El Cronista del municipio, Jaime García Ríos ofrece la siguiente versión de la toponimia de Tarandacuao: “… (en) algunas obras clásicas de la historia y la lengua tarasca, se encontró que la palabra Tarandacuao significa ‘lugar de juego de pelota’”.
En la época prehispánica, Tarandacuao fue un punto de enlace entre los pueblos que habitaron el centro y occidente de Mesoamérica.
En el año de 1472, Tarandacuao fue sojuzgado por el estado purépecha y perteneció al reino de Pátzcuaro, siendo rey Hiquingare, sobrino de Tariácuri.
El pueblo fue fundado por indios tarascos, adquiriendo la legalidad de fundación el 27 de abril de 1612 y se ubica en la región sureste del Estado de Guanajuato.
Tarandacuao es una población nacida de la cultura Chupícuaro, de las más antiguas de Mesoamérica, se extendía desde Tarandacuao por la cuenca del río Lerma, hasta lo que es hoy La Piedad, Michoacán. Después toda la región fue conquistada por la cultura Otomí. Y más tarde por la cultura purépecha.
Los diversos grupos asentados en la región donde se encuentra Tarandacuao gozaron de cierta libertad por encontrarse alejados de los centros de poder del valle de México, pero tiempo después fueron conquistados por el naciente Estado Purépecha; cuyo proceso de formación se dio aproximadamente en el siglo XIII.
Tras el control Purépecha el pueblo de Acámbaro fue considerado un pueblo cabecera que tenía bajo su dominio a 46 pueblos, entre los que estaban:
“… Tarandacuao, Iramuco, Jerecuaro… y servían de frontera contra los enemigos del Cazonci, otorgaban tributo, entregaban vasallaje le hacían unas sementaras de mayz y otras semillas, adoraban ídolos de piedra y madera a los cuales les ofrecían comidas y que si en las guerras prendían alguna persona los sacrificaban delante de ellos…”
Llegada de los españoles
Se sabe que en la región que comprende a Tarandacuao los españoles no fundaron poblaciones nuevas sino, más bien utilizaron las poblaciones prehispánicas de cierta importancia (como Maravatío y Acámbaro), a partir de las cuales otorgaron las encomiendas y emprendieron la conquista hacia otros territorios.
En el año de 1521, a la llegada de los españoles, purépechas y mexicas mantenían gran hostilidad en los territorios intermedios (donde estaba Tarandacuao). En las fortificaciones habitaban otomíes, pames, mazahuas y matlatzincas, quienes vigilaba las fronteras y se sumaban a los ejércitos en tiempos de guerra.
La primera refundación española de la región fue la de San Francisco de Acámbaro en el año de 1526, por don Luis de Montañez, a él también se le atribuye la conquista de Ucareo, el Valle de Maravatío, los pueblos más modestos como Tarandacuao que se encontraba sujeto a la cabecera de Acámbaro.
Al mismo tiempo en que los conquistadores llegaron al lugar vinieron con ellos los misioneros franciscanos quienes iniciaron sus actividades a partir de los principales pueblos indígenas a los que llamaron cabeceras, donde establecieron las iglesias parroquiales y conventos.
Los franciscanos rebautizaron los pueblos indios, respetando sus nombres pero anteponiéndoles el nombre de un santo de la fe cristiana, por lo cual fue llamado: Santiago Tarandacuao.
Una escritura de 1548, señala que “el principal y común del pueblo de Santiago Tarandacuao dona un sitio de ganado menor a la virgen Santísima de la Concepción para sus gastos”. Tomando posesión de dicha donación el vicario Fray Manuel, el mayordomo y el prioste del hospital.
La relativa pacificación de la región que ocupa la cuenca del río Lerma fue motivo para que aumentara el interés de los españoles por adquirir mercedes de tierras en la región, tomando auge el reparto de tierras por las autoridades
La colonización en la región daba grandes pasos debido al descubrimiento de las minas del norte, surge la necesidad de crear caminos para el transporte las mercancías entre la ciudad de México, Guanajuato y Zacatecas. En 1550, el virrey Antonio de Mendoza ordenó que en la provincia de Michoacán se llevaron a cabo los trabajos de reparación y mantenimiento de la ruta Zitácuaro – Acámbaro, éste camino tenía como dentro de su ruta a Maravatío y Tarandacuao.
Congregación en Tarandacuao
Las congregaciones que también fueron llamadas reducciones de pueblos indios, fueron parte de la política de población y colonización que se impuso durante el siglo XVI en la Nueva España. La congregación fue el medio para concentrar a las poblaciones indígenas que eran consideradas dispersas.
La labor de congregación se realizó en dos periodos:
Primer periodo, de 1550 a 1564:
El pueblo de Tarandacuao que al principio estuvo asentado en la meseta del cerrito Ojo de Agua, fue trasladado al lugar conocido como El Plan, en el primer periodo de las congregaciones, que estuvo a cargo de los frailes de la Orden de San Francisco de Asís. Se erigió una pequeña iglesia con un hospital para indios como fue ordenado por el primer Obispo de Michoacán, Don Vasco de Quiroga.
Segundo periodo, de 1590 hasta 1605:
Muchas poblaciones pequeñas fueron eliminadas, en cambio, pueblos de la región como Tarandacuao, Acámbaro y Jerécuaro que ya habían sido fundados o congregados anteriormente fueron elegidos como lugares para reducciones de indios.
Nombres de Tarandacuao
Los religiosos franciscanos al iniciar su labor evangelizadora tomaron como una de sus primeras acciones rebautizar a los pueblos indios; generalmente los franciscanos respetaron el nombre que ya tenían dichos pueblos pero antepusieron a éste el nombre de un santo de la fe cristiana, de modo que el nuevo nombre de Tarandacuao fue “Santiago Tarandacuao”.
Durante la época colonial se emplearon en la documentación civil y eclesiástica indistintamente las palabras: Tarandaquao, Tarandacuaro, Taranducuau y Tarandacuao; ésta última comenzó a usarse con mayor frecuencia para quedar como la acepción definitiva.
Posteriormente, en el año de 1861 el Congreso del Estado de Guanajuato cambió el nombre de Tarandacuao por “Tarandacuao de la Constancia”; y más tarde en 1949, también el Congreso del Estado al elevar al pueblo a la categoría política de Villa, esto con motivo del paso por éste lugar del Presidente de la República Miguel Alemán, lo denominó únicamente “Tarandacuao”.