacimiento que pruebe que Siqueiros nació ahí. Lo único hay es un pequeño expediente, en el Ejército, de cuando allá se dio de alta como revolucionario. Ni en los registros parroquiales ni en el Registro Civil de Santa Rosalía, hoy Camargo, Chihuahua, se encontró nada sobre su nacimiento’, afirma el entrevistado.

Fue en el mismo año de 1902 que David fue inscrito, junto con su hermano menor, Jesús, en un colegio de Irapuato. Don Cipriano era conservador, religioso y Caballero de Colón. Como penalista destacado que era deseaba una buena educación para sus hijos.

Los hermanos Jesús, María y José radicaron en Irapuato desde entonces. Crónicas familiares guiaron la investigación  hasta esa localidad donde se sabía que habían tenido mucha familia. Ramos halló “un documento civil perdido en las profundidades de una capa negra, un testimonio que abre las puertas a ese monstruo palaciego que es el espíritu del hombre, en papel impreso que conversa verdades ignoradas por aureolas de un desdén consular”.

Un aspecto interesante de destacar y que entorpeció las investigaciones para dar con el verdadero origen del pintor, es que su nombre real era José de Jesús y no David. Fue su primera esposa, Gachita, quien cariñosamente le impuso ese sobrenombre en franca alusión al David de Miguel Ángel.

“Si se desea localizarlo como David, nunca se le va a encontrar”, expone el investigador.

Hay que recordar a su aguerrido abuelo, quien vivía en Santa Rosalía:

Contrastando con el resto de la familia, su abuelo Antonio llevaba una vida ruda, anticlerical y guadalupana. Era chinaco y le apodaban EI Siete Filos, enemigo de los curas, pero no de Dios ni de su corte celestial. Él fue quien impulso (y posteriormente fue su gran orgullo) a José de Jesús para que ingresara al Ejército Mexicano. El futuro pintor se enlistó en Chihuahua, de ahí el dato que lo liga a esa entidad.

El acta de nacimiento original de José de Jesús Alfaro Siqueiros fue hallada en Irapuato por el equipo de trabajo del doctor Ramón Hernández Granados, quien fuera presidente municipal de la localidad. Aunque en esa época, los años 60, se habló del descubrimiento, no pasó nada.

Tiempo después, el arquitecto Bernardo Palomar, personaje ligado a los hechos trascendentales de la época le entrega el documento al maestro Ramos. Lo cierto es que no son pocos los historiadores, maestros, enciclopedias, artistas, políticos, biografías y monografías escolares que se refieren a este personaje de la historia política y artística del país como oriundo de Chihuahua. Sin embargo, para el maestro e investigador “esa discrepancia obedece a un olvido u omisión involuntaria de quienes aman la pureza de personajes de la talla de Siqueiros.

Fuentes de la investigación Pintores de Irapuato:

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