Don José Luis Malo

Nativo de San Miguel el Grande (hoy de Allende), vivía en la Hacienda de la Erre. Asistía a las Juntas que se celebraban en la casa de Domingo Allende y había contribuido con algunos fondos para los pequeños gastos que se habían hecho.

Ignorante de las denuncias que hubo contra los conspiradores, le sorprendió ver llegar el 16 de septiembre de 1810, a los principales jefes acompañados de algunos centenares de hombres y saber que ya había dado principio la revolución de Independencia. Malo siguió al ejército a Valladolid y a Las Cruces, en esa acción estuvo a las inmediatas órdenes de Jiménez, con el grado de Teniente Coronel, que le había sido conferido en Celaya. Mandó con Aldama la columna que flanqueó las posiciones de Trujillo, mientras Allende atacaba de frente.

Estuvo en Aculco y acompañó a los Generales a Guanajuato a la defensa de cuya plaza contribuyó, y se retiró con ellos a San Felipe y a Ojuelos; allí fue designado para que en unión de Carrasco y Mireles, sirviesen a las órdenes del Mariscal Jiménez en la campaña del Norte, que iba a emprender.

Sirvió bien durante todo a ella, que se señaló de las demás por la ausencia de exacciones, matanzas, etcétera; que había habido en las otras; entró al Saltillo y regresó a esperar a los caudillos en Matehuala, no volviéndose a separar de ellos hasta llegar a Acatita de Baján. Cayó prisionero el 21 de marzo de 1811, pero su menor graduación hizo que no fuese enviado a Chihuahua, sino que se quedase en Monclova cuando se procedió a separar a los prisioneros y se recurrió al artificio de decirles que los que eran militares lo manifestasen para que fuesen empleados en la instrucción de la tropa.

Fue fusilado en Monclova en compañía de Mascareñas, en los últimos días de marzo de 1811, casi sin formación de causa.

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