Fue una escritora, intelectual y precursora del feminismo en México. Fundó y dirigió la revista “Las Hijas del Anáhuac”, la cual después se llamaría “Violetas del Anáhuac”.
Laureana Wright González de Kleinhans nació el 4 de julio de 1846 en Taxco de Alarcón, Guerrero, de madre mexicana y padre estadounidense desde pequeña vivió en la ciudad de México, de buena posición económica familiar, recibió educación privada y sus padres le inculcaron el amor por la literatura. Fue una periodista, escritora y precursora mexicana del feminismo.
Se casó con el francés Sebastián Kleinhans, con quien procreó una hija, Margarita, y de quien tomo el apellido de casada.
Se inicia en la literatura
Era 1865, cuando Laureana, poseedora de un espíritu nacionalista importante, comenzó sus actividades literarias con poesía patriótica. La calidad de su poesía y argumentos la llevaron a integrarse 1869 a la Sociedad Netzahualcóyotl propuesta por Manuel Acuña y Gerardo Silva, para 1872 se unió a la Sociedad científica El porvenir; en 1873, al prestigioso Liceo Hidalgo, una de las asociaciones más importantes del siglo XIX, propuesta por Ignacio Ramírez y Francisco Pimentel, en 1885 se integró como socia honoraria al Liceo Mexicano y al Liceo Altamirano de Oaxaca, nombramientos que muestran la importancia y el distinguido lugar que ocupo la escritora entre los académicos y literatos de la época, ya que estas sociedades literarias organizaban tertulias, debates y conferencias y disertaciones con la vanguardia cultural del país.
Como mujer preocupada por la igualdad de las mujeres, e incansable luchadora por su emancipación, lego una amplia y rica obra en los diversos periódicos y revistas de la época; mediante sus escritos reiteraba la importancia de participación de la mujer en la educación, la cultura y la política, en el proceso de transformación de la sociedad; la escritura fue la herramienta que utilizó para poder llegar a diversos públicos, participó en periódicos como: El Anáhuac, La ilustración espírita, La Convención Radical Obrera, El Estudio, El Federalismo, Monitor Republicano; El Bien público, artículos, poesías y ensayos que muchas veces le generaron críticas por su “liberalismo” religioso, que podría “contaminar” a las demás mujeres.
Sin embargo, conociendo el poder del periodismo como la herramienta de difusión e información más poderosa, durante el siglo XIX, abrazo atrevidamente y con entusiasmo como pionera la profesión de periodista —poco incursionada por las mujeres de su tiempo—, con el fin de contribuir a la superación cultural de su género, en ese entorno fue donde conoció y formo el grupo de mujeres con quienes a lo largo de su vida desarrollo diversos proyectos.
Las hijas del Anáhuac
El interés de la guerrerense por la problemática de su género al acceso a la educación y al espacio público, la convierte en una de las primeras teóricas del tema en México, señalaba que dicha problemática era el origen de “la mujer instrumento”, crítica dura a la mayoría de las mujeres, por lo que no solo se valió del periodismo con el deseo de revertir dicha situación, sino también hizo uso del ensayo y del género biográfico —en especial de mujeres distinguidas (124 textos) y otros autores—, como recursos pedagógicos mostrando, tanto en la selección de los personajes sus inclinaciones ideológicas y literarias —San Juana, Agustina Ramírez de Rodríguez, Francisco Zarco—, como su profesionalismo con las técnicas de investigación documental, entrevistas e incluso comentarios personales y su postura política, que plasmaba en ellas.
En 1887 fundó y dirigió la revista Las hijas del Anáhuac, escrita por mujeres, semanario donde cuestionaba la forma de vivir de la mujeres, las invitaba a unirse al progreso mediante artículos, semblanzas, biografías y ensayos de opinión literaria, ciencias exactas y naturales, y planteaba el problema del sufragio femenino y la igualdad de género. Se vendía por suscripción, a 75 centavos mensuales en la ciudad de México y un peso en provincia. En la dirección administrativa estaba Ignacio Pujol.
Posteriormente, el 29 de enero de 1888, la revista cambio su denominación por la de Violetas del Anáhuac. En esta aventura la acompañaron: Mateana Murguía, también fundadora y quien fungió brevemente como directora literaria de las Violetas del Anáhuac después de la partida de Wright., Elvira Lozano, Lucía G. Herrera, Dolores Correa Zapata, entre otras.
El área de influencia de la publicación de carácter plural y progresista, cuyo objetivo principal fue la educación, no solo se limitó a la Ciudad de México fue más allá en varios estados de la república, y el extranjero como Cuba, Nuevo Orleans, Estados Unidos, promoviendo la comunicación entre mujeres de diversas regiones y sobre todo fomentando su participación intelectual.
En sus escritos, Wright de Kleinhans reitera las maravillas del saber para erradicar la ignorancia, y manifiesta la indignación que le causan las condiciones deplorables de otras mujeres, privadas del acceso a la enseñanza que a ella benefició. Esto siempre le pareció una injusticia. Asimismo, abrió espacios de difusión para mujeres y, transformando en consecuencia las bases educativas de entonces y los estereotipos impuestos por la sociedad mexicana.
Además, fue vicepresidenta de la Sociedad Espiritista de la República Mexicana, a la cual se unió porque uno de sus postulados sostenía que hombres y mujeres son iguales en inteligencia, una de sus premisas. Debido a estos relevantes aportes es considerada precursora del periodismo femenino en México, y del feminismo.
También luchó por hacer posible la independencia financiera de las mujeres por medio del campo profesional, para que tuvieran un sustento propio con salario básico y se emanciparan de la tutela masculina en cuestiones de economía. Deseaba hacerlas partícipes de una serie de herramientas intelectuales y prácticas para que pudieran afrontar solas a la viudez, el abandono del marido o cualquier adversidad. En este marco, propuso una cátedra con discurso pedagógico femenino para mexicanas. El programa, positivista y racionalista, y con base en lecturas asiduas, les permitiría discernir entre “correcto e incorrecto”, y tener criterio propio en lo moral y religioso.
En 1891, junto con la primera medica universitaria Matilde Montoya, y la madre de ésta última Soledad I Montoya, fundaron la escuela-asilo para obreras El Obrador: Luz y Trabajo, cuyo objetivo inicial era proporcionar apoyo a las obreras para que tuvieran un lugar donde dejar a sus hijos durante su jornada laboral, adelantándose a su tiempo, establecieron lo que hoy se conoce como guardería, donde también impartían talleres de oficios prácticos como corte y confección entre otros, como medio de allegarse otros recursos.
Obras
Dentro de sus obras más importantes podemos resaltar La emancipación de la mujer por medio del estudio (1891) y Educación errónea de la mujer y medios prácticos para corregirla y “Oda a Cuauhtemoczin” en El Boletín Masónico (ambas,1892). En este mismo impreso, publicó en 1823 “A Juárez”. Además de en Violetas del Anáhuac, también colaboró en las revistas El Correo de las Señoras, El Diario del Hogar, El Álbum de la Mujer, y La Mujer Mexicana.
El periodismo y la educación los motivos de su vida profesional, también fueron origen de serias dificultades que la agotaron física moral y económicamente por lo que Laureana Wright se retira de Las Violetas en 1899, pero continúo escribiendo y publicando textos, hasta su muerte el 22 de septiembre de 1896 en la Ciudad de México.
Laureana y su equipo no lograron ver concretados plenamente sus sueños de cambios radicales en su búsqueda de la emancipación de las mujeres de su época, pero sí lograron con su empeño y dedicación llevar a la discusión, en el espacio público, la problemática de las mujeres y debilitaron prejuicios para allanar el camino de futuras generaciones en la reivindicación civil de la mujer, su transformación y para el ejercicio de sus derechos.
Fuente: CNDH