Xavier Mina Guerrillero español hace historia en Irapuato

Utiliza Xavier Mina la hacienda La Caja como cuartel durante la Independencia

En el mes de octubre de 1817 la Hacienda La Caja fue utilizada por el guerrillero español Xavier Mina como cuartel general. En esta hacienda se libró una batalla el 10 de octubre.

Una columna de realistas perseguía a Mina rumbo a la hacienda de Cuevas, de la ciudad de Guanajuato, pero un informante dio razón de que Mina estaba en la Caja, listo para, atacar la gran Intendencia.

Para repeler el general Mina distribuyó a su gente entre los sembradíos y cercas de la Hacienda. Contaba con mil 100 caballos. Y en los edificios colocó a una multitud de mujeres y niños —familiares- que seguían a la división. (Este contingente se preparaba para acudir a la Intendencia de Guanajuato, en cuyo saqueo esperaban tener una buena parte).

Ante los primeros enfrentamientos entre insurgentes y realistas las mujeres y niños causaron un gran alboroto. Corrían y gritaban de un lado para otro. Ante este hecho inesperado Mina y un grupo de los suyos se abrió se replegó hacia el rancho de Paso Blanco.

Su enemigo, Orrantía, había perdido un oficial y 18 hombres muertos o heridos.

Los realistas se abstuvieron de seguir a Mina.

Convoca Mina nuevamente a La Caja

Para remediar la desgracia que acababa de sufrir, dejó Mina orden para que se reuniesen los dispersos en determinado día en la misma hacienda de La Caja, y con 20 hombres se puso en camino por la tarde del 11 de octubre y llegó a Jaujilla al día siguiente.

En las conferencias que tuvo con los individuos de la Junta, insistió en su plan de atacar a Guanajuato, lo que no pareció prudente a aquellos, porque pensaban que sería más conveniente sacar de Los Remedios a los oficiales de Mina que allí estaban, por no ser tan necesarios para organizar con ellos un Cuerpo respetable de tropas al Sur de la provincia de Michoacán, en donde no podía ser atacado en algún tiempo, y volver entonces a entrar en campaña: pero Mina hizo punto de honor auxiliar a los sitiados en los Remedios, y con 50 hombres que la Junta le dio, de 100 que tenía, de infantería disciplinada, se puso en marcha, habiendo dirigido desde Jaujilla una proclama a los españoles europeos establecidos en Nueva España.

Exhortándolos a unirse para él destruir el despotismo de Fernando VII.

Dando un largo rodeo, llegó a Puruándiro, en donde fue recibido con repiques e iluminaciones, deteniéndose en aquel pueblo dos días; se allí pasó al Valle, y reunida en La Caja, como lo había prevenido, la gente dispersa se encaminó hacia Guanajuato con 1, 100 hombres, de los cuales 90 eran de infantería montados, y alejándose todo lo posible del camino real, rodeando sembradíos y plantíos, ocultó tan completamente su marcha desde la hacienda de Burras, sin que se sospechase su intento llegó al amanecer del 24 de Octubre a la mina de La Cruz, entonces desierta, y después de tanta fama por las grandes riquezas que está producía.

Se le une Encarnación Díaz en el ataque a Guanajuato

Allí se le presentó Encarnación Ortiz con 300 hombres, haciendo el total de 1, 400 a 1, 500 con los que se acercó en la noche a la ciudad.

Varias veces habían sido atacadas las minas inmediatas a ésta, y aún sus suburbios, y en la última, Francisco Ortiz, uno de los “Pachones”, había entrado el 10 de agosto hasta la plaza de San Ramón, en la mina de Valenciana, siendo rechazado con pérdidas por el Comandante Don Melchor Campuzano.

A pesar de estos frecuentes ataques, no parece que hubiese toda la vigilancia que las circunstancias exigían, pues Mina iba entrando en dos columnas por las calles a las dos de la mañana del día 25, sin que hubiese sido visto por nadie.

Una ronda con que se encontró en la calle llamada de Los Pocitos, dio alarma: púsose en movimiento la guarnición; el Comandante Don Antonio Linares hizo colocar en la plaza un cañón, con el que comenzó a hacer fuego sobre la columna principal de Min, que se adelantaba por la calle del Ensaye y llegó hasta el Puente Nuevo: Mina, sin conocimiento de la población, perdidos sus guías en medio de la confusión, no sabía cómo salir de intrincado laberinto que forman aquellas calles; su gente comenzó a huir tan en desorden, que ella misma se estorbaba en las angosturas por las que tenía que transitar, al paso por Valenciana el propio Francisco Ortiz, que poco tiempo antes asaltó aquella mina pegó fuego al tiro general de ella, en el cual siendo los techos de todas las oficinas de madera, se levantó en momentos una gran llamarada.

Mina llama cobardes a sus seguidores

Mina llevó al mal tal suceso, y habiendo vuelto a la mina de la Luz, despechado por la cobardía de su gente, dijo a los oficiales que eran indignos de que un hombre de honor abrazase su causa, pues si hubieran cumplido con su deber, los soldados hubieran hecho el suyo, y serían dueños de Guanajuato. En seguida mandó que se fuesen a sus respectivos Distritos, previniéndoles que no dejasen entrar víveres al campo de Liñán ni a Guanajuato; habiéndolos despedido, conservando sólo consigo 40 infantes y 20 caballos, pasó la noche a corta distancia, y en la mañana del 26 de agosto llegó al rancho de El Venadito, que hacía parte de la hacienda de la Tlachiquera, perteneciente a su amigo Don Mariano Herrera, el cual residía allí, por haber sido quemada la casa y oficinas de la hacienda por los realistas.

Incendio de la Valenciana delata a Mina

Orrantía, después de la acción de La Caja, había regresado al campo de Liñán, conduciendo un convoy de víveres y municiones; sin demorarse más que lo preciso, volvió a salir en busca de Mina y entró en Puruándiro el día mismo que Mina había salido de aquel lugar; más incierto de la dirección que éste había tomado, estaba el 24 en una hacienda inmediata a Irapuato, perplejo sobre lo que debería hacer, cuando en la madrugada el 25 la llama del tiro general de Valenciana, que vio levantarse sobre los cerros de Guanajuato, le indicó el lugar en que Mina se hallaba. Marchó ‘rápidamente a aquella ciudad, a la que llegó el mismo día, haciendo una marcha de doce horas, e informado en ella de la retirada de Mina hacia la mina de la Luz, tomó el camino de Silao, en donde entró en la tarde del 26 para adquirir informes, pues distribuida en muchos pelotones la gente de Mina, y habiendo éste mandado que en cada uno se dijese que su General iba en él, era imposible saber la dirección que había seguido. Por las noticias que allí se dieron a Orrantía, supo que Mina debía pasar la noche en el rancho EI Venadito, y a las diez de la misma salió para aquel punto con 500 caballos, dejando la infantería en Silao.

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