Los nacimientos navideños

Una de las tradiciones más arraigadas que tenemos los mexicanos durante la época decembrina es visitar los mercados y adquirir todo lo necesario para el Nacimiento.

Inmersos en el aroma de los pinos, el musgo y el heno; segados por el resplandor de las esferas, las luces de bengala y las series luminosas; entre pan de fiesta, café y ponche, buscamos el Pesebre adecuado, el Niño Dios que nos conmueve, un amoroso San José y una devota Virgen María que formarán parte del Belén familiar.

Los Nacimientos son parte de la típica decoración navideña en los hogares mexicanos. Es una costumbre en la que se involucran con alegría abuelos, padres e hijos; donde la unión y la convivencia son valores distintivos en estas celebraciones.

Además de los elementos usuales de la tradición nórdica que se introdujeron a nuestro país debido a la influencia mercadológica proveniente de los Estados Unidos, como el típico Árbol Navideño, los muñecos artificiales de nieve o las figuras de Papa Noél y su trineo, el componente central de nuestra Navidad mexicana es el llamado Nacimiento, también conocido como Belén o Pesebre en otras latitudes.

El primer nacimiento

En algunos países les llaman Belén o Pesebres. El primer nacimiento se creó en Italia. Fue Francisco de Asís, el iniciador de los nacimientos entre 1200 y 1226. Se cuenta que mientras recorría la pequeña población de Rieti en 1223, la Navidad lo sorprendió en la ermita de Greccio y fue allí donde todo comenzó.

Tuvo la inspiración de reproducir en vivo el nacimiento de Jesús. También se cree que el primer nacimiento con figures se construyó en Nápoles y que estuvo echo de figures de barro.

La tradición de los Belenes se difundió rápidamente por toda Italia y luego al mundo entero y hoy por hoy figura en las tradiciones navideñas de cientos de países alrededor del mundo.

Los nacimientos en México

Con la llegada de los españoles al Nuevo Mundo, los frailes utilizaron las costumbres navideñas para facilitar la Evangelización de los nativos. Los Belenes jugaron un papel relevante porque fueron un método eficaz para que los nativos se acercaran a la palabra de Dios por lo interactivo que era instalarlas; además, los habitantes originarios de estas tierras fueron adiestrados para elaborar las figuras y los motivos.

Ya han transcurrido varios siglos desde el arribo de los evangelizadores y muchas familias mexicanas siguen elaborando estas figuras religiosas, ya no solo como tradición, sino también como negocio. Las poblaciones con más potencial costumbre de manufacturar dichas artesanías son Tzitzuntzan, Michoacán; Metepec, Estado de México; Ameyaltepec y Tolimán, en Guerrero y Tlaquepaque, Jalisco.

Los Nacimientos en México se caracterizan por tener un toque artesanal y pintoresco, en ellos se incluyen motivos muy propios de nuestra cultura. No solo colocamos los personajes principales, también utilizamos heno, paja y musgo para el establo, así como figuras de guajolotes, xoloitzcuintles y hasta nopales y magueyes.

El tamaño y material de las figuras es muy variable, no es nada raro encontrar que el Niño Dios sea casi del mismo tamaño que María, José y los Reyes Magos. O que sean esculturas hechas de barro, cerámica o hasta de madera. Por otro lado, debemos hacer referencia a las luces que decoran los Nacimientos.

Hoy en día es cada vez más común contar con las series de luces de colores, con tonadas de villancicos. En hogares más tradicionales aún se utilizan las velas de cera o parafina, con el fin de iluminar de mejor manera los Pesebres.

Estos tradicionales ornamentos navideños pueden realizarse con diversos materiales, el principal elemento es la creatividad y fantasía de cada hogar. No hay impedimentos, lo que importa es realzar ese espíritu navideño con la unión de la familia. Símbolos esenciales de estas fechas, los Nacimientos siguen presentes en nuestras costumbres, sin ser doblegados por otras decoraciones más contemporáneas.

El armado del nacimiento

El pesebre se suele armar el 8 de diciembre, que es el día de la Virgen Concepción Inmaculada de María, al menos, en la mayoría de los países cristianos, pero es común ver a las familias organizando navidad desde las últimas semanas de noviembre.

Lo primero que se debe hacer es elegir el lugar para armar el pesebre, dado que el mismo debe contar con el espacio suficiente para distribuir todas las piezas y decoración accesoria. Así mismo no debe perderse de vista, puesto que este debe tener tanto protagonismo como el árbol de navidad. Definir el espacio ayudará a definir el tamaño del nacimiento a crear.

Si se busca recrear un paisaje para que no quede plano, se pueden utilizar cajas de cartón o con papel arrugado armar montañas, a la cual se le puede pegar un poco de musgo para darles un aspecto más real. Es aconsejable que el área donde se pondrá la sagrada familia quede a una altura superior al resto de la decoración, ya que es lo más importante.

Para la decoración se utilizan figuras de pastores, mujeres, ovejas, y además pequeñas casas. No puede faltar añadirle la estrella de Belén y las luces navideñas intermitentes, pueden ser blancas o de colores.

Cuando ya se tiene toda la estructura del pesebre lista, se ponen las imágenes, que según la tradición, se suelen ubicar en el siguiente orden: Los primeros días se pone a José, María, el burro, el buey, las ovejas y los pastores. Recién el 24 de diciembre se pone la imagen del Niño Jesús y el 6 de febrero los Tres Reyes Magos: Baltasar, Gaspar y Melchor ya que es la fecha en la que llegaron al lugar donde nació Jesús.

Fuentes: México al Máximo, Quiero Italia, Fucsia

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