Pascasio Ortiz de Letona, Primer Embajador del gobierno insurgente

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Una vez en Guadalajara, tras la primera etapa del movimiento insurgente, don Miguel Hidalgo designó el 13 de diciembre de 1810 a Pascasio Ortiz de Letona “nuestro mariscal de campo y embajador de nuestro cuerpo cerca del Supremo Congreso de Estados Unidos de América”, autorizándolo para “tratar, ajustar y arreglar una alianza ofensiva y defensiva, tratados de comercio útil y lucroso para ambas naciones y todo cuanto convenga a nuestra mutua felicidad, accediendo y firmando cualesquiera artículos, pactos o convenios conducentes a dicho fin”.

Con ese propósito, don Pascasio, de 35 años, salió de la capital jalisciense con rumbo a Veracruz en compañía de un compatriota nuestro llamado José Guadalupe Padilla, que era conocedor de los caminos para llegar a la costa del golfo.

Cuando se dirigían a la Huasteca, en el pueblo de Molango, Ortiz de Letona quiso cambiar una onza de oro, levantando sospechas, por lo que fue registrado, hallándole debajo de su cabalgadura las credenciales que le había extendido el magnífico Hidalgo.

Enviado preso a la Ciudad de México, y comprendiendo que se hallaba perdido, Pascasio decidió suicidarse en las proximidades de la villa de Guadalupe antes que confesar o comprometer aún más la de por sí difícil situación de los primeros insurgentes de la república.
Poco se sabe, sin embargo, sobre quién era en realidad este personaje que, si acaso, es aludido al paso en las crónicas que narran aquellos heroicos sucesos.

Cito en extenso la información generosamente aportada por la Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica:

Pascasio Ortiz de Letona nació en 1775, en la Capitanía de Guatemala, probablemente en Quetzaltenango, donde su abuelo era alcalde mayor.

En 1794 obtuvo en el Colegio Tridentino el título de bachiller en Filosofía y pasó a estudiar Leyes en la Universidad de San Carlos de Borromeo, la famosa Tricentenaria, ubicada en Antigua, Guatemala.

Allí, debido a su inteligencia, resultó escogido para presentar un examen público sobre botánica y zoología bajo la dirección de los naturalistas de la Real Expedición Botánica provenientes de la Nueva España, el mexicano José Mariano Mociño y el español José Longinos Martínez.

El examen público coincidió con la inauguración del Gabinete de Historia Natural de la Nueva Guatemala, la cual se efectuó el 9 de diciembre de 1797, donde Ortiz de Letona disertó sobre los fundamentos de Linneo y sobre el curso de botánica preparado por el director general de todas las expediciones científicas borbónicas: don Casimiro Gómez de Ortega, entonces director del Jardín Botánico de Madrid.

Mociño, el examinador mexicano, pidió a Pascasio Ortiz de Letona clasificar el ramo de flores que portaba en el ojal de su casaca, especie que fue identificada por Ortiz de Letona como “Nigella domascena”, mejor conocida como “Cabellos de Venus”. Lo que resultaba completamente exacto.

Se dice también que cuestionado acerca de la utilidad de la historia natural para su uso en la vida cotidiana y en lo que por entonces comenzó a denominarse “la moda”, Pascasio respondió que “todas las innovaciones del luxo, para seguir el entusiasmo de la variedad y del gusto, tomaban sus ideas de los hermosos colores y matices de las mariposas y las flores”.

Palabras hermosas que reflejan una sensibilidad exquisita, culta, humana en el más alto grado (lo que a su vez puede ayudar a comprender por qué Miguel Hidalgo se fijó en él para desempeñar un cargo de tan elevada responsabilidad y riesgo). ¡Talento puro!

El caso es que, a raíz de su examen, Ortiz de Letona fue escogido como uno de los cinco estudiantes guatemaltecos que podrían optar por inscribirse en el Colegio de Nobles Americanos de Granada, España, mismo que no llegó a abrir sus puertas debido a las presiones políticas de la Revolución francesa en toda la Península Ibérica.

Pascasio, joven aun, se involucró enseguida en el intento de cultivar la seda, demostrando que el clima de ciertas regiones vecinas era muy a propósito, y al efecto mandó traer la semilla de nuestra querida Oaxaca, desde donde le fue enviada la semilla hasta que, en 1798 reportó “no haber concurrido nadie en demanda de semilla, ni de la instrucción que tenía formada sobre su beneficio”.

Meses más tarde, en 1799, Pascasio obtuvo el grado de alférez en el seno de la Compañía de Dragones Provinciales del reino de Guatemala, pero con el fin de proseguir con sus estudios de botánica, a inicios del siglo XIX, se trasladó a vivir a la ciudad de Guadalajara, en la Nueva España, gracias a la generosidad de su pariente Salvador Batres, partidario temprano del movimiento insurgente mexicano.

Allí se encontraba en 1810 cuando José Antonio, el “Amo” Torres, respondiendo al llamado de Hidalgo, tomó la ciudad, incorporándose enseguida al movimiento independentista, llegando a conversar con el ilustre don Ignacio López Rayón sobre la idea de solicitar ayuda al gobierno de los Estados Unidos.

Pascacio Ortiz de Letona debió sorprender no solo a don Ignacio, sino también al propio cura Hidalgo, porque tras presentar la idea, se aprobó enviar a Ortiz de Letona como representante de los insurgentes ante el congreso de los Estados Unidos, con el fatal y triste, pero heroico desenlace que ya hemos comentado.

Fuente: Revista Unidad Parlamentaria.

Publicación original: https://unidadparlamentaria.com.mx/2024/01/13/pascasio-ortiz-de-letona-quetzaltenango-guatemala-1775-ciudad-de-mexico-enero-de-1811-primer-embajador-de-mexico-ante-los-estados-unidos/

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