General Florencio Antillón

Por: José Eduardo Vidaurri Aréchiga, Cronista municipal de Guanajuato.

El 25 de febrero de 1830 nació, en la ciudad de Guanajuato, Florencio Antillón Moreno, hijo de don Manuel Antillón y de doña Josefa Moreno. Los primeros estudios los realizó en esta ciudad y a los 14 años, el 21 de septiembre de 1844, se dio de alta en el ejército y sirvió al principio como teniente del 2º Batallón del 1º Regimiento de Guanajuato.

Escribió el historiador y Cronista Manuel Sánchez Valle: “Al Antillón militar no es posible seguirlo, en el revuelto mar de la historia mexicana del siglo XIX, sino a través de su expediente militar…” Fue entonces en 1847 estando a las órdenes del general José López Uraga cuando participó en la campaña de la Sierra Gorda en donde actuaban los guerrilleros Chaire y Juan Ramírez quienes, como instrumentos del invasor norteamericano buscaban desestabilizar la región. Su valerosa actuación le hizo merecer un ascenso, en diciembre de 1847, al grado de Capitán del 3º Batallón móvil de Guanajuato.

En 1848 al mando de Anastasio Bustamante y de Pedro Cortázar, concurrió al sitio y toma de Guanajuato enfrentando a Mariano Paredes, Manuel Doblado y el presbítero Celedonio Domeco Jarauta que se oponían a los tratados de Paz de Guadalupe Hidalgo.

Luego, durante la Revolución de Ayutla (1854-1855), logró un ascenso a Comandante de Batallón de Ejército Permanente, por su destacada acción en la hacienda de la Huaracha en Michoacán. Participó también como Mayor del 1º Batallón Ligero de Guanajuato enfrentando a los rebeldes del bando conservador. En abril de 1857 logró el ascenso a Coronel de Ejército.

Florencio Antillón tuvo una destacada participación en la Guerra de Reforma con más de nueve acciones militares en Romita, Ahualulco de Pinos en Michoacán, Poncitlán en Jalisco, Ciénega de Mata, León, loma de las ánimas cerca de Silao, Guanajuato, Estancia de las Vacas, Pénjamo donde Antillón establece su Cuartel General, al frente del Primer Ligero de Guanajuato desde donde salió para recuperar San Francisco del Rincón (29 de febrero de 1860), Lagos y Loma Alta (Abril 1860).

Sus acciones fueron relevantes para lograr la victoria del grupo liberal por lo que el gobierno federal lo ascendió, en agosto de 1860, al grado de General de Brigada por los méritos en las batallas de Loma Alta, Silao y Guadalajara. El gobierno de Guanajuato también le dedicó una espada de honor y una medalla de oro.

En 1862 luchó también contra los invasores franceses que sostenían el imperio de Maximiliano y logró recuperar la ciudad de Guanajuato. El 26 de enero de 1867 venció al General conservador Feliciano de Liceaga en la cuesta de los Aguilares, luego atacó Guanajuato por el Cerro Trozado y, luego de seis horas de batalla, recuperó la ciudad de Guanajuato.

Florencio Antillón fue gobernador provisional de Guanajuato en septiembre de 1867 y, en diciembre de ese año se convirtió en gobernador Constitucional, se mantuvo en el cargo hasta diciembre de 1876 cuando fue reemplazado por Francisco Z. Mena el primer gobernador porfirista.

Como gobernador operó en buenos términos, políticamente logró consensos con diversos grupos y desarrollo una importante obra en beneficio de nuestra entidad y en particular de nuestra ciudad.

En 1870 dispuso la remodelación y el decorado de los salones del Palacio de Gobierno (actual Presidencia Municipal) que fueron estrenados con un lujoso baile en enero de 1871.

La construcción del túnel que conduce el agua de la Presa de la Olla, desde el antiguo puente de Santa Paula, hasta la Presa de Zaragoza que se estrenaron en la tradicional apertura de la Presa de la Olla. Parte de esos terrenos sirvieron para la creación del Parque Florencio Antillón que honra su memoria y la de su bisnieto el notable escritor Jorge Ibargüengoitia. Florencio Antillón tomó la decisión, en 1872, de dar inicio de la construcción del gran Teatro Juárez.

La remoción del templo de la Asunción que se constituía por iniciativa de don Lucio Marmolejo en el espacio que ocupa actualmente la glorieta de don Sóstenes Rocha, el templo se trasladó y se construyó en su ubicación actual, a un costado del Instituto La Salle. En 1875 Florencio Antillón obsequió el reloj que se localiza en la fachada principal del templo.

Construyó un túnel en la parte posterior del templo de San Diego y del Teatro Juárez para sustituir a la antigua plazuela de la Constancia que por motivo de la edificación del Teatro Juárez se desplazó.

Otorgó recursos para la construcción de la bóveda de cristal que embellecía al Colegio del Estado, nuestra actual Universidad de Guanajuato.

Fundó la Escuela Normal de niñas en la calle de Alonso y esquina con el Pasaje de los Arcos. Creó la Escuela de Artes y Oficios que funcionó en el edificio ubicado en la Calle del Sol, junto al templo de la Compañía.

Reconstruyó el hospital de Belén otorgándole más amplitud y modernizando sus instalaciones.

Florencio Antillón crítico duramente a la Revolución de Tuxtepec por lo que al triunfar la misma Porfirio Díaz determinó nombrar como Gobernador del Estado a Francisco Z. Mena. Entonces Florencio decidió alejarse de la política y se mudó a la ciudad de Celaya.

El miércoles 18 de febrero de 1903 murió en Celaya. El Gobernador Joaquín Obregón González solicitó que el cadáver fuese trasladado a la ciudad de Guanajuato, ahí fue embalsamado por los doctores Ponciano Herrera y Francisco Paredes, luego fue colocado en un ataúd y trasladado por ferrocarril a esta ciudad.

Del Jardín del Cantador fue trasladado al Colegio del Estado donde permaneció hasta el viernes 20 cuando partió el cortejo fúnebre con rumbo al Panteón municipal de Santa Paula.

El cortejo fue presidido por el Gobernador del Estado y por comisiones de los poderes judicial y legislativo, se sumó al cortejo el Ayuntamiento de Guanajuato, integrantes de las colonias de extranjeros y miles de guanajuatenses.

En el trayecto marchó el 1º Batallón del Estado con la música y cajas a la sordina. Desde el Cerro de San Miguel se dispararon tres salvas de 21 cañonazos cada una y se decretaron tres días de duelo con la bandera a media asta.

Su cadáver fue sepultado muy cerca de la tumba del también general Manuel Doblado y luego se construyó un elegante mausoleo columna de unos 4 metros de altura que señala el sitio donde descansan los restos de ese liberal, republicano, gobernante honesto y progresista.

Tomada de Portal Guanajuato.

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