Héroes salmantinos en la Independencia de México


La llegada de Miguel Hidalgo a Salamanca

Inicio de la Independencia en Dolores

Lo ocurrido en el pueblo de Dolores, en las primeras horas de la mañana del domingo 16 de septiembre de 1810, debe de haberse sabido muy pronto en Salamanca, aunque seguramente alteradas y discordantes,  que se irían precisando a medida que Hidalgo y sus huestes se iban aproximando y, sobre todo, cuando llegaron a Celaya, donde se hizo una especie de revista de tropas para reorganizarlas y se proclamó oficialmente los jefes de ellas con sus grados, eran don Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama, etc., y que no seguirían rumbo a Querétaro, como pareció ser el propósito inicial, sino a Guanajuato, capital de la intendencia, por lo cual la siguiente población que ocuparían sería Salamanca.

Los jefes insurgentes llegan a la Villa de Salamanca

Después de la salida de Celaya, la primera jornada fue descansar en El Guaje, actual Villagrán, y el Molino de Sarabia, y al cabo del recorrido de ocho leguas se llegó a la Villa de Salamanca. En la Villa de Salamanca, se reunió una gran multitud a la que hizo reunirse en el vastísimo atrio, más bien amplia plaza en frente del convento e iglesia de San Agustín, espacio grande porque lo formaba la hoy plaza (entre San Agustín y calle Juárez) y además la estrecha y alargada manzana (entre las calles, hoy, del General Negrete al poniente y Vasco de Quiroga al oriente).

Aparecen los insurgentes salmantinos

El 24 de septiembre de 1810, el padre de la Patria Miguel Hidalgo llega a Salamanca con su Ejército Insurgente acompañado por Allende, Abasolo y Aldama, se aloja en una casa propiedad de su amigo el padre Fray Agustín Salvador Perea, Prior Agustino (ubicada actualmente en la esquina de las calles Juárez y Albino García).

Ante la muchedumbre allí reunida habló don Miguel Hidalgo, desde el balcón. Destacan de entre la multitud Tomasa Estévez y Salas junto con los tres  salmantinos Andrés Delgado “El Giro” (quien apenas tenía 18 años cuando se presentó ante el cura  Hidalgo), Albino García y el Padre Rafael Garcilita, quienes son comisionados y conforman el primer  frente insurgente, para que como jefes guerrilleros revolucionen por distintas partes del país, con la  venia del cura Hidalgo.

Durante el día 24 y parte del 25, se aprehenden a algunos españoles; se recogen cuarenta mil pesos del convento de Agustinos. En vista que el Gobierno virreinal empezaba a atacar la revolución por varios medios, para desprestigiarla, antes de hacerlo militarmente, los jefes del levantamiento lanzan su primera proclama, en parte verdadera, en parte mentirosa, como son con frecuencia esta clase de documentos, la cual apresuran a enviar preferentemente a Guanajuato, plaza en acecho.

Proclama de los jefes insurgentes

“El 16 de septiembre de 1810, verificamos los criollos en el pueblo de Dolores y Villa de San Miguel el Grande, la memorable y gloriosa acción de dar principio a nuestra santa libertad, poniendo presos a los gachupines, quienes para mantener su dominio y que siguiéramos en la ignominiosa esclavitud que hemos sufrido por trescientos años, habían determinado entregar reino cristiano, al hereje rey de Inglaterra (sic), con (lo) que perdíamos nuestra santa fe católica, perdíamos a nuestro legítimo rey don Fernando Séptimo, y que estábamos en peor y más dura esclavitud.

Por tan sagrados motivos, nos resolvimos los criollos a dar principio a nuestra sagrada redención; pero bajo los términos más humanos y equitativos, poniendo el mayor cuidado para que no se derramara una sola gota de sangre, ni que el Dios de los ejércitos fuera ofendido. Se hizo, pues la prisión, conforme a los sentimientos de la humanidad que nos habíamos propuesto, sin embargo, de que el vulgo ciego saqueó una tienda, sin poder (se) contener este hecho tan feo y que estábamos sumamente adoloridos. Se prendieron a todos, menos a los señores sacerdotes gachupines; se pusieron en una casa cómoda y decente todos los presos, y se les está atendiendo en los caminos en donde andan con nuestro ejército, con cuanto es posible, para su descanso y comodidad.

Este ha sido el suceso; y nuestros enemigos quieren pintarlo con negros colores en horror e iniquidad, con el fin de atraer a su partido, a nuestros propios hermanos los criollos, con detestable pensamiento de que nos destruyamos y matemos criollos con criollos, para que los gachupines queden señoreando nuestro reino, oprimiéndonos con su dominio y quitándonos nuestra substancia y libertad. Pero ¿qué criollo por malo que sea, ha de querer exponer su vida contra sus hermanos, sin esperanza alguna más, de seguir al cautiverio, quizá peor del que hasta aquí hemos tenido? Nuestra causa es santísima, y por eso estamos todos pronto a dar nuestras vidas, ¡Viva nuestra santa fe católica! ¡Viva nuestro amado soberano don Fernando Séptimo! ¡Y Vivan nuestros derechos, que Dios (y) la naturaleza nos ha dado!

Pidamos a su majestad divina la victoria de nuestras armas, y cooperemos a la buena causa con nuestras personas, con nuestros arbitrios, y con nuestros influjos, para que el Dios omnipotente sea alabado en estos dominios, y que; ¡Viva la fe cristiana y muera el mal gobierno!”

Tomasa Esteves y Salas “La Friné Mexicana”

Se dice que los insurgentes nunca fusilaron a mujer alguna del partido realista; pero en cambio, éste manchó sus armas con sangre del bello sexo, hablamos de una de las muchas heroínas de la guerra de Independencia en México; María Tomasa Estévez y Salas, quien quizá para muchos el nombre no les diga absolutamente nada, para algunos en el Bajío tal vez les recordará el nombre de una calle, los de Salamanca se acordarán del Mercado Municipal, sin embargo, tenemos el deber de conocer más a fondo sobre Tomasa Estévez, mujer de agraciado semblante, de maneras finas y delicadas, de nobles y destacados sentimientos, modesta en el vestir, y a la que en algún momento se le nombró “La Friné Mexicana”, título que se le dio por una muy merecida razón: su belleza.

Friné es el apodo de una famosa hetaira griega célebre por su belleza, nacida en Tespias en el año 371 a. C. con el nombre Mnésareté

Se dice que nació en Salamanca en el año de 1788, de gran hermosura y de carácter simpático. Su marido había caído víctima de las balas realistas, y ella también anhelaba la Independencia de México.

Su importante participación en la insurgencia de la “Friné Mexicana”

Como insurgente distinguida se dedicó a auxiliar a enfermos y heridos caídos en la lucha, atraer soldados realistas al bando insurgente, así lo señala el parte de Agustín de Iturbide al Virrey “fue la principal agente en procurar la deserción que considerablemente se ha verificado”; además de conseguir información secreta de los realistas a favor del ejército insurgente, siendo famosa por su astucia y valor.

Su papel en la Independencia

En el año 1812 cuando la lucha por la Independencia era cosa de todos los días en el territorio guanajuatense, estaban por el lado de los realistas, los que tenían a su cargo lo que hoy es el Estado de Guanajuato, el capitán García Conde y Agustín de Iturbide quien en la zona de Yuriria ya había causado el incendio al espléndido templo agustino que formaba parte del Convento de San Pablo, en ese entonces Iturbide, el que luego se proclamó emperador, peleaba del lado de los españoles.

“La Friné Mexicana”, título que se le dio por una muy merecida razón: su belleza.

Capturan a Tomasa Esteves

Fue en una noche tempestuosa del mes de agosto de 1814, cerca del pueblo de Valtierrilla, bajo las órdenes de don Ignacio García, una partida de realistas se hallaba empeñada en sostener reñida acción con un grupo de patriotas independientes. La lucha era prolongada y heroica. La lluvia proseguía, y el terreno fangoso y surcado de arroyos, aumentaba las dificultades de aquella gloriosa acción, que duró desde las ocho y media de la noche hasta las siete y media de la mañana del día siguiente.

No refiere el parte respectivo quiénes fueron los vencedores, solamente hace constar que cayeron prisioneros los patriotas Miguel Yáñez, José Esquivel y Eustaquio Hernández, “Emisarios de la mayor confianza de los rebeldes”. Al mismo tiempo se aprehendió a María Tomasa Estévez que junto con ellos y por órdenes de don Agustín de Iturbide fue pasada por las armas, quien no tuvo piedad para los vencidos.

Realistas fusilan a la “Friné Mexicana”

Las ejecuciones se verificaron en la entonces Villa de Salamanca el 9 de agosto de 1814 por las fuerzas realistas, en la esquina antiguamente llamada “De los Leones”, actualmente Revolución y Río Lerma.

La sentencia se cumplió y en referencia a María Tomasa Estévez, para escarmiento de su sexo fue colocada su cabeza en la plaza pública de Salamanca. Iturbide en su comunicado al virrey escribía de ella: “…comisionada para seducir la tropa y habría sacado mucho fruto por su bella figura, a no ser tan puro el patriotismo de estos soldados”.

Sus últimos deseos

En la Independencia, todo reo condenado a muerte tenía derecho a solicitar una gracia o deseo. La heroína insurgente salmantina Tomasa Esteves, pidió cuatro, después de ser aprehendida por realistas al mando de Agustín de Iturbide.

  • En su primer deseo, pidió no le dispararan a su bello rostro para que no la desfiguraran.
  • En el segundo de sus deseos, solicitó le llevaran un sacerdote para confesar sus culpas.
  • En su tercer deseo, pidió que le vendaran los ojos, para no ver el momento de las armas apuntando hacia ella.
  • En su cuarto y último deseo, solicitó que le prendieran con alfileres en todo lo largo y lo ancho de su falda, para que al caer su cuerpo, no se le descubriera ni siquiera el tobillo, y su postura se viera decorosa con toda delicadeza que siempre la distinguió

El sentir de su madre

A Tomasa Esteves le sobrevivió su madre como refiere un escritor, y ella con el mismo temple de las almas grandes, es acompañada en su casa por numerosas amistades, cuando oyó las detonaciones que cortaron la existencia de su hija, sin derramar una lágrima dijo: “¡ Ahora sí, ya es tiempo de elevar a Dios nuestras oraciones!”.

Tomasa Esteves y la Policía Militar Secreta de Salamanca

Uno de los personajes principales de la Villa de Salamanca en ese entonces era el español Plácido de SoldeVilla, regidor perpetuo de ésta, y que hubo de enfrentar varias acusaciones ante la justicia civil, por los manejos en su cargo. Además de también haber enfrentado las críticas de los mandos militares que sustituyeron a los civiles en Salamanca, durante algunos de los años que duró el movimiento insurgente. SoldeVilla hizo un reporte en el año de 1817 sobre la situación del ejército en la Villa, en la siguiente forma:

“Los Dragones del Batallón rural y Patriotas de esta Villa, era cosa escandalosisima ver, que diariamente se desertaban montados, y los infantes estando de centinela, irse con armas y todo y llegar hasta el caso de robarse estos mismos individuos todos los Caballos de los oficiales que cubrían aquel destacamento. Los doscientos hombres, que estaban inutilizados, venciendo un dineral, viciándose solo, y perdiendo la disciplina militar…”

En su diario militar Iturbide habla de Tomasa Esteves

En el diario militar de Iturbide de igual manera se habla acerca de deserciones de soldados, y en este punto es cuando se menciona y tal vez sea el único lugar donde así aparezca, el nombre de Tomasa Esteves. Pocos datos de su vida se conocen. Iturbide en frases lacónicas la menciona así:

“Viernes 5 de agosto de 1814. Fueron pasados por las armas los tres reos aprendidos en Valtierra; y como por sus declaraciones se averiguó que una mujer de esta vecindad (Salamanca) ha sido la principal agente de procurar la deserción de los patriotas que escandalosamente se ha verificado en el mes anterior, después de aprehendida y sustanciado su proceso, mandé que se pusiese en capilla para que se le aplique la pena ordinaria, en castigo de tan enormes delitos y para escarmiento de las de su sexo”

“Martes 9 de agosto. Fue pasada por las armas la mujer seductora, cuya cabeza se ha puesto en la Plaza Pública”

“Se fusiló también, al mismo tiempo a María Tomasa Esteves, comisionada para seducir tropa; y habría sacado mucho fruto por su bella figura, a no ser tan acendrado el patriotismo de estos soldados”

Existe una versión popular que resalta la moralidad de Tomasa Esteves y su entrega por las ideas del movimiento como es la siguiente. En esta narración se acentúa el hecho constatable en los partes militares del momento, de que en la Villa de Salamanca, no se les recibía de la mejor manera a los ejércitos realistas. Sin que se pueda anotar el nombre de su autor es la siguiente:

Fuerzas realistas asechan la Villa de Salamanca

“Un día, un día aciago para la apacible Salamanca, corre de boca en boca la fatal noticia de la aproximación de fuerzas realistas; sobrecogidos de terror los pacíficos moradores de la Villa, se reducen a sus habitaciones, plazas y calles quedaron desiertas. A poco, el redoblar de los tambores, y después el monótono y sordo marchar acompasado de los soldados, fue el único ruido que se dejó oír en aquellos contornos, apercibiéndose bien pronto el Jefe de la fuerza de que no era, por cierto afable y cordial la recepción que les hiciera el pueblo. En esto, dos soldados que ven abierta una puerta se desprenden furtivamente de las filas y penetran á la habitación cuya entrada les franqueaba, sin obstáculo, aquella puerta; se encuentran sólo á la señora de la casa, que esperaba el regreso de su esposo ausente, y le suplicaron, con el mayor encarecimiento, los ocultase y no los delatara. Ella asintió, gozosa de prestar un buen servicio á hombres forzados á pelear contra sus convicciones y contra sus propios hermanos, y los dos desertores quedaron ocultos bajo su salvaguardia.

1814: Quien era quién en términos militares en la Villa de Salamanca

Por Benjamín Arredondo Rodríguez

En los meses anteriores a la ejecución de Tomasa Estévez hubo muchos ajustes en las tropas de Iturbide en todo lo que era la jurisdicción de la Intendencia de Guanajuato y en toda el área asignada a él. Dentro de los cambios se dan nuevos nombramientos a los jefes de las tropas asentadas en la Villa de Salamanca, se volvieron a privilegiar a los Iruela, compadre y ahijado de Iturbide.

​El 14 de Julio que Iturbide lo notifica a Calleja.

Excelentísimo Señor:

He dado el último arreglo a las Compañías Patrióticas de esta Villa, y para la 1ª de Infantería de paga, he nombrado Capitán, al Teniente que lo era de la misma, D. Celso de Iruela y Pamplona: para Teniente al que lo era de Caballería, D. José María Pernas, y para Sub Teniente al Sargento 1º D. Manuel Rangel.

Para la 2º Compañía de Infantería sin paga de Capitán a D. Pablo Gallardo: para Teniente a D. Crescencio Rodríguez, que obtenía este empleo anteriormente, y para Subteniente a Don José María Fonseca.

Para la1ª Compañía de Dragones de paga, de Teniente al Sargento de la de Voluntarios de Celaya, Dn. Juan Zárate, no teniendo por conveniente por ahora hacerla para el empleo de Capitán y Alférez.

Para la 2ª de Voluntarios de Caballería sin paga, para Capitán al que lo era anteriormente, D. Ignacio García: para Teniente a D. Domingo García.

Para la Artillería, de Teniente a D. Joaquín Gómez.

Lo que pongo en conocimiento a V.E. para que si es de su Superior aprobación se digne mandarme los correspondientes Despachos. -Dios guarde a V.E. muchos años. Salamanca, 14 de Julio de 1814. -Excelentísimo Señor. -Agustín de Iturbide. -(Rúbrica.) Excelentísimo Señor Virrey D. Félix María Calleja.

Notifican a Calleja lo ocurrido con los insurgentes capturados

En el parte que envía Iturbide a Calleja fechado en la Hacienda de Villela el 17 de septiembre de 1814, concentra todo lo ocurrido en los primeros días del mes de Agosto de ese año; anota sobre los detenidos en Valtierrilla, dos desertores y un paisano. Los desertores eran Miguel Yáñez y José Esquivel, tal vez ellos habían sido seducidos por Tomasa Estéves. Aunque son anotados como desertores y no traidores, la duda queda. El tercero de los aprehendidos y fusilados, se anota como Eustaquio Hernández, pero, como ya lo vimos, en el registro de defunción de la Parroquia se anota otro nombre, el de Toribio Prieto, ese era el “paisano”. Es en ese párrafo en donde anota a Ignacio García. Y al ver los nombramientos dados pocos días antes, intuimos que el otro que conoció a Tomasa Estéves fue, seguramente, el ahijado, Celso Iruela y Pamplona.

Albino García “El Manco”

Un indio salmantino de origen humilde

Albino García Ramos, era un indio puro, de la clase más humilde, atrevido y arrogante caporal que trabajaba en las haciendas inmediatas a Valle de Santiago, rica población de la intendencia de Guanajuato. Aunque varios historiadores han ocupado que García era originario de esa población, tal afirmación carece de verdad, pues era únicamente el escondite preferido del guerrillero.

Albino García nació en Cerro Blanco, que se encuentra en la jurisdicción de Salamanca, sin que se haya fijado la fecha exacta de su nacimiento, ni el nombre completo de sus ascendientes, pues las actas bautismales que se encuentran en el archivo de la Parroquia de Salamanca, sólo se consignaba el nombre de los padres del bautizado y el de éste sin atender el apellido.

Su apodo “El Manco” García

De lejanas montañas era llamado Albino García para que montara caballos intratables, y en una de tantas ocasiones, un animal casi salvaje le ocasionó una tremenda caída que le astillo los huesos del brazo izquierdo, dejándoselo inútil. Por esta razón, le llamaron desde entonces el “Manco” García.

Se une a la Guerra de Independencia de México

Al estallar la guerra de Independencia “El Manco” García, se unió con entusiasmo a las fuerzas de Miguel Hidalgo y Costilla en Salamanca realizando campañas en el Bajío. Era conocido como hombre atrevido y capaz de acometer difíciles y arriesgadas aventuras, muy pronto consiguió reunir a su lado a un grupo de hombres igualmente atrevidos y resueltos.

“El Manco” fue derrotado en el Valle de Santiago, el 26 de junio de 1811, por las fuerzas realistas dirigidas por Miguel del Campo. Reapareció haciendo campaña en Pénjamo. El general realista Félix María Calleja, envió al capitán Pedro Meneso para enfrentarlo. Las fuerzas insurgentes comandadas por “El Manco” García fueron dispersadas cuando intentaron tomar la Villa de León. En noviembre de 1811, incursionó en las plazas de Guanajuato y San Diego.

En enero de 1812, realizó avances en Aguascalientes y parte de Michoacán. En abril de 1812, incursionó en las plazas de Irapuato y Celaya. El 5 de junio de 1812, los realistas Alejo García Conde y Agustín de Iturbide unieron sus fuerzas para atrapar al caudillo insurgente, el cual cayó en las manos de los soldados Miguel Sardineta y José Uribe.

Fusilan a “El Manco” García

En la  plazuela de la Cruz, de Celaya, fue fusilado el 8 de junio. El cadáver fue descuartizado, la cabeza fue colocada en la calle conocida actualmente como La Cabecita, una mano se envió al cerro de San Miguel y la otra, que tenía estropeada y le había dado  el apodo de “El Manco” fue mandada a Irapuato, pero se dejó en Salamanca, su tierra natal, donde largo tiempo estuvo en un poste. Durante ocho años sus restos mortales permanecieron sin sepultura, al ser consumada la lucha Independencia, se colocó su cabeza en un nicho de la iglesia de Celaya.

Andrés Delgado “El Giro”

Oriundo del pueblo de Nativitas, Salamanca

Cuando Andrés Delgado se presentó ante el cura Hidalgo, acababa de cumplir los dieciocho años. El libro de bautizos de indios de la parroquia de Salamanca asienta la partida respectiva, que nació en 7 de noviembre de 1792, en el pueblo de Nativitas, en Salamanca.

Era de raza indígena y su ocupación, antes de lanzarse a la revolución, era de tejedor; tenía una figura repulsiva, según dice un historiador, y el sobrenombre de “El Giro” le vino de su afición a vestir de una manera superior a la acostumbrada por individuos de su clase, y a andar, como entonces se decía, “muy giro”.

Se unió al otro insurgente salmantino Albino García

“El Giro” fue soldado de Albino García y de alguno de los demás guerrilleros que hubo en Guanajuato, de esos que tenían por arma principal la caballería, pues era muy diestro en el manejo del caballo y de la reata; el largo tiempo que hizo la guerra como subalterno y su temerario valor, le dieron alguna notoriedad, permitiéndole llegar a jefe de guerrilla.

Estaba a cargo del Cuerpo de Dragones de Santiago

“El Giro” mandaba en el Cuerpo de Dragones de Santiago, uno de los mejores, por bien armado, por sus buenos caballos y por sus expertos y valientes jinetes. Este cuerpo perteneció a las tropas del mando del padre Torres, con quien concurrió al combate contra el Coronel Don José Ruiz, en Pabellón, donde este jefe realista fue derrotado, a pesar de los prodigios de valor de sus soldados, pertenecientes al Regimiento de Barcelona. Ese mismo Ruiz había hecho degollar, pocos días antes, a 300 fugitivos del fuerte de Los Remedios. (Enero de 1818).

Los realistas acorralaban a “El Giro”

Tomó una parte muy activa en las disensiones de los insurgentes de Guanajuato; cuando el padre Torres se rebeló contra la Junta de Huetamo, esta le declaró la guerra y Arago comisionó a Andrés Delgado para que lo sometiese; “El Giro” cumplió su encargo derrotando a Torres y obligándolo a huir casi sólo. Todavía siguió aquel combatiendo por la causa de la Independencia por espacio de más de un año, no obstante la activa persecución que por orden del Comandante Linares le hacía don Anastasio Bustamante; pero casi sólo, pues los demás caudillos o se habían indultado o habían perecido, no podía hacer muchas proezas, y más bien andaba errante y fugitivo en la Cañada de la Laborcita, cerca de Chamacuero. “El Giro” había logrado escapar, saliéndose del cerco que le pusieron los realistas; pero en su seguimiento lanzó  Bustamante algunas partidas, una de las cuales pudo darle alcance, según refiere el parte oficial respectivo; más el historiador Don Carlos M. de Bustamante dice que el Delegado se escapó envuelto en las mangas y se fue a un rancho inmediato, de donde volvió a caballo y armado, insultando a las realistas y desafiándolos.

Últimos momentos de “El Giro”

Como quiera que sea, el temerario insurgente comenzó a luchar cuerpo a cuerpo con el Alférez de Dragones de San Luis, José María del Castillo, quien logró darle una lanzada y derribarlo del caballo, y como lo creía ya muerto, Castillo se entretuvo en apoderarse del caballo.

​Entre tanto, Andrés Delgado se sacó la lanza que tenía clavada en el pecho, y empuñándola se atrincheró detrás de unos peñascos, donde fue nuevamente acometido por Castillo, a quien atacó  con admirable denuedo, logrando inferirle una herida en una mano.

En auxilio de dicho realista ocurrieron luego varios soldados, a quienes “El Giro” hizo una tenaz resistencia, matando a tres e hiriendo a varios, y aunque pudo precipitarse en una barranca, siguió allí combatiendo a sus perseguidores, sin querer rendirse a ellos, hasta que, abrumado por la fatiga y por el número de los que lo atacaban, sucumbió a manos de estos.  

Finalmente mataron a heroico insurgente “El Giro”

El historiador antes mencionado refiere que los realistas acabaron con él a pedradas y que le cortaron la cabeza, la cual llevaron al Comandante Bustamante, quien, deseando identificarla hizo que la viera una mujer que llevaba un niño en los brazos: era cuidadora del niño, y éste era hijo de Delgado; así es que tan pronto como esa mujer vio  la ensangrentada cabeza que se le presentaba, la reconoció, y llorando exclamó: “¡Es mi amo Don Andresito!”.

 Bustamante envió la cabeza a Salamanca para que fuera expuesta, según se acostumbraba, allí permaneció algún tiempo. La muerte de Andrés Delgado ocurrió el 3 de Julio de 1919. “El Giro” fue de los últimos insurgentes que hubo en el Bajío de Guanajuato.

El Padre Rafael Garcilita

Tempranamente, en octubre de 1810, se levantó en armas el Padre salmantino Rafael Garcilita, tomando la congregación de Irapuato, provocando disturbios. Rafael García, es el primer levantado de los insurgentes antes enumerados, que se presentaron ante Hidalgo en su estadía en Salamanca.

​En junio de 1811, se publicó un bando del Brigadier Don José de la Cruz. En él, ofrecía 500 pesos a quien entregara a algún cabecilla insurgente vivo o muerto, y agregaba que el pueblo que reincidiera en estas actitudes de rebelión después de haber sido perdonado, sus habitantes criminales serian pasados por cuchillo sin mediar condición. Cruz, se preguntaba qué podrían hacer contra los ejércitos realistas estos levantados, entre los cuales anotó a García Ramos (Albino), y a Garcilita (el Padre).

Se adhiere al ejército  Morelos

El primero de los levantados en Salamanca

El Padre Rafael García de León y Garcilita, mejor conocido como el Padre Garcilita, como se ha dicho fue el primero de los levantados en Salamanca, y de su participación se anota la amenaza que Síntesis Histórica hizo a la ciudad de Guanajuato junto con Fray Santiago Rodríguez, con su partida de insurgentes formada en Salamanca y de su intervención en el ataque a Valladolid, en julio de 1811. El padre Garcilita se adhirió a los ejércitos de Morelos, pero dentro de él, comenzó a tener ciertos conflictos al ser acusado por el mismo de reformador. En junio de 1812, a Ignacio López Rayón le recomendó recogerlo en un convento, o curato hasta el fin de la guerra.

El 30 de junio de 1812, el cura de Irapuato dirigió al obispo de Michoacán una correspondencia mencionando a varios sacerdotes arrepentidos por haber participado en el movimiento insurgente, entre ellos mencionó a el Padre Garcilita, a quien el mismo cura de Irapuato recomendó para la atención de alguno de los curatos de Turicato o Carácuaro.

“El Bachiller Don Rafael García León y Garcilita por haber andado de Mariscal y por haber exercido en casos necesarios sus ministerios muchas veces, me pide absolución con protesta de dejar las armas sujetándose a toda penitencia y manifestando el gran temor de presentarse en lo cibil y real…”

La Consumación

A mediados de 1820, desde Valladolid, se informaba por el Comandante de la Provincia, sobre algunos documentos encontrados en poder de un preso por infidencia. Detenido en la Cárcel Real, este preso era el Bachiller Don Rafael García de León.

Entre los documentos, se encuentra la carta de una hermana del sacerdote, la cual expone como a través de alguien se ha enterado que el caso de su hermano se encuentra detenido en Valladolid, por:

“motivo de la competencia de jurisdicción que se sucito entre el juzgado Eclesiástico y militar de Valladolid cuya declaración esta pendiente y aun todavía no se ha substanciado el Proceso”.

Pero mantenía la esperanza de que variaría la situación del preso, una vez que se proclámese la Constitución. La hermana de García de León menciona que éste lleva 20 meses con grillos en la Cárcel Real.

En el mismo sentido de esperar el establecimiento de la Constitución, una carta de Lucas Condelle estuvo en manos de García de León, mientras su cautiverio.

Siendo estos los últimos datos que de este insurgente se tienen

(Texto transcrito)

Sr. Don Rafael García de León, el padre “Garcilita”

Veracruz Abril 28 de 1820.

Mi carísimo hermano doy gracias al todo poderoso que me ha fasilitado poderle poner en estos cortos renglones sin ningun obstaculo ni temor para manifestarle mi voluntad y aprecio que siempre he hecho y haré mientras viva de verdad.

No se con que voces esplicarle el regocijo que reyna en mi corazon, no por mi propio, si no de saber de positivo serán logrados mis deseos con tantas ansias como eran el verlo a usted en livertad, para cuyo fin contará siempre con mi corto auxilio que hasta aquí le he franqueado, y continuaré mientras viva; entendido usted en que si mis proporciones me dieran para fasilitarle una completa subsistencia para que mantuviese su persona con aquella decencia que corresponde, lo haria desde el principio, pero a pesar de mis cortas proporsiones, si logro estrecharlo en mis brazos, como deseo, de nada carecería.

He hecho quanto ha sido posible entre mis amigos solicitando un impreso de la Constitución jurada en España y la Havana, y no me ha sido posible conseguirlo, pero sus trabajos, terminaran muy pronto, como lo deseamos todos en esta su casa y en particular este su afectisimo hermano que lo estima y su mano besa.

Lucas Condelle.

Agustín de Iturbide en Salamanca

Militar feroz y sanguinario

El comandante del ejército del rey, en el Bajío, don Agustín de Iturbide, no solamente fue un jefe militar feroz y sanguinario, también fue un hombre bribón, autor de latrocinios y continuas extorsiones en la región bajo su mando, fue un concusionario en el sentido exacto de cometer exacciones arbitrarias como autoridad pública en provecho propio.

Comentando el señor Alamán la decadencia de la minería guanajuatense en esos años de la guerra, el alza de costos por la falta de comunicaciones, dice que “ni podía ser menos teniendo que conducir todo en convoyes que eran materia de especulación para los comandantes, confiscando todo lo que caminaba sin ellos, como lo que sucedió al regreso de Iturbide de Ario con algunos arrieros que encontró. . . los arrieros conducían piloncillo y petates: el piloncillo se repartió a los soldados, los petates se destinaron a los hospitales y las mulas se confiscaron para gastos de la guerra”.

Salamanca sufrió abusos de los “negocios” de Iturbide

La Villa de Salamanca, fue uno de los lugares que más sufrieron con los abusos y “negocios” que Iturbide hacía por medio de las conductas de mercancías de cuya vigilancia se encargaba: por la inseguridad reinante en el Bajío los envíos de comercio se hacían, como quedó  dicho, en convoyes o “conductas” de muchas decenas y aun cientos de mulas, con sus arrieros, protegidas por tropas; de todas maneras, la carencia de mercancías y artículos de consumo necesario era constante y a veces afligía mucho a unos y otros pueblos de la región, por lo cual cuando llegaba una remesa de lo que faltaba o escaseaba, se vendía al precio que el dueño quería.

El cura Zamacona era el informante de Iturbide en Salamanca

En Salamanca el “corresponsal” o informador de Iturbide solía serlo, según consta por la correspondencia particular de éste, el cura de Salamanca Bachiller Zamacona, que en cartas o simples recados le comunicaba la escasez que desde semanas se padecía de lo que fuera: piloncillo, cueros para zapateros y talabarteros (de tanto consumo por las muchas caballerías para transporte, comunicación, trabajo, etc.), o varias otras mercancías; al saberlo, Iturbide compraba aquello que se le indicaba y cuando iba a salir una conducta de León o Lagos para el sur, o de Querétaro para el norte, cuya vigilancia iba a encabezar Iturbide, éste avisaba días antes a los comerciantes, quienes preparaban sus propias remisiones con los arrieros previamente preparados.

​El día fijado salía aquella caravana, pero Iturbide colocaba en el centro, en el lugar más protegido, las mulas con las cargas propiedad del gobierno: parque, dinero, tabaco, y las que llevaban las mercancías de propiedad del mismo Iturbide; lo más frecuente era que en algún punto del viaje, el paso de un arroyo o un lugar boscoso u otro propicio, una gavilla que estaba al acecho atacara la conducta, se trababa el combate, difícilmente la tropa podía cuidar y salvar toda la conducta, pero si algo se perdía era lo de los comerciantes particulares, y con frecuencia acontecía que las mercancías que llegaban a Salamanca eran sólo las de Iturbide, de modo que éste las vendía a los altos precios que quería fijarles.

Iturbide hacía préstamos forzosos

Pero también hacía negocios mayores. Los comandantes exigían préstamos forzosos. “Uno de estos préstamos, exigidos en Guanajuato por Iturbide —cuenta Alamán— fue de sesenta mil pesos. Para satisfacerlo los mineros tuvieron que cambiar plata en pasta a bajísimo precio, y según cuenta Labarrieta, el dinero, desde la salida de la ciudad, se volvió a ella y se introdujo en la casa del agente comercial de Iturbide.”

Calleja mandó llamar a Iturbide por sus abusos

En fin, tales fueron los abusos de Iturbide, que comerciantes y hombres de negocios de Querétaro y Guanajuato se quejaron seria mente al virrey Calleja y éste, a pesar del gran aprecio que tenía  a Iturbide por muchos motivos de guerra y también de negocios, lo llamó a México y pidió mayores informes; todos temían darlos, sólo el cura de Guanajuato doctor Labarrieta envió informes con cargos muy graves, en 1815, de tal modo que en México se inició una causa judicial a Iturbide, la que luego Calleja hizo dejar en suspenso, pero afortunadamente no regresó a Guanajuato. La acusación del cura Labarrieta está publicada en el Boletín del Archivo General de la Nación, examinarla aquí sería rebasar el tema de estas páginas.

Fuentes:

  • Salamanca, compendio cultural; Luis Rodríguez del Moral
  • El Insurgente Albino García: Fernando Osorno.
  • Publicaciones del Archivo General de la Nación. Correspondencia y Diario Militar de Don Agustín de Iturbide, 1814. Tomo II. Secretaría de Gobernación, Talleres Gráficos de la Nación. México, 1926. pp.162-164
  • http://elsenordelhospital.blogspot.mx/search/label/Personajes
  • Salamanca, compendio cultural; Luis Rodríguez del Moral. Pág. 116-120
  • Crónicas de Salamanca: Juan José Rodríguez Chávez
  • Gaceta Municipal Guadalajara: Samira J. Peralta Pérez. Pág. 11-14
  • Cronista de Salamanca: Juan José Rodríguez Chávez
  • Hidalgo: Castillo Ledón. Pág. 36.
  • Salamanca, Recuerdos de mi tierra guanajuatense: José Rojas Garcidueñas. Pág. 65-70; Gaceta Municipal
  • Salamanca, Recuerdos de mi tierra guanajuatense: José Rojas Garcidueñas. Pág. 82-84

Por: @HistoriadorMx

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