Historia de Mineral de Pozos

Se ubica en el noroeste del estado de Guanajuato, se caracteriza por sus casas abandonadas y restos de construcciones ancestrales, como son: el Horno de Minería de los Jesuitas en la cercana Hacienda de Santa Brígida (1536) y la Escuela Modelo.

De sus minas se sacaba, plata oro, cobre, bronce, mercurio y aluminio. Durante la Guerra Cristera, se dio muerte al cura del pueblo, trayendo consigo la desgracia y la destrucción del pueblo, pues, cuenta la leyenda que una maldición cayó en aquel lugar, las minas se inundaron y la gente tuvo que emigrar a otras partes de México, dejando a Mineral de Pozos en el completo abandono.

Cómo llegar: para llegar a Mineral de Pozos desde Guanajuato, toma la carretera 110 hacia Dolores Hidalgo, llega hasta San Luis de la Paz y desvíate hacia Jiquilapan. Desde la ciudad de México, se toma la carretera hacia San Luis Potosí, y al pasar Querétaro, tomas la desviación hacia San Luis de la Paz y sigue los señalamientos hacia Mineral de Pozos.

En Mineral de Pozos se ha filmado algunas películas como son: Pedro Páramo (1967), Eréndira (1983), Los Pendientes (1988) y Dos Crímenes (1995).

Historia:

Mineral de Pozos o mejor con como “Pueblo Fantasma”, considerada como la ciudad minera más importante a finales del siglo XIX e inicios del XX, tras finalizar el auge minero fue prácticamente abandonada. Este pueblo llegó a contar con más de 80 mil habitantes entre europeos y estadounidenses.

Durante la época prehispánica la región estuvo dominada por tribus Chichimecas, Huachichiles, Copuces, Guaxabanes y Pames. En el año de 1576, algunos jesuitas españoles llegaron a la zona Noreste del estado con el fin de evangelizar, al lugar le llamaron el Palmar de Vega.

Este Pueblo Mágico, ha sido abandonado dos veces desde su fundación, motivo por el cual también recibe el nombre de Pueblo Fantasma.

 

Fundación

En 1576, debido a los conflictos entre Chichimecas y españoles se creó una guarnición para proteger la ruta de la plata, nombrando a Pozos como Palmar de Vega.

Don Luis de Velazco (hijo), VIII virrey de España, comisionó en 1590 al misionero de la orden jesuita, Gonzalo de Tapia para que se encargara de negociar la paz entre los nativos y los españoles, nombrando al lugar: San Luis de la Paz, que recuerda y simboliza el pacto.

Los jesuitas le enseñaron a las tribus los procesos europeos para la extracción del mineral, así como sus beneficios; de esta enseñanza aún existen tres hornos que datan de 1595. Para entonces la comunidad cambió su nombre de Palmar de los Pozos por el de San Pedro, en honor al santo que les fue impuesto a los distintos grupos étnicos que fueron atraídos para los trabajos de la minería.

En los primeros años de 1600, el poblado llegó abrir alrededor de 100 minas, cada una con propietarios de diferentes puntos del país e incluso extranjeros.

Posteriormente en 1658, se cambió de nombre a Pozos por la gran cantidad de excavaciones para extraer los metales de oro y plata principalmente, se le agregó el de “Real” para amparar la explotación.

 

Expulsión de los jesuitas, propicio a la caída de Real de Pozos

En 1767 los jesuitas fueron expulsados por los chichimecas, la producción mermó aunque no en su totalidad. El trabajo en la mina disminuyó, hubo carencia de azogue, hierro y demás elementos indispensables para el laboreo y beneficio, así como el retiro de capitales.

A finales del siglo XIX el pueblo de San Pedro de los Pozos, vivió un momento histórico pues gracias al resurgimiento de la fiebre minera que llegó desde el noroeste del Estado, florecieron nuevamente las actividades de explotación minera, el poblado vuelve a renacer como un potente complejo industrial.

El poblado ya contaba con lugares que ofrecían hospedaje, puestos de comida y un teatro.

El máximo esplendor de Mineral de Pozos se logró durante el gobierno de Don Porfirio Díaz, período durante el cual cambió su nombre a “Ciudad Porfirio Díaz”, en honor al presidente de la República.

A la caída del gobierno porfirista comenzó una segunda caída de la cual ya no se recuperó. La crisis se hizo más aguda en el año de 1926, en parte, por la inestabilidad del movimiento Cristero y por la depresión internacional, que provocó la caída de los precios de los metales y el consecuente retiro de los últimos capitales fuertes.

En la década de los 80´s del siglo XX, el pueblo que fuera abandonado es redescubierto y reconocido por el gobierno federal, en un acto trascendental donde la cuestión se su conservación coincide con las protecciones y nombramientos de Guanajuato, San Miguel de Allende y Dolores Hidalgo, como Zonas de Monumentos. 

Durante el Gobierno del Presidente López Portillo, Mineral de Pozos fue declarado Monumento Histórico.

Pueblo Mágico

El 16 de febrero de 2012, Mineral de Pozos se convirtió en el “Pueblo Mágico” No. 49, designación otorgada por la Secretaría de Turismo.

La Secretaria de Turismo, Gloria Guevara Manzo, fue la encargada de entregar al entonces Gobernador del estado de Guanajuato, Juan Manuel Oliva Ramírez, el nombramiento que acreditaba a la comunidad de Mineral de Pozos como Pueblo Mágico.

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