María Eugenia Llamas “La Tucita”

María Eugenia Llamas nació en la Ciudad de México el 19 de febrero de 1944, luego de que sus padres José María Llamas y María Andresco llegaran a este país en 1939 como refugiados de la Guerra Civil Española. Con tan sólo cuatro años, la pequeña actriz debutó en cine y conquistó al público con su papel de La Tucita.

La actriz saltó a la fama siendo una niña al lado de Pedro Infante en cintas como Los tres Huastecos y El seminarista. Su carisma sedujo a cineastas como Ismael Rodríguez y Alejandro Galindo, mientras que en su edad adulta compartió créditos con los hermanos Mario y Fernando Almada y recientemente con Humberto Busto y Luis Gerardo Méndez.

Con una larga trayectoria como actriz infantil en la Época de Oro del cine mexicano, su primera actuación le valió una nominación a los Premios Ariel, que otorga la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), y aunque no obtuvo el reconocimiento, sí fue premiada dos años después por su actuación en la cinta Los niños miran al cielo (1950), de Roberto Rodríguez.

En 1953 participó en el filme La segunda mujer, dirigido por el cineasta José Díaz Morales y protagonizado por Rosa Carmina y Antonio Aguilar; un año después actuó en Venganza en el circo, al lado de Joaquín Cordero, Carmelita González y Freddy Fernández.

El cineasta Alejandro Galindo también se vio seducido por la gracia de la pequeña y la invitó a participar en su película La edad de la tentación (1959), donde interpretó a Rosita y con este papel culminó su participación en la Época de Oro del Cine Mexicano.

En 1987 conoce a Francisco Garzón Céspedes, hombre de teatro por excelencia, escritor y periodista cubano con quien aprende el arte de la narración oral escénica e integra el grupo Los cuenteros de Garzón. Ese año debuta en la Ciudad de México con su propio espectáculo de narración oral y poemas Cuento con la vida.

Su última aparición en la pantalla grande fue bajo la dirección de Jesús Mario Lozano en la cinta Más allá de mí, donde también actuaron Humberto Busto, Flor Payán y Luis Gerardo Méndez. En Nuevo León, fue coordinadora del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y desempeñó una amplia labor docente al impartir cursos y talleres de narración oral escénica, teatro y creatividad, y fue directora de Cultura del Municipio de Monterrey.

Esposa y madre

En 1966 María Eugenia contrajo matrimonio con el actor y locutor Romulo Lozano (1917-1996), con quien procreó a sus hijos Fernando, María Eugenia y Luz María, y se estableció en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, donde continuó su actividad en teatro de revista, comedia, radio y televisión.

En 1987 conoció a Francisco Garzón Céspedes, hombre de teatro por excelencia, escritor y periodista cubano con quien aprendió el arte de la
narración oral escénica e integró el grupo Los Cuenteros de Garzón, ese año, debutó en la Ciudad de México con su propio espectáculo de narración oral y poemas Cuento con la vida.

Pasaron dos décadas para su siguiente aparición en cine con la cinta El gatillo de la muerte (1980), a la que le siguió Cazador de asesinos (1983), de José Luis Urquieta, y El criminal (1985), de Fernando Durán Rojas, en todas ellas acompañando a los hermanos Mario y Fernando Almada.

María Eugenia Llamas también participó en series de televisión como Gutierritos (1958) y Grandes finales de telenovelas (2010), así como en el documental ¡Pedro Infante vive! (2007), en el que narró sus recuerdos y anécdotas al lado de El ídolo de Guamúchil.

Su última aparición en la pantalla fue bajo la dirección de Jesús Mario Lozano en Más allá de mí, donde también actuaron Humberto Busto, Flor Payán y Luis Gerardo Méndez.

En Nuevo León fue coordinadora del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y desempeñó una amplia labor docente de narración oral escénica, teatro y creatividad, y fue directora de Cultura del Municipio de Monterrey, N.L.

María Eugenia Llamas, La Tucita, murió la noche del domingo 31 de agosto de 2014, en el hospital Chapalita en Zapopan, Jalisco, a la edad de 70 años, debido a un paro cardiorrespiratorio.

Fuentes: El Financiero y Excélsior.

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