Fray Toribio Motolinía es el sexto en la lista de la «Obediencia» de «los doce apóstoles de México», si excluimos a fray José de la Coruña, que no llegó a México, y el último de los que figuran en dicho documento como «predicadores y confesores doctos». Probablemente era el más joven de los seis así calificados. Sahagún lo califica de «muy amigo de la santa pobreza, muy humilde y muy devoto, y competentemente letrado». Había nacido hacia 1490 en la villa condal de Benavente (actual provincia de Zamora, en España). Su padre llevaba el apellido de Paredes, y parece que tuvo alguna clase de relación con los poderosos condes de Benavente; quizá su familia estuvo al servicio de los mismos.
Al parecer, Motolinía tenía alrededor de 17 años cuando ingresó a la orden franciscana volviéndose un fray o hermano de congregación. Ahí hizo amistad con fray Martín de Valencia, y junto a él viajó hacia tierras novohispanas con la intención de encausar hacia dios a las almas pérdidas que, en la concepción católica, habitaban en el Nuevo Mundo, es decir, de cristianizarlos o educarlos enseñándole los evangelios, evangelizarlos.
Benavente escribió diversas obras para dar a conocer la historia, costumbres y vida cotidiana de los indígenas mexicanos, particularmente de la zona del Anáhuac, el México central. Entre ellas destaca Historia de los indios de la Nueva España. La inició en 1536, pero se publicó hasta 1848, no completa ―la primera edición íntegra fue en 1858―.
Es una especie de crónica espiritual acerca de la tradición e historia indígena previa a la conquista española y el choque de las culturas originarias del momento ante las nuevas ideas y formas de los conquistadores, y ante el proceso de conversión evangelizadora. La otra obra importante es Memoriales escritos por Motolinía. Ante ambas, los investigadores han entrado en cierta polémica: al parecer, se complementan, dialogan entre ellas, repiten partes. Se cree que, quizás, eran borradores de una obra más extensa: abarcaría de1521 a 1541, pero se ha perdido.
Fray Toribio de Benavente falleció en el Convento Grande de San Francisco de México en la Ciudad de México, el 4 de agosto de 1569 (otras fuentes señalan que fue el 9 de agosto), donde fue enterrado. Desde su llegada a la Nueva España hasta su muerte recorrió el territorio bajo el amparo de su congregación evangelizando, convirtiendo a los indios al catolicismo. Sin embargo, también documentó la historia de este proceso y registró la memoria y costumbre indígena, levantando un testimonio único y siendo con ello uno de los cronistas más relevantes de la época. fundamental para comprender y dar a conocer las culturas nativas y sus lenguas. Con su ejemplar labor participó en el nacimiento de una nueva nación, conjunción de dos razas y dos culturas: la nación mexicana.
Con información de: CDNH y uv.es