Se consuma la toma de León por los constitucionalistas

El mismo día 5 de junio de 1915, a las seis de la tarde el Ejército Constitucionalista tomó León y comenzaron los saqueos. Los carrancistas tocaban las campanas de los templos en señal de triunfo. Algunos rezagados de la División del Norte, huyeron rumbo al barrio del Coecillo.

Tras la batalla, ciudadanos leoneses fueron al campo de Santa Ana del Conde, a recoger todo lo que encontraban, llevándose ropa, zapatos, sillas de montar, armas, cartuchos, etcétera.

Todos los objetos abandonados en el campo de batalla fueron vendidos a las afueras de la ciudad de León. Ahí surgió el nombre del popular tianguis la Línea de Fuego.

Se le informa a Venustiano Carranza de la victoria

El general Álvaro Obregón, aún convaleciente de su herida, envió un telegrama a Venustiano Carranza, informándole que el Ejército Constitucionalista había consumado “el más importante triunfo de nuestras armas contra los traidores de Villa y Ángeles… la plaza de León ha sido ocupada por nuestras fuerzas al mando del general Murguía”.

Por su decisiva participación, el General Francisco Murguía habría de ser recordado como el Héroe de León.

Carranza respondió con un telegrama en que felicitaba a Obregón, asegurándole que no estaba lejano el día que se restableciera el orden en México.

Ataques aislados del general villista Rodolfo Fierro en el Bajío

Todavía el 2 de julio, el general Rodolfo Fierro, acompañado por Canuto Reyes y otros jefes villistas, al mando de una columna de cuatro mil hombres, se acercó a León. Valiéndose de un telegrama en que se hizo pasar por Obregón, ordenó al comandante de la plaza, el general Gonzalo Novoa, que la abandonara ante la presencia de fuerzas superiores. Novoa se creyó el ardid y salió de León. Fierro tomó la ciudad sin combatir, pero su intención no era establecerse, sino cortar la línea de abasto de Obregón, que procedía de Veracruz y que los zapatistas nunca pudieron interrumpir.

Durante su trayecto, Fierro destruyó grandes tramos de vía férrea, ocupando sucesivamente Silao, Irapuato, Salamanca, Celaya Querétaro, San Juan del Río, Nopala, Tula, hasta llegar a Pachuca, donde se detuvo y después fue desalojado por las fuerzas del general Pablo González.

Francisco Villa, en los últimos días del año 1915

“Hermanos de raza: Ustedes ya han visto las injusticias y las traiciones. Ustedes saben que no lo merezco. Yo siempre he defendido a los pobres porque soy de ellos. Por eso mejor me voy a la sierra, a seguir mi vida de perseguido. Conmigo se irán los que estén dispuestos a correr mi suerte. Carranza, el dictador, sentirá más que nadie esto. Voy a hostilizarlo, no lo dejaré en paz hasta que me muera o se muera”: Francisco Villa.

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