La Pequeña Polonia en León

La Segunda Guerra Mundial estalló un viernes primero de septiembre de 1939, luego de que las tropas Nazis invadieran a Polonia y posteriormente Rusia. El gobierno de Polonia negoció la salida de grupos de refugiados, compuestos principalmente de ancianos, mujeres y niños huérfanos; después del rechazo de varios países en acoger a estos grupos, fue el gobierno de Manuel Ávila Camacho, quien anunció el acuerdo para refugiar a 1,500 polacos en México.

El 1° de julio de 1943, los leoneses brindaron hospedaje a los refugiados Polacos quien por breve tiempo fueron alojados en el viejo edificio que fue de la Normal Rural, “Escuela Granja”, y más tarde los trasladaron a la hacienda de Santa Rosa, hoy ejido “Plan de Ayala”.

La Pequeña Polonia en México

Fragmentos del texto: “La Pequeña Polonia” en México: historia de refugio y hospitalidad (1943-1947). Escrito por: Celia Zack de Zukerman y Gloria Celia Carreño A.

El campo de Santa Rosa, albergó entre 1943-1947 a 1,453 refugiados polacos, de ellos 280 eran niños.

La Planeación y preparativos para enviar refugiados de guerra polacos a México empezaron en el otoño de 1942 a través de los encargados navales ingleses, mucho antes que el general Sikorski llegara en una visita oficial a México el 28 de diciembre de 1942, donde fue recibido con honores de jefe de Estado. Durante esa visita, el 30 de diciembre, en una conferencia de prensa, Sikorski habló de 5 mil visas y en el anuncio oficial de la Secretaría de Relaciones Exteriores del 31 de diciembre se puntualizaba que la estancia de los refugiados, no duraría sino hasta el momento en que terminada la guerra, cuando hubiera posibilidades de enviarlos nuevamente a su patria; y que aceptaba dar asilo a un contingente de polacos, adecuado a la capacidad inmigratoria del país, debiendo estos refugiados ser trasladados a México por cuenta del gobierno de Polonia.

El gobierno de Estados Unidos ofreció la suma de 3 millones de dólares que cubrirían la transportación y la estancia del primer año. Fue hasta el 5 de abril de 1943 cuando se reunieron el nuevo representante de Polonia, Wladyslaw Neuman; el embajador de Estados Unidos George S. Messersmith; el embajador inglés Charles Harold Bateman y el Subsecretario de Relaciones Exteriores, Jaime Torres Bodet quienes nombraron un comité encargado de encontrar el lugar adecuado, la elección fue la Hacienda de Santa Rosa, en Guanajuato a 10 km. de la ciudad de León.

El 10 de julio de 1943, el primer contingente de refugiados llegó a la estación de ferrocarril de León, después de recorrer 14 mil millas. Fueron recibidos en la estación del tren por las autoridades municipales de la ciudad de León, una orquesta militar que tocó los dos himnos nacionales y una población entusiasmada. El 2 de noviembre del mismo año llegó el segundo contingente. Los trabajadores de Ferrocarriles Nacionales quienes se encontraban en huelga dieron una muestra de solidaridad para este grupo al aceptar transportarlos desde Estados Unidos a León, Guanajuato. El total de refugiados que llegó fue de 1453.

La composición de la población de Santa Rosa, estaba formada en su mayoría por mujeres y niños, paulatinamente algunos pudieron salir y radicarse en la Ciudad de México, otros se fueron a Canadá y 22 jóvenes mujeres se alistaron voluntariamente al ejército polaco, algunas jóvenes salieron por haberse casado con mexicanos, hubo 6 muertos y nacieron 64 niños. De esta población alrededor de 900 estaban integrados en familia con uno o los dos padres, 193 venían solos, 30 en compañía de algún pariente y 236 huérfanos.

Asistían a clases y aprendían oficios

Los refugiados se vieron obligados a vivir en un espacio limitado y tenían prohibido incorporarse al trabajo productivo en el seno de la sociedad mexicana, por lo que las labores que realizaban eran para su propia asistencia y comodidad intramuros de la hacienda Santa Rosa que fue llamada “La Pequeña Polonia”. Ahí, hubo zapateros, fontaneros, electricistas, algunos plantaron su propia hortaliza, las mujeres se ocupaban de la cocina así como hacer el vestuario de los alumnos para las representaciones teatrales de los niños o en los desfiles de las fiestas nacionales mexicanas. Los niños y jóvenes estaban ocupados en la escuela donde se impartía el programa educativo polaco, y también ocupados en aprender diferentes oficios. A pesar de que la regla era que los refugiados no podían salir del campamento, la realidad fue otra ya que obteniendo un permiso a tiempo, pudieron salir de excursión, pasar revisión médica en la ciudad de México así como realizar paseos en la propia ciudad de León. Todo ello creó una relación de amistad y cooperación con el entorno.

La clínica del campamento daba servicio a los habitantes de las inmediaciones, la construcción de nuevas instalaciones captó en buena medida trabajo mexicano, esta relación llevó a las autoridades locales a mejorar el acceso al campamento construyendo una carretera que iba de León a Santa Rosa y se estableció una escuela en el ejido Plan de Ayala situado a un costado de la hacienda.

El campo de Santa Rosa fue liquidado oficialmente el 31 de diciembre de 1946, pero desde la visita del Secretario de Gobernación mexicano Miguel Alemán el 10 de febrero de 1945 se marcó el fin del carácter de residencia forzada cuando anunció a los refugiados que tenían autorización para instalarse y trabajar fuera del campamento bajo la condición de obtener permisos individuales ante la Secretaría de Gobernación. La otra opción era el regreso a Polonia.

Aunque algunos intentaron sin éxito incorporarse al ámbito productivo en México, para otros el regreso a Polonia no era una opción, ya que el Este de Polonia había quedado bajo el dominio soviético y la memoria de su estancia en el exilio les hacía desistir de esa posibilidad, la alternativa de la mayoría fue irse a los Estados Unidos, entre ellos los huérfanos quienes fueron colocados en distintos orfanatos especialmente en la zona de Chicago; muchas mujeres se casaron por poder con jóvenes polacos de Estados Unidos o Canadá. Sólo un grupo de 87 personas regresó a Polonia donde fueron conocidos como “los mexicanitos”. En México quedaron las mujeres que se casaron con mexicanos y algunos judíos que recibieron ayuda de la comunidad judía.

Santa Rosa se consideró completamente liquidada el 16 de mayo de 1947, pero como todavía quedaban 106 niños en edad escolar y 99 adolescentes se decidió establecerlos en la Casa Hogar de Tlalpan auspiciada por el Polish Roman Catholic Union of America que funcionó hasta 1950. Hay que apuntar que todo el mantenimiento de la hacienda estuvo en manos de Estados Unidos y las organizaciones de ayuda polacas y judías.

Testimonios de refugiados en León

“Yo me llamo Valentina Grycuk Bronicka y nací en una pequeña ciudad llamada Novogrudk, misma que ahora pertenece a Bielorrusia (…).

Una noche de febrero llegaron los soldados y les dijeron a mis padres: les damos una hora para que recojan lo que puedan y se vayan (…). Los rusos nos llevaron a Siberia (…). Cuando llegamos, ahí mi madre, que estaba embarazada, resbaló en el hielo y eso le provocó una hemorragia; en una carretita la llevaron del campo de concentración donde estábamos al pueblo más cercano, pero se congeló y murió.

Después a mi padre se lo llevó el ejército ruso (…). Se instaló en un barco como cocinero. Ahí nos separamos. No lo volví a ver hasta treinta y cinco años después. Salimos de Siberia a la ciudad de Karachi (Pakistán) en tren (…) estuvimos como nueve meses en una playa, en casas de campaña. Había muchos niños solitos completamente. De Karachi nos llevaron a la India.

Recuerdo muy bien cuando veníamos en tren, después de desembarcar en Los Ángeles, California; al entrar por la frontera de Ciudad Juárez, a mí se me hacía tan bonito todo, venía muy contenta, pero cuando llegamos a León, ¡fue tan bonito! Nos recibieron con flores y mariachis, había mucha gente, era como un día de fiesta. Asustada me preguntaba: ¿Por qué tanta gente? Fue un recibimiento maravilloso, la gente muy cálida”, León, cinco siglos contra viento y marea, Mariano González Leal.

Frania Pater y Valentina Grycuk contaron en entrevista para la BBC, cómo fue que llegaron a México, recuerdan su estancia en «La Pequeña Polonia» y por que decidieron quedarse en León, Gto.

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