Manuel Rodríguez Lozano

Nació en la Ciudad de México el 4 de diciembre, en un año cuya exactitud se desconoce, pero que oscila entre 1890 y 1897, en el seno de una familia acomodada de la época y de amplia relación con las artes y la literatura. Sus padres, Manuel Z. Rodríguez y Sara Lozano, solían recibir en su casa a poetas, músicos y pintores, y dedicaban parte de su tiempo libre a tocar el piano y componer música.

En 1906, Rodríguez Lozano ingresó al Colegio Militar y, posteriormente, siguió una carrera diplomática. Durante este tiempo conoció a la pintora, escritora y modelo Carmen Mondragón, mejor conocida como Nahui Olin, con quien estuvo casado y tuvo a su único hijo. Se dice que en cuanto Carmen lo vio, quedó tan impresionada que le exigió a su padre, el general porfirista Manuel Mondragón, gestionar el matrimonio. Las nupcias se llevaron a cabo el 6 de agosto de 1913.

Luego se trasladaron a París, donde se encontraba exiliada la familia Mondragón. Por un corto tiempo vivieron en San Sebastián, España, pero finalmente regresaron a Francia, donde permanecieron hasta 1921. Durante este periodo la pareja se dedicó al arte y sobrevivió al fallecimiento de su hijo. De acuerdo con algunas versiones, Carmen Mondragón asfixió al niño cuando se enteró que Manuel Rodríguez era homosexual. Otros sugieren que la muerte de cuna fue la causa real de la separación. Tiempo después, se separaron.

Trayectoria

De la educación artística de Rodríguez Lozano no se sabe mucho. Se cree que inició sus clases de dibujo en México, poco antes de partir, o en Europa de forma semiautodidacta, pues visitaba asiduamente museos y exposiciones, y acudía a un taller. La que sí está documentada es su relación con importantes figuras del arte, como los pintores Henri Matisse, Pablo Picasso y André Lhote, y los escritores Jean Cassou, André Salmon y Alfonso Reyes, cuyo retrato fue una de las primeras pinturas de Rodríguez Lozano.

A su regreso a México, conoció a Francisco Sergio Iturbide y Antonieta Rivas Mercado, fundamentales para su carrera artística. Su obra lo llevó a ser considerado el pintor de los Contemporáneos, uno de los movimientos nacionales de vanguardia más importantes y alternativo a la Escuela Mexicana de Pintura.

Rodríguez Lozano vivió en la colonia Juárez e inició una relación con su discípulo Abraham Ángel. A diferencia de Nahui Ollin, Rodríguez Lozano fue excluido de la promoción del aparato estatal encabezado por Vasconcelos. Para 1924, Rodríguez Lozano se convirtió en jefe del departamento de arte de educación primaria en la Ciudad de México. Fue también durante aquella época que Rodríguez Lozano se hizo mecenas y amante de Julio Castellanos.

En medio de la depresión, Abraham Ángel decidió quitarse la vida el 24 de octubre de ese mismo año. La causa de muerte: una inyección de cocaína en el muslo derecho. Existen varias versiones sobre cómo fue encontrado el cuerpo de Abraham Ángel, sin embargo, se sabe que Rodríguez Lozano se deslindó de los trámites funerarios. El último cuadro de Ángel fue “Me mato por una mujer traidora”, hecho que para algunos fue un testamento previo al suicidio.

Posteriormente, Rodríguez Lozano conoció a la escritora Antonieta Rivas Mercado con quien sostuvo una amistad y relación intelectual. Algunos sugieren que mantuvieron una relación amorosa y otros que él no le correspondió. En 1931, Rivas Mercado se suicidó en la Catedral de Notre Dame con la pistola de José Vasconcelos.

Su obra

Definir la obra de Manuel Rodríguez Lozano resulta una tarea compleja, ya que no es posible acotarlo a una sola escuela. Sin embargo, temáticamente se centró en alusiones metafísicas de corte neoclásico. Tuvo una gran habilidad para el dibujo, apartándose en ciertos momentos del clasicismo y la tradición naturalista, para dar lugar a un movimiento más libre y popular.

En sus obras hay ausencia de color y melancolía, pero también expresiones de la cultura mexicana e indígena. Su obra muestra una importancia por el cuerpo masculino y andrógino, tema que para algunos tenía origen en su propia sexualidad. Asimismo, no evoca numerosas figuras ni hay saturación de imágenes, su pintura taciturna es concreta en lo que desea expresar.

Tras la muerte de Abraham Ángel continuó sus exposiciones junto a Castellanos y Rufino Tamayo.

En 1940 fue nombrado director de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, pero al año siguiente fue incriminado por el robo de unos grabados en la Academia de San Carlos. Fue encarcelado por cuatro meses en el Palacio de Lecumberri. Fue entonces cuando creó algunas de sus piezas más icónicas, mismas que forman parte de la que se conoce como su época blanca.

De esta etapa provienen el mural creado en Lecumberri La piedad en el desierto (1942), El incendio (1943), El arco en la tierra (1944), El holocausto (1944) y La revolución (1944-1945), pieza que el Munal preserva dentro de su acervo al igual que El velorio (1927), obra temprana que señala la orientación del creador hacia el arte popular, y Retrato de Salvador Novo (1924), pintura icónica en la cual uno de los grandes protagonistas de la generación de los Contemporáneos se encuentra en el interior de un taxi a punto de iniciar un recorrido a la luz de la luna por las calles del Centro Histórico de la capital.

En 1956 pintó la obra Nostalgia considerado uno de sus cuadros más importantes.

Participó en la exposición colectiva de Pintura Mexicana Contemporánea en 1959, presentada en el Museo del Palacio de Bellas Artes. No conforme con el lugar asignado a sus obras, las retiró para exhibirlas en el Edificio Idaroff ubicado en la calle de Madero, lugar donde había exhibido anteriormente.

En 1960 publicó el libro Pensamiento y pintura, editado por la Imprenta Universitaria. Este libro contiene sus principales artículos y ensayos. En 1967, el mural La Piedad, restaurado en el Centro Nacional de Conservación de Obras Artísticas, es trasladado al Museo del Palacio de Bellas Artes. Un año más tarde, dentro del Programa Cultural de la XIX Olimpiada México 1968, se organizó en la Galería Reforma, una exposición retrospectiva de su obra. Se exhibieron 77 pinturas que abarcaron sus principales épocas.

Manuel Rodríguez Lozano murió en la Ciudad de México el 27 de marzo de 1971.

Fuentes: INBAL, México Desconocido, Museo Blaisten.

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