Pocos días de descanso dio Mina a sus soldados y volvió a salir del fuerte con Pedro Moreno y con Encarnación Ortiz para otra expedición con diferente objeto.
El Marqués del Jaral, Coronel del Regimiento a que por su apellido se dio el nombre de Moncada, residía en la hacienda de que tomaba su título. El marqués era hombre muy rico y se decía tener guardado mucho dinero. Mina se propuso apoderarse de este tesoro, y proveer su caja militar. Con este intento se puso en marcha con tal precaución, que estaba a la vista de la hacienda el 7 de Julio, sin haber sido descubierto.
Las fortificaciones de la hacienda, inexpugnables para los insurgentes, cayeron sin resistencia en poder de Mina: el Marqués huyó, y temiendo que estuviese interceptado el camino de San Luís Potosí, se dirigió a la hacienda del Bizcocho, dejando encargado a su Capellán que recibiese y obsequiase a Mina, dándole cuanto necesitase, pero suplicándole no causase perjuicio en los edificios: la guarnición, aunque ascendía a unos trescientos hombres, se retiró con el Marqués sin intentar defenderse, abandonando tres cañones que tenía. Era ya de noche cuando Mina con su división entró en la hacienda, y sorprendido de no hallar resistencia, creyó que se le había prevenido alguna emboscada, pero habiéndose asegurado de no haber riesgo alguno, las propiedades y no maltratasen a los habitantes.
El día siguiente, se trató de buscar el dinero que se decía tener encerrado el marqués, y habiendo comenzado a cavar en una pieza inmediata a la cocina, en que un criado de la casa dijo que estaba el tesoro, se encontraron desde luego algunos pesos, lo que hizo se procediese con mayor empeño en la excavación en presencia de Mina, Moreno, Ortiz y tres oficiales de estado Mayor, habiendo colocado centinelas a la puerta, y concluida la operación, se contaron 140, 000 pesos. EI Marqués, en que el informe que dio al Gobierno, dijo que se le había tomado en dinero 183, 300 pesos; 86, 000 en barras de plata, y en efectos de la tienda, semillas y ganado, 37, 100 pesos más, subiendo la pérdida total a 306, 400; es probable que a pesar de las precauciones que se tornaron por Mina, a la vista de tan rica presa, algunos de los concurrentes se aprovechasen de ella y ocultasen más de lo que Mina cogió. En carros y en acémilas fue enviado el dinero al Sombrero, y durante el camino aún se perdió alguna cantidad.
Mina se contacta con el Padre Torres
Antes de llegar a l fuerte, encontró Mina en un Rancho inmediato a Don Miguel Borja con el Dr. S. Martín y el Lic. Cumplido, estos últimos comisionados por la Junta para felicitarlo por su llegada.
Mina salió al día siguiente por la mañana temprano, y llegando al fuerte de Los Remedios se encontró con el padre Torres.
Arreglaron el plan de operaciones que debían seguir, que por entonces se redujo a sostenerse en los puntos fortificados, ocurriendo todos a su auxilio cuando fuesen atacados.
EI mando en jefe se dio a Mina, que se empeño en hacer todos los esfuerzos conducentes para hacer triunfar el partido que había abrazado, y con los recursos que le proporcionó la presa del Jaral, hizo que se trabajase sin: descanso en habilitar armamento y municiones y en hacer vestuarios y calzado, que contrató en la misma Villa de León ocupada por los realistas.
Para dirigir las fortificaciones del cerro de San Gregorio y organizar tropas en el territorio dependiente del padre Torres acompaño a este cuando regresó a aquel fuerte el Coronel Novoa y se dieron al mismo Torres ocho mil pesos para que comprase víveres con que aprovisionar el cerro del Sombrero.
Tiene Mina su primera derrota en León
Salió a expedicionar el caudillo navarro y obtuvo algunos pequeños éxitos que contribuyeron a aumentar la fama que disfrutaba entre los insurgentes. Observaba Mina con la mayor vigilancia los movimientos de los realistas, e informado por sus espías de la marcha realistas de Negrete a Silao, se propuso aprovecharse de su ausencia para sorprender a la guarnición que había quedado en León.
Salió al efecto del fuerte en la tarde del 27 de Julio con su división, una pieza de artillería y alguna caballería del país, que todo ascendía a 500 hombres; pero aunque se acercó con cautela para dar el golpe aquella noche, una partida realista que encontró a corta, distancia de la población, volvió a ésta, habiéndolo reconocido, y dio la alarma, de suerte que cuando Mina se presentó fue recibido con un fuego vivísimo de cañón y fusilería, no obstante el cual llegó a penetrar hasta la plaza y ocupó uno de los cuarteles, pero tuvo que retirarse al rayar el día, por no poder esperar un resultado favorable.
El mal éxito de este ataque inconsiderado, fue el primer revés que Mina experimentó: su pérdida pasó de 100 hombres, entre ellos 21 prisioneros que fueron fusilados al día siguiente, y entre los muertos fue uno su mayor general, Márquez, que era oficial de valor.
Resisten el ataque de Liñán
En León, Mina hizo algunos prisioneros que dejó libres, y volvió sin ser perseguido por los realistas, al Fuerte, a esperar el ataque de Liñán, que no había de tardar, como en efecto sucedió.
En los primeros días el sitio fue soportable y se creyó fácil aprovisionar el Fuerte desde fuera, pero varias tentativas hechas en ese sentido fracasaron.
Los sitiados se hallaron en breve reducidos al último extremo por falta de agua: la provisión que cada uno había hecho en el fuerte antes de comenzar el sitio, se consumió bien pronto y era muy difícil y peligroso tomarla del arroyo que corría por la barranca dominada por los realistas, los cuales establecían todas las noches un cordón de centinelas para impedir bajara sacarla.
Hace crisis la falta de agua
Los remanentes de las cañadas estaban agotadas y la esperanza de las lluvias se había frustrado, pues para mayor tormento, frecuentemente se presentaban grandes aparatos, más los aguaceros caían a distancia o en los puntos ocupados por los realistas, pero ninguno en el fuerte: cayó por fin uno, aunque corto, y los sitiados, que se hallaban en la mayor necesidad, pudieron tomar agua para algunos días.
Mina siembra desconfianza
Algunos oficiales europeos del ejército real se acercaron a hablar con Mina, que salió para eso a lo alto de los muros y trataron de persuadirle cuán desesperada era su posición, ofreciéndole el indulto más completo. Mina, por el contrario, los invitó a pasar a sus banderas, y como en esta conferencia les manifestó que su objeto era el restablecimiento de la Constitución, privando a Fernando VII de los recursos que sacaba del país para sostener la autoridad despótica, habiéndolo oído los americanos del fuerte, esto contribuyó a aumentar la desconfianza que muchos tenían de la sinceridad de sus intenciones.
Otra derrota
En la noche del 7 al 8 de agosto hizo Mina una salida con 240 hombres hacia el campamento de Negrete. ÉI mismo en persona con 30 hombres de la Guardia de honor y del regimiento de la Unión, se apoderó de un reducto; pero cargando sobre él las tropas de Nueva Galicia, que habían sido reforzadas con dos Compañías de Zaragoza y no habiendo sido sostenido convenientemente por los insurgentes que venían es su compañía, tuvo que ceder al número y retirarse, habiendo perdido algunos de los suyos, de los cuales quedaron 11 heridos en poder de los realistas fueron fusilados al día siguiente a la vista de sus compañeros del Fuerte.