El General Tomás Moreno nació en la comunidad de Quiahuyo, (perteneciente al actual municipio de Moroleón, Gto.) el 7 de marzo del año 1800. En 1815, siendo casi un niño, se adhirió a las filas de la insurgencia para luchar por los ideales de libertad, justicia e independencia que encabezara el Padre de la Patria, don Miguel Hidalgo y Costilla.
En el año de 1821, por su valentía y arrojo, pasó a ser miembro de la vanguardia de Agustín de Iturbide, que libró un histórico combate en Arroyo Hondo, Querétaro, conocido como “30 contra 400” para abrir paso al Ejército Trigarante en su camino hacia la Ciudad de México, luego de que Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, sellaran, con un abrazo, un acuerdo de paz en Acatempan. Según una tradición, por aquella valerosa hazaña, Tomás Moreno fue ascendido al grado de alférez, por lo que tuvo el honor de cabalgar con el ejército, llevando al frente la bandera de las Tres Garantías en su entrada triunfal a la Ciudad de México.
En 1836, el General Tomás Moreno combatió durante la guerra de Texas y en 1847 durante la intervención norteamericana. Además de ser caudillo de la Revolución de Ayutla, de 1854, y precursor de la Reforma, fue también dos veces gobernador del Estado de Guerrero (1853-1854/1855-1856). En el año de 1856, fue enviado por Ignacio Comonfort al trente de 10,000 hombres a tomar la ciudad de Puebla, donde se hallaba acantonado un batallón del Ejército conservador.
En 1862, el General Tomás Moreno combatió nuevamente en la ciudad de Puebla, pero esta vez siendo asediada por el Ejército francés durante su segunda intervención en este país. En la Batalla del 5 de Mayo, en que se venció a los invasores, Tomás Moreno resultó gravemente herido, por lo que se retiró a convalecer en una hacienda de Acapulco, donde finalmente falleció el 13 de junio de 1864.
Años después, el General Porfirio Díaz ordenó que sus restos fueran trasladados desde Guerrero a México, a un mausoleo en el cementerio del Tepeyac.
El 6 de febrero de 1962, Cirilo Heredia, biznieto del Presidente Juan Álvarez, cumplió la promesa que su bisabuelo hiciera al General Tomás Moreno, de que al morir trasladaría sus restos a su tierra natal. Por ello, los restos de ese ilustre General fueron exhumados de aquel mausoleo y depositados dentro del monumento ubicado sobre el camellón de la Avenida Hidalgo, en el Centro de Moroleón.