Tras varios meses en México, el Emperador Maximiliano decide realizar un viaje al Bajío. El 23 de agosto de 1864, el Emperador, acompañado de su secretario particular Don Nicolás Poliakovits, sus ministros y servidumbres, con escolta de la caballería del Coronel Don Miguel López entran a Apaseo entre manifestaciones apoteósicas de alegría de los habitantes de Apaseo y Celaya, que para la ocasión se han trasladado a esta población.
Es de notar que los liberales de Apaseo, entre ellos Don Canuto Gómez, deseosos de aguar de alguna manera la fiesta ocultaron los badajos de las campanas de los templos, debiendo entonces los imperialistas improvisar con varios martillos un repique de bienvenida.
Maximiliano, se aloja en la Casa de los Perros, donde las autoridades y los vecinos principales le ofrecen una comida, después sale a conocer la población rodeado de niños que fueron a saludarle y a quienes obsequio con moneditas de oro.
Muy temprano, tras pernoctar aquí, continúa su camino.
La Casa de los Fernández de Herrera o Casa de los Perros
Entre los atractivos turísticos destaca el palacio de Herrera (localmente llamada ‘ La Casa de los Perros’ debido a las gárgolas que se ubican rematando la fachada principal), es una construcción colonial del siglo XVIII. De estilo barroco móvil-sobrio, este imponente palacio fue mandado a hacer por Don Francisco Antonio Fernández de Herrera y Merino de Areávalo, hacendado y comerciante.
Fuentes: Gobierno de Apaseo el Grande, Monografía de Apaseo el Grande.