Fue uno de los artistas más importantes del tránsito entre los siglos XVIII y XIX, y formulador de un peculiar lenguaje a caballo entre un barroco clasicista y un neoclásico avant la lettre.
Nació el 13 de octubre de 1759 en Celaya y falleció el 3 de agosto de 1833. Prominente arquitecto, pintor y grabador del período colonial y primeros años de la independencia. Fue diputado, síndico, regidor y alcalde de Celaya.
“Francisco Eduardo Tresguerras, oriundo de la entonces Alcaldía Mayor, fue hijo legítimo del español Pedro Fernández Tresguerras, natural de Santillana del Mar, y Francisca Martínez de Ibarra (hija de un canónigo de Valladolid), matrimonio dedicado al comercio de aceite, vinos y abarrotes. En su adolescencia sintió el deseo de hacerse religioso, pero finalmente se decidió por estudiar dibujo en la capital de la Nueva España. A su regresó a Celaya contrajo nupcias con Guadalupe Ramírez, con quien procreó a María Luisa, Francisca Javiera, José María Eduardo, José María de la Cruz y Ana María”, menciona la Monografía de Celaya.
Otros autores señalan que:
En el año de 1775 se encontraba en la ciudad de México, al parecer para estudiar dibujo. No conocemos dato alguno aparte de ese que nos hable de su formación, y los expertos que se han encargado de su estudio, insisten frecuentemente en su carácter autodidacta, que le traerá posteriormente no pocos problemas al enfrentarse con la Academia. En la ciudad de Celaya practicó diversas actividades artísticas (entre las que podemos citar al menos la pintura, la música o el grabado). Pese a ello, su actividad fundamental fue siempre la arquitectónica, constándonos que ya en 1794 había pedido licencia a la Academia de San Carlos para ejercer dicha actividad.
En el año de 1807 fue nombrado Maestro Mayor de Obras de la ciudad de Celaya, y de esa época nos consta que ensambló numerosos retablos adscribibles a una estética ya claramente neoclásica en la región del Bajío. Una de sus primeras obras, la iglesia del Carmen, se convertirá también en una de las más reconocidas, así como en una definición de sus postulados estéticos, mostrando una particular predilección por severos pórticos tetrástilos o hexástilos, tendencia que confirmará en su obra para el convento de Teresitas de la ciudad de Querétaro, tal vez la primera obra neoclásica de ese lugar. Entre otras construcciones destacadas podemos encontrar un puente en Celaya, la capilla del Via Crucis del convento franciscano también en Celaya, el teatro de San Luis Potosí, o el monumento a los eventos de San Juan de Ulúa en la misma ciudad.
Obra escrita: los Ocios Literarios, que permanecería inédita, es un elemento invaluable para estudiar su personalidad. En sus páginas encontramos citas que van desde la ecuanimidad hasta la crítica más exacerbada (por ejemplo, las que realiza a la obra arquitectónica y retablística del último barroco de la región, de artífices tan destacados como De las Casas o Gudiño). De igual manera, sus tormentosas relaciones con la Academia de San Carlos y sus contemporáneos académicos (tales como Tolsá o Manzo), son también un indicativo de su carácter ambicioso y contradictorio.
Obra pictórica (pinturas, dibujos y grabados)
Retrató a Hidalgo (?), a Albino García, a la Virgen de los Dolores y a su esposa Guadalupe. Realizó un espléndido cuadro mural en la capilla de San Plácido del templo del Carmen, con el tema del Juicio Final, donde, echando mano de su gran sentido del humor, se pintó a sí mismo abriendo su sepulcro a la hora de la Resurrección… A quienes le cuestionaron su originalidad siempre les contestó con versos, igual a los envidiosos que nunca han de faltar en el camino de los hombres que con aplicación e inteligencia, imaginación y buen estilo, ejercen alguna de las cinco bellas artes. Se defendió de quienes lo acusaron de no ostentar un título ni saber dibujar. Sin embargo, su obra trascendió y aún es motivo de admiración y de polémicas. Es el destino de los grandes… Hizo murales en el Carmen, dibujado y construido por él; torres y altares en San Francisco, San Agustín y la Tercera Orden, pintura de caballete, esculturas, fuentes públicas, grandes casas en Querétaro, San Luis Potosí y Guanajuato, más la primera columna de la Independencia de México, erigida en su solar natal, la cual fue inaugurada el 16 de septiembre de 1822 bajo el imperio de Iturbide, para celebrar por primera vez el Grito de Dolores, cuando ni siquiera era decretado todavía por el Congreso Federal.
Falleció el año de 1833, siendo sepultado en San Francisco de Celaya.
Fuentes: Real Academia de la Historia, Monografía de Celaya.