Oskar Schindler, el empresario que salvó a más de 1200 judíos

Oskar Schindler nació el 28 de abril de 1908, en Svitavy, región del Imperio austrohúngaro, actual República Checa. Creció en el seno de una familia adinerada y dedicada a los negocios, aunque con complicaciones luego de la Gran Guerra y la Gran Depresión.

Después de graduarse en un instituto técnico a los 16 años, en su juventud realizó una gran variedad de trabajos: vendedor de maquinaria agrícola, mecánico, granjero y director de una autoescuela, entre otros. Fue en uno de estos empleos donde conoció a su esposa, Emilie Pelzl, hija de un ganadero para el que trabajaba, con la que se casó en 1928.

La familia de Schindler, incluyendo a su mujer, formaba parte de los grupos de habla alemana que, tras la Primera Guerra Mundial, habían sido integrados en los países de nueva creación. En los Sudetes, la región de Checoslovaquia en la que vivían, el sentimiento nacionalista partidario de la anexión a Alemania se había hecho fuerte después del ascenso de Hitler al poder en enero de 1933.

En 1935 Schindler solicitó su afiliación al Partido Alemán de los Sudetes (SDP), en la órbita del Partido Nazi; nunca dejó constancia de sus motivaciones, pero basándose en su carácter, sus biógrafos tienden a interpretarlo como una decisión práctica: el SDP se encontraba en pleno ascenso y formar parte de él facilitaba contactos y trabajo.

En esa época cursó estudios de formación profesional ya que nunca presentó los exámenes para ingresar a la universidad. Durante esta década también ingresó en el ejército y se convirtió en el director de ventas de una empresa de productos eléctricos.

 

 

Antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, fue reclutado por las Schutzstaffel para fungir como puente entre los nazis, los judíos y polacos adinerados, con quienes hacía negocio; de esa forma, la confianza de las personas con poder estarían en los bolsillos de las esferas nazis. Con la llegada del conflicto bélico, Schindler halló la manera de lucrarse ante esta situación.

Fue un espía

Durante más de dos años trabajó como espía para la Abwehr, el servicio de inteligencia alemán al que, en teoría, no se le permitía operar. Sus trabajos consistían en reunir información sobre las infraestructuras y el ejército de Checoslovaquia en vistas a la futura invasión nazi del país. Pero en julio de 1938 fue descubierto, encarcelado y sentenciado a muerte: solo se salvó gracias a que en septiembre de ese mismo año se firmaron los Acuerdos de Múnich, que además de la anexión de los Sudetes al Tercer Reich preveían la liberación de prisioneros alemanes en Checoslovaquia. Durante dos años más siguió trabajando para la Abwehr, contribuyendo de forma notable a reunir información sobre las infraestructuras de Polonia tal y como había hecho en Checoslovaquia, y facilitando la invasión del país en 1939.

Negocios durante la Segunda Guerra Mundial

En octubre de 1939, Schindler fue enviado a la ciudad polaca de Cracovia, allí adquirió una fábrica en donde se encargó de la producción de ollas y utensilios de cocina. Gracias a la génesis del conflicto bélico, la mano de obra alemana escaseaba y era muy cara; la solución fue negociar con el coronel Amon Goeth para proveer capital humano desde los campos de concentración.

Otras fuentes señalan que: “era propietario de una fábrica de esmaltes -la Deutsche Emailwarenfabrik, que sería recordada con el nombre de “Emalia”- y, por otro, participaba en el mercado negro; dos ocupaciones que resultarían estar muy conectadas entre sí. La fábrica había pertenecido a un consorcio propiedad de judíos que se había declarado en bancarrota y fue comprada por Schindler, quien decidió conservar a los trabajadores”.

El campo de concentración ubicado en Plaszow brindó mano de obra a la fábrica de Schindler. Los judíos trabajaban de día y en la noche regresaban al campo. Goeth recibía un tributo monetario por su contribución de 300 personas.

Con el paso del tiempo, Oskar Schindler dejó de lado los negocios y se centró en ayudar a los judíos. Luego de haber dignificado la explotación que estaba sufriendo la minoría, además de los terribles actos que hubo en contra de su pueblo a lo largo de toda la guerra, el empresario negoció con Goeth por cada judío para emplearlos en su fábrica y, de esa manera, alejarlos de los campos de concentración y el fatídico destino.

 

La lista Oskar Schindler

Todos los judíos salvados ingresaban en una lista de personal manejada por Itzhak Stern, un contador socio de Schindler. A medida que la guerra avanzaba, el negocio de los utensilios de cocina no era viable, y con el fin de mantener abierta la fábrica, empezaron a construir proyectiles y municiones; no obstante, los productos eran hechos de manera defectuosa adrede.

Para 1944, cerca de 1200 judíos habían sido salvados gracias a Oskar Schindler, una labor que incluso lo llevó a la bancarrota. Una vez liberado el campo de Plaszow, Goeth fue ahorcado en el lugar, y luego de haber finalizado la guerra, Schindler se vio en la necesidad de huir a Argentina por haber sido parte de las Schutzstaffel.

En Sudamérica tuvo un negocio de ganadería que no prosperó, por lo que debió volver a Alemania en 1958. Dos años después fue invitado a Israel, en donde se le reconoció por su labor a favor del pueblo judío. Se le otorgó la Cruz del Mérito en 1966 y un año después fue declarado «Justo entre las Naciones».

Muerte y legado

El 9 de octubre de 1974, en Hildesheim, Alemania Occidental, una insuficiencia hepática acabó con su vida. Al momento de su muerte, Oskar Schindler no gozaba de estabilidad económica o gran reconocimiento, pero lo último cambió con el pasar de los años.

Fue sepultado en el Cementerio del Monte Sion en Jerusalén, en donde a día de hoy todavía se le rinden tributos. En 1982 es publicada El arca de Schindler, novela de Thomas Keneally que narra su historia; y en 1993 se estrena La lista de Schindler, cinta que cuenta su hazaña, protagonizada por Liam Neeson, dirigida por Steven Spielberg, todo un clásico instantáneo del cine, nominada a los Premios de la Academia en 12 categorías, ganando siete de ellas.

Fuentes: Culturizando, Infobae, National Geographic.

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