Tomasa Esteves y Salas nació el 27 de febrero de 1778, en Salamanca, Gto.. Mujer de gran hermosura y carácter simpático. Su marido había caído víctima de las balas realistas, y ella también anhelaba la Independencia de México.
Se dice que los insurgentes nunca fusilaron a mujer alguna del partido realista; pero en cambio, éste manchó sus armas con sangre del bello sexo, hablamos de una de las muchas heroínas de la guerra de Independencia en México; María Tomasa Esteves y Salas, quien quizá para muchos el nombre no les diga absolutamente nada, para algunos en el Bajío tal vez les recordará el nombre de una calle, los de Salamanca se acordarán del Mercado Municipal, sin embargo, tenemos el deber de conocer más a fondo sobre Tomasa Esteves, mujer de agraciado semblante, de maneras finas y delicadas, de nobles y destacados sentimientos, modesta en el vestir, y a la que en algún momento se le nombró “La Friné Mexicana“, título que se le dio por una muy merecida razón: su belleza.
Friné es el apodo de una famosa hetaira griega célebre por su belleza, nacida en Tespias en el año 371 a. C. con el nombre Mnésareté
Se dice que nació en Salamanca en el año de 1788, de gran hermosura y de carácter simpático. Su marido había caído víctima de las balas realistas, y ella también anhelaba la Independencia de México.
Como insurgente distinguida se dedicó a auxiliar a enfermos y heridos caídos en la lucha, atraer soldados realistas al bando insurgente, así lo señala el parte de Agustín de Iturbide al Virrey “fue la principal agente en procurar la deserción que considerablemente se ha verificado”; además de conseguir información secreta de los realistas a favor del ejército insurgente, siendo famosa por su astucia y valor.
El 24 de septiembre de 1810, el Padre de la Patria, Miguel Hidalgo llegó a Salamanca con su Ejército Insurgente, acompañado por Allende, Abasolo y Aldama, se alojó en una casa propiedad de su amigo el padre Fray Agustín Salvador Perea, Prior Agustino (ubicada actualmente en la esquina de las calles Juárez y Albino García). Ante la muchedumbre allí reunida habló don Miguel Hidalgo, desde el balcón. Destacan de entre la multitud Tomasa Estévez y Salas junto con los salmantinos Andrés Delgado “El Giro” (quien apenas tenía 18 años cuando se presentó ante el cura Hidalgo), Albino García y el Padre Rafael Garcilita, quienes fueron comisionados para conforman el primer frente insurgente, para que como jefes guerrilleros revolucionen por distintas partes del país, con la venia del cura Hidalgo.
Como insurgente se dedicó a auxiliar a los enfermos y heridos caídos en la lucha, atraer soldados realistas al bando insurgente, así lo señaló el parte de Agustín de Iturbide al Virrey “fue la principal agente en procurar la deserción que considerablemente se ha verificado”; además de conseguir información secreta de los realistas a favor del ejército insurgente, siendo famosa por su astucia y valor.
En una noche tempestuosa del mes de agosto de 1814, cerca del pueblo de Valtierrilla, Salamanca, Tomasa Esteves fue capturada junto a los patriotas Miguel Yáñez, José Esquivel y Eustaquio Hernández, “Emisarios de la mayor confianza de los rebeldes”.
El 9 de agosto de 1814, en la Villa de Salamanca, Tomasa Esteves fue pasada por las armas de las fuerzas realistas. Para escarmiento de su sexo fue colocada su cabeza en la plaza pública de esa Villa.
En la Independencia, todo reo condenado a muerte tenía derecho a solicitar una gracia o deseo. La heroína insurgente salmantina Tomasa Esteves, pidió cuatro, después de ser aprehendida por los realistas al mando de Agustín de Iturbide:
· En su primer deseo, pidió no le dispararan a su bello rostro para que no la desfiguraran.
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En el segundo de sus deseos, solicitó le llevaran un sacerdote para confesar sus culpas.
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En su tercer deseo, pidió que le vendaran los ojos, para no ver el momento de las armas apuntando hacia ella.
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En su cuarto y último deseo, solicitó que le prendieran con alfileres en todo lo largo y lo ancho de su falda, para que al caer su cuerpo, no se le descubriera ni siquiera el tobillo, y su postura se viera decorosa con toda delicadeza que siempre la distinguió.
El sentir de su madre
A Tomasa Esteves le sobrevivió su madre como refiere un escritor, y ella con el mismo temple de las almas grandes, es acompañada en su casa por numerosas amistades, cuando oyó las detonaciones que cortaron la existencia de su hija, sin derramar una lágrima dijo: “¡ Ahora sí, ya es tiempo de elevar a Dios nuestras oraciones!”.
Su papel en la Independencia
En el año 1812 cuando la lucha por la Independencia era cosa de todos los días en el territorio guanajuatense, estaban por el lado de los realistas, los que tenían a su cargo lo que hoy es el Estado de Guanajuato, el capitán García Conde y Agustín de Iturbide quien en la zona de Yuriria ya había causado el incendio al espléndido templo agustino que formaba parte del Convento de San Pablo, en ese entonces Iturbide, el que luego se proclamó emperador, peleaba del lado de los españoles.
“La Friné Mexicana”, título que se le dio por una muy merecida razón: su belleza.
Capturan a Tomasa Esteves
Fue en una noche tempestuosa del mes de agosto de 1814, cerca del pueblo de Valtierrilla, bajo las órdenes de don Ignacio García, una partida de realistas se hallaba empeñada en sostener reñida acción con un grupo de patriotas independientes. La lucha era prolongada y heroica. La lluvia proseguía, y el terreno fangoso y surcado de arroyos, aumentaba las dificultades de aquella gloriosa acción, que duró desde las ocho y media de la noche hasta las siete y media de la mañana del día siguiente.
No refiere el parte respectivo quiénes fueron los vencedores, solamente hace constar que cayeron prisioneros los patriotas Miguel Yáñez, José Esquivel y Eustaquio Hernández, “Emisarios de la mayor confianza de los rebeldes”. Al mismo tiempo se aprehendió a María Tomasa Esteves que junto con ellos y por órdenes de don Agustín de Iturbide fue pasada por las armas, quien no tuvo piedad para los vencidos.
Realistas fusilan a la “Friné Mexicana”
Las ejecuciones se verificaron en la entonces Villa de Salamanca el 9 de agosto de 1814 por las fuerzas realistas, en la esquina antiguamente llamada “De los Leones”, actualmente Revolución y Río Lerma.
La sentencia se cumplió y en referencia a María Tomasa Esteves, para escarmiento de su sexo fue colocada su cabeza en la plaza pública de Salamanca. Iturbide en su comunicado al virrey escribía de ella: “…comisionada para seducir la tropa y habría sacado mucho fruto por su bella figura, a no ser tan puro el patriotismo de estos soldados”.
Sus últimos deseos
En la Independencia, todo reo condenado a muerte tenía derecho a solicitar una gracia o deseo. La heroína insurgente salmantina Tomasa Esteves, pidió cuatro, después de ser aprehendida por realistas al mando de Agustín de Iturbide.
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En su primer deseo, pidió no le dispararan a su bello rostro para que no la desfiguraran.
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En el segundo de sus deseos, solicitó le llevaran un sacerdote para confesar sus culpas.
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En su tercer deseo, pidió que le vendaran los ojos, para no ver el momento de las armas apuntando hacia ella.
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En su cuarto y último deseo, solicitó que le prendieran con alfileres en todo lo largo y lo ancho de su falda, para que al caer su cuerpo, no se le descubriera ni siquiera el tobillo, y su postura se viera decorosa con toda delicadeza que siempre la distinguió
El sentir de su madre
A Tomasa Esteves le sobrevivió su madre como refiere un escritor, y ella con el mismo temple de las almas grandes, es acompañada en su casa por numerosas amistades, cuando oyó las detonaciones que cortaron la existencia de su hija, sin derramar una lágrima dijo: “¡ Ahora sí, ya es tiempo de elevar a Dios nuestras oraciones!”.
Tomasa Esteves y la Policía Militar Secreta de Salamanca
Uno de los personajes principales de la Villa de Salamanca en ese entonces era el español Plácido de SoldeVilla, regidor perpetuo de ésta, y que hubo de enfrentar varias acusaciones ante la justicia civil, por los manejos en su cargo. Además de también haber enfrentado las críticas de los mandos militares que sustituyeron a los civiles en Salamanca, durante algunos de los años que duró el movimiento insurgente. SoldeVilla hizo un reporte en el año de 1817 sobre la situación del ejército en la Villa, en la siguiente forma:
“Los Dragones del Batallón rural y Patriotas de esta Villa, era cosa escandalosisima ver, que diariamente se desertaban montados, y los infantes estando de centinela, irse con armas y todo y llegar hasta el caso de robarse estos mismos individuos todos los Caballos de los oficiales que cubrían aquel destacamento. Los doscientos hombres, que estaban inutilizados, venciendo un dineral, viciándose solo, y perdiendo la disciplina militar…”
En su diario militar Iturbide habla de Tomasa Esteves
En el diario militar de Iturbide de igual manera se habla acerca de deserciones de soldados, y en este punto es cuando se menciona y tal vez sea el único lugar donde así aparezca, el nombre de Tomasa Esteves. Pocos datos de su vida se conocen. Iturbide en frases lacónicas la menciona así:
“Viernes 5 de agosto de 1814. Fueron pasados por las armas los tres reos aprendidos en Valtierra; y como por sus declaraciones se averiguó que una mujer de esta vecindad (Salamanca) ha sido la principal agente de procurar la deserción de los patriotas que escandalosamente se ha verificado en el mes anterior, después de aprehendida y sustanciado su proceso, mandé que se pusiese en capilla para que se le aplique la pena ordinaria, en castigo de tan enormes delitos y para escarmiento de las de su sexo”
“Martes 9 de agosto. Fue pasada por las armas la mujer seductora, cuya cabeza se ha puesto en la Plaza Pública”
“Se fusiló también, al mismo tiempo a María Tomasa Esteves, comisionada para seducir tropa; y habría sacado mucho fruto por su bella figura, a no ser tan acendrado el patriotismo de estos soldados”
Existe una versión popular que resalta la moralidad de Tomasa Esteves y su entrega por las ideas del movimiento como es la siguiente. En esta narración se acentúa el hecho constatable en los partes militares del momento, de que en la Villa de Salamanca, no se les recibía de la mejor manera a los ejércitos realistas. Sin que se pueda anotar el nombre de su autor es la siguiente:
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Fuerzas realistas asechan la Villa de Salamanca
“Un día, un día aciago para la apacible Salamanca, corre de boca en boca la fatal noticia de la aproximación de fuerzas realistas; sobrecogidos de terror los pacíficos moradores de la Villa, se reducen a sus habitaciones, plazas y calles quedaron desiertas. A poco, el redoblar de los tambores, y después el monótono y sordo marchar acompasado de los soldados, fue el único ruido que se dejó oír en aquellos contornos, apercibiéndose bien pronto el Jefe de la fuerza de que no era, por cierto afable y cordial la recepción que les hiciera el pueblo. En esto, dos soldados que ven abierta una puerta se desprenden furtivamente de las filas y penetran á la habitación cuya entrada les franqueaba, sin obstáculo, aquella puerta; se encuentran sólo á la señora de la casa, que esperaba el regreso de su esposo ausente, y le suplicaron, con el mayor encarecimiento, los ocultase y no los delatara. Ella asintió, gozosa de prestar un buen servicio á hombres forzados á pelear contra sus convicciones y contra sus propios hermanos, y los dos desertores quedaron ocultos bajo su salvaguardia.
1814: Quien era quién en términos militares en la Villa de Salamanca
Por Benjamín Arredondo Rodríguez
En los meses anteriores a la ejecución de Tomasa Esteves hubo muchos ajustes en las tropas de Iturbide en todo lo que era la jurisdicción de la Intendencia de Guanajuato y en toda el área asignada a él. Dentro de los cambios se dan nuevos nombramientos a los jefes de las tropas asentadas en la Villa de Salamanca, se volvieron a privilegiar a los Iruela, compadre y ahijado de Iturbide.
El 14 de Julio que Iturbide lo notifica a Calleja.
Excelentísimo Señor:
He dado el último arreglo a las Compañías Patrióticas de esta Villa, y para la 1ª de Infantería de paga, he nombrado Capitán, al Teniente que lo era de la misma, D. Celso de Iruela y Pamplona: para Teniente al que lo era de Caballería, D. José María Pernas, y para Sub Teniente al Sargento 1º D. Manuel Rangel.
Para la 2º Compañía de Infantería sin paga de Capitán a D. Pablo Gallardo: para Teniente a D. Crescencio Rodríguez, que obtenía este empleo anteriormente, y para Subteniente a Don José María Fonseca.
Para la1ª Compañía de Dragones de paga, de Teniente al Sargento de la de Voluntarios de Celaya, Dn. Juan Zárate, no teniendo por conveniente por ahora hacerla para el empleo de Capitán y Alférez.
Para la 2ª de Voluntarios de Caballería sin paga, para Capitán al que lo era anteriormente, D. Ignacio García: para Teniente a D. Domingo García.
Para la Artillería, de Teniente a D. Joaquín Gómez.
Lo que pongo en conocimiento a V.E. para que si es de su Superior aprobación se digne mandarme los correspondientes Despachos. -Dios guarde a V.E. muchos años. Salamanca, 14 de Julio de 1814. -Excelentísimo Señor. -Agustín de Iturbide. -(Rúbrica.) Excelentísimo Señor Virrey D. Félix María Calleja.
Notifican a Calleja lo ocurrido con los insurgentes capturados
En el parte que envía Iturbide a Calleja fechado en la Hacienda de Villela el 17 de septiembre de 1814, concentra todo lo ocurrido en los primeros días del mes de Agosto de ese año; anota sobre los detenidos en Valtierrilla, dos desertores y un paisano. Los desertores eran Miguel Yáñez y José Esquivel, tal vez ellos habían sido seducidos por Tomasa Esteves. Aunque son anotados como desertores y no traidores, la duda queda. El tercero de los aprehendidos y fusilados, se anota como Eustaquio Hernández, pero, como ya lo vimos, en el registro de defunción de la Parroquia se anota otro nombre, el de Toribio Prieto, ese era el “paisano”. Es en ese párrafo en donde anota a Ignacio García. Y al ver los nombramientos dados pocos días antes, intuimos que el otro que conoció a Tomasa Esteves fue, seguramente, el ahijado, Celso Iruela y Pamplona.
Fuentes: Rodríguez Chávez Juan José, Crónicas de Salamanca. / Publicaciones del Archivo General de la Nación. Correspondencia y Diario Militar de Don Agustín de Iturbide, 1814. Tomo II. Secretaría de Gobernación, Talleres Gráficos de la Nación. México, 1926. pp.162-164