En lengua tarasca Acámbaro significa “Lugar de magueyes” o “Lugar donde crecen los magueyes”. Los primeros pobladores de la zona pertenecieron a la cultura de Chupícuaro, una de las más antiguas de Mesoamérica, también conocidos como los habitantes del “cielo azul”.
Acámbaro, en lengua purépecha es: “Akamba”, maguey; y “ro”: que significa: “Lugar de magueyes”. En otomí es: Maguadán, que expresa lo mismo.
Durante la época prehispánica el pueblo de Acámbaro formaba parte del reino tarasco y era un punto de frontera y de apoyo militar para contener el avance de los mexicas y de chichimecas.
Proceso de fundación:
El Acámbaro indígena se fundó por el año 1275, siendo una aldea.
El proceso de la conquista del Acámbaro indígena data del año de 1522, con las primeras incursiones de los españoles a la región de Michoacán, concluyendo en 1526. El cronista Isauro Rionda Arreguín comentaba que Acámbaro fue re-fundado bajo un proyecto “a la española” por el cacique otomí, Señor de Jilotepec, don Nicolás de San Luis Montañés (el INAH lo escribe de esta manera, otras fuentes lo ponen como Montañez), con el nombre de “San Francisco de Acámbaro”; que tuvo verificativo entre el 19 y el 28 de septiembre de 1526 conforme a una Congregación de Indios: otomíes, purépechas y chichimecas.
El nuevo pueblo de Acámbaro fue la tercera fundación llevada a cabo por españoles, ya que surgió después de Santiago de Querétaro y de San Juan de Apaseo.
El objetivo de su fundación fue el de poder controlar mejor los diversos grupos indígenas de la región bajo el mando de autoridades civiles y eclesiásticas españolas.
Don Nicolás de San Luis Montañés, merecedor de la confianza de Hernán Cortes, cacique natural de Tula y Jilotepec y deudo de la Casa Imperial de Moctezuma, firmó el acta de fundación el 25 de noviembre de 1535.
En 1538, Acámbaro fue otorgado en encomienda a Hernán Pérez de Bocanegra y Córdoba.
Con la llegada de los peninsulares, se construyó una iglesia, un convento y un hospital para indios, este a iniciativa de Vasco de Quiroga, primer obispo de Michoacán.
La importancia de Acámbaro fue evidente para el avance de la conquista espiritual, este hecho estableció contactos con Valladolid, México, Celaya, Querétaro, Guanajuato y Zacatecas, con quienes comerciaban harinas, piloncillo y algunos productos de sus obrajes, como frazadas y jergas.
Arquitectura acambarense
El siglo XVIII fue de prosperidad en esta región, época en que se construyeron importantes edificaciones religiosas y civiles. La arquitectura colonial acambarense está formada por vistosos templos, fuentes, puentes y casas particulares que son un claro ejemplo de la habilidad y la creatividad artística de sus artífices. El municipio cuenta con más de 130 monumentos históricos y son considerados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) como Joyas Arquitectónicas.
“Por mandato del rey nuestro señor, don Carlos Quinto, fúndanse pueblos, ciudades, villas de indios católicos que se pongan en forma a los dichos naturales de esta Nueva España como católicos, el cual así mismo, se fundó y se pobló en dicho pueblo, que así se intitula: el Pueblo de San Francisco de Acámbaro. Congregación a diez y nueve de septiembre del año de mil quinientos veinte y seis años; en el cual primero se puso una cruz alta de cinco brazadas de alto, de madera de sabino, en donde se ha de fundar el dicho pueblo; […] echaron cinco calles desde donde está el río grande hasta la parte Sur, donde están unos cerritos; y las otras cinco calles empezó al pie del cerro grande para la parte del Poniente, que hacen diez calles cuadrado.”
Para organizar el nuevo pueblo se eligieron seis caciques de 20 años, los que fueron colocados en cada esquina de las trazadas calles y a quienes se les puso a construir sus casas. Entre ellos estaban los principales del Nuevo Reino de Galicia y Jilotepec. A los caciques y principales les dieron solares de cincuenta brazadas en los que debían quedar sus casas y huertas, y a los hijos de los naturales les asignaron terrenos de treinta brazadas.
Para el siglo XVIII se realizó la mayor parte de construcciones arquitectónicas civiles y religiosas por parte de los franciscanos, tales como el puente de piedra, la fuente morisca, convento de San Francisco, santuario de Guadalupe, templo del Ecce-Homo, templo de San Antonio, templo de la Soledad, ermitas, etc., continuando en este siglo el impulso del comercio y la minería.
A partir del año de 1786, Acámbaro comenzó a desincorporarse de la Provincia de Michoacán y formó parte de la Intendencia de Santa Fe de Guanajuato.