El cumpleaños de Carlota exhibe 52 pequeños muñecos de calavera que representan los principales eventos suscitados el 7 de junio de 1865
La celebración del cumpleaños número 25 de quien fuera la primera y única emperatriz de México, vista como un acto político-social que sirvió para mostrar la parte humana y la habilidad política de una mujer que, en el turbulento siglo XIX, gobernó una nación dirigida por hombres, es abordada de manera lúdica en la exposición El cumpleaños de Carlota.
A partir de 52 pequeños muñecos de calavera hechos de fieltro y cosidos a mano, la muestra curada por Francisco Rivas Penney, quien manufacturó las piezas, y cuya sede es el Museo Fuerte de Guadalupe, en la ciudad de Puebla, recrea la celebración de la esposa del emperador austriaco Maximiliano de Habsburgo, representada en tres escenarios que dan cuenta de los acontecimientos suscitados el 7 de junio de 1865, en la llamada Ciudad de los Ángeles.
En diferentes escenas se representa la vida de Carlota
A partir de las memorias de José Luis Blasio y Prieto, secretario particular del segundo soberano mexicano, sobre la estancia en Puebla del emperador y su esposa, Rivas Penney propone una lectura lúdica y didáctica de este episodio histórico que busca acercar al público, en especial a los niños, a la vida cotidiana durante el Segundo Imperio de Maximiliano (1864-1867).
Francisco Rivas indicó que se trata de una recreación en la que los personajes del mundo de los muertos llegan a contar la historia, a partir de tres escenas que representan lo acontecido la mañana de ese día en la catedral poblana, en el palacio episcopal por la tarde, y en el hotel La Alhóndiga durante esa noche; cada una cuenta con 12 a 18 calaveritas.
“En cada una de las escenas vemos una faceta distinta de Carlota: en la primera, su actuación política, cómo se relacionaba el Segundo Imperio con la Iglesia y el Ejército; en la segunda, las estrategias políticas que la emperatriz utilizó para acercarse a los pobres, a las mujeres y a los niños, mientras que, en la última, que alude a un baile, se muestran los protocolos de la corte y cómo es que la gente se debía comportar durante el gobierno de Maximiliano”, explicó.
En la escena del palacio episcopal, Carlota aparece al centro de la maqueta, sentada en el trono, el cual es franqueado por una alfombra roja que se extiende, en torno a ella están algunas autoridades distinguidas: de su lado izquierdo se aprecia a sor Luisa, una religiosa que, según la crónica de Blasio, recibió ese día la Orden de San Carlos, condecoración otorgada a mujeres por sus actos de caridad.
También aparece una señora de Puebla que en esa ocasión fue nombrada dama de honor, costumbre que tenía Carlota de buscar damas de compañía para asegurar la fidelidad de las familias más poderosas de las regiones que visitaba.
“Fuera de este escenario está una dama de alcurnia poblana que nombré la ‘Grosera’, a quien la emperatriz ofreció ser su dama de compañía, a lo que ella le respondió que no, porque no pensaba ir al Castillo de Chapultepec a barrer los pisos, prefería ser reina de su casa que criada del palacio”, relató.
También aparece Benito Juárez
En la exposición también se exhibe una figura relativa a Benito Juárez, ubicada en el apartado que toca brevemente la situación política por la que atravesaba México en esos momentos, cuando se contaba con un presidente y un emperador; a un costado del Benemérito de las Américas aparecen Maximiliano y Napoleón III con el escudo del Segundo Imperio a sus espaldas.
En sus memorias, Blasio hace énfasis en la buena recepción que tuvo Carlota en Puebla, razón por la que decidió celebrar su cumpleaños en esa ciudad. Un año antes, cuando la pareja imperial recién llegó al país vía Veracruz, en su camino a la Ciudad de México, su cumpleaños número 24 coincidió con su paso por Puebla y fue tan buena la impresión y el recibimiento que tuvo por parte de los poblanos, que decidió celebrar en esa ciudad su próximo onomástico.
“En esa época, Puebla era una ciudad conservadora que apoyaba al Imperio, todos se unieron a los festejos de la emperatriz, quien aprovecho su cumpleaños para desplegar sus estrategias políticas para legitimar su mandato y demeritar el gobierno de Benito Juárez”, afirmó el curador de la muestra.
Para ello, la soberana liberó a 235 prisioneros de guerra y 15 detenidos por delitos del orden común; hizo donativos a los pobres y a los huérfanos; sentó las bases para la fundación de la casa de maternidad en Puebla, algo demasiado liberal para la época: establecer un lugar donde las mujeres embarazadas se resguardarán para poder dar a luz y después decidir si cuidaban a su hijo o lo daban en adopción, con tal de que no abortarán o sufrieran discriminación por ser madres solteras.
Mujer muy hábil e inteligente en el terreno político
El curador de la muestra destacó que lo sobresaliente de este festejo fue el acercamiento que la emperatriz tuvo con la gente. Se tiene la imagen de Carlota como una persona déspota y engreída, que no se quería acercar a los indígenas, pero en su cumpleaños hizo lo contrario, y lejos de pasarla de fiesta en fiesta, realizó las acciones humanitarias mencionadas, además, cabe señalar que los donativos que ella dio eran de su dinero personal.
Así apoyó la gestión pública del Imperio con sus recursos, pero no de manera directa. Lo que habla de una mujer muy hábil e inteligente en el terreno político, incluso, intentó aprender náhuatl para poder comunicarse con la gente.
En sus memorias, Blasio comenta que unos días antes, Maximiliano y Carlota se reunieron en Puebla porque ella viajaba de la Ciudad de México y él venía de Veracruz, el encuentro marcó a la Ciudad de los Ángeles, porque toda la gente fue testigo del reencuentro de los emperadores, para ello, les pusieron arcos del triunfo, les llevaron flores, y el momento en que el emperador descendió de su carruaje para ir por la emperatriz, fue calificado como romántico y cautivó a los habitantes de esa ciudad.
La exposición permanecerá hasta el próximo el 10 de noviembre, en el Museo Fuerte de Guadalupe, ubicado en Avenida Ejército de Oriente s/n, Centro Cívico 5 de Mayo Los Fuertes, Puebla, Puebla. Horario: martes a domingo de 10:00 a 17:00 horas. Costo: 55 pesos. Los domingos la entrada es gratuita.