Francisco Xavier Alegre

Francisco Xavier Alegre Capetillo nació el 12 de noviembre de 1729, en Veracruz, México. Después de sus estudios básicos y de latinidad, cursó la Filosofía en el Colegio de San Ignacio, de Puebla, en 1741; fue luego a México a estudiar Derecho Civil, Derecho Canónico y Teología. Esta última disciplina la estudió también en el Seminario Palafoxiano. Entró a la Compañía de Jesús en 1747, y volvió a Puebla para proseguir, ya como jesuita, sus estudios teológicos. En 1751 enseñó Gramática y Retórica en el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo, de México, y también en Veracruz. Terminó sus estudios de Teología en la capital novohispana, y se ordenó de sacerdote jesuita en 1754. Por razones de salud, en 1756 estuvo en el benigno clima de Cuba, en La Habana, donde impartió clases de Retórica y Filosofía; y, además, en 1762, en Mérida, Yucatán, fue profesor de Derecho Canónico. En 1765 vuelve a México, a enseñar Letras Humanas en el Colegio de San Ildefonso. En la capital forma una Academia de Bellas Letras y Matemáticas. En 1767, siendo prefecto del mencionado colegio, es desterrado, con los demás jesuitas, a Italia. Se asienta en 1770 en Bolonia, donde residirá hasta su muerte.

En cuanto a su obra poética, hay que decir que, alrededor de 1747, siendo novicio jesuita, escribió ocho poemas latinos breves sobre diferentes temas: In obitu adolescentis, Epicedium; Horti dedicatio Dianae ad imitationem Barclaii; Ecloga Nisus; In obitum Francisci Plata adolescentis satis immaturum; In obitum ejusdem; Ad Joann. Berchmans iconem; Ad B. Aloysii et Koskae iconem y Natalia Munera. Además, uno extenso, ahora perdido, a la Virgen de Guadalupe: Lyrica et Georgica in B. M. Guadalupanae elogium.

Hacia 1749 compuso un largo poema, la Alexandrias, sobre la conquista de Tiro por Alejandro Magno. En el período 1749-1751 tradujo en hexámetros la Batrachomyomachia de Homero. Tiene además un Ars rhetorices ex Tulii praeceptis concinnata, editada en Parma, y una Prolusio de syntaxi, escrita en 1750; seguramente las escribió cuando enseñaba Gramática y Retórica en San Pedro y San Pablo.

Por el año 1765 se le encomendó que continuara la Historia de la Compañía de Jesús en México, esto es, la crónica que de su provincia mexicana jesuítica había comenzado el padre Francisco Florencia. La terminó antes de la expulsión de 1767. Ya residente en Bolonia, escribe sobre Matemáticas, Poesía y Teología.

Tradujo la Ilíada de Homero al latín. Igualmente tradujo al castellano el Art poétique de Boileau.

Murió el  18 de agosto de 1788, en Bolonia, Italia.

Muestra de sus afanes en la Teología son sus célebres Institutionum Theologicarum libri XVIII, que se publicaron en Venecia al año siguiente de su muerte.

Muy importantes son también dos cartas que escribió a Francisco Javier Clavijero, en las cuales describe su curso filosófico y cómo desearía organizarlo para dar cabida a las ideas modernas. Habida cuenta de que era mayor que Clavijero, y dada su amistad con él y su brillante preparación ecléctica, resulta ser como una especie de asesor de éste en la renovación de los estudios filosóficos dentro de las escuelas jesuíticas y en México.

De manera especial, sus Instituciones de teología pueden ser consideradas como una obra que fue exitosa en su tiempo, dada la gran aceptación que encontró.

De esa obra destaca, sobre todo, el tratado del hombre, el tratado de la guerra justa y el tratado de las leyes.

El primero se encuentra en el libro VII, y abarca las proposiciones tercera y cuarta; el segundo en el mismo libro VII, en la proposición vigésimo tercera; y el tercero en el libro VIII, prefacio y proposición primera. Son temas de alto contenido filosófico dentro de una obra teológica. En ellos se reflejan las bases de la filosofía de Alegre, aplicada a cuestiones tan importantes. Efectivamente, en el tratado del hombre hay toda una antropología filosófica que acompaña a la teológica; en el tratado de la guerra justa hay muchas aplicaciones de filosofía política y social; y en el tratado de las leyes hay una filosofía del derecho que puede hacerse explícita. Es, pues, una obra teológica que se puede aprovechar mucho en filosofía. Contiene numerosas disquisiciones que revelan el espíritu modernizador de los jesuitas novohispanos; por ejemplo, las páginas que dedica a criticar la esclavitud. Como se ve, Alegre sobresalió en varias ramas: Gramática, Retórica, Poesía, Historia y Teología. Sus composiciones poéticas y sus traducciones fueron muy apreciadas. Su continuación de la historia de la provincia mexicana de la Compañía de Jesús ha sido muy útil y exacta. Y su obra teológica puede contarse como la aportación de un mexicano a la cultura universal y no sólo a la de su patria, ya que fue muy usada en su momento en Europa, incluso más que en América.

Tomada de la Real Academia de la Historia.

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