Xavier Mina, un guerrillero español que luchó en Europa contra Napoleón y luego contra el Rey Fernando VII, llegó a la Nueva España para apoyar la liberación de la Colonia y la hermanad entre estas. Sin embargo fue derrotado en el intento al no encontrar en estas tierras a hombres con ideales, sino a cobardes y líderes insurgentes que le envidiaron por su arrojo. Mina fue fusilado como traidor a España. Sus batallas en el Bajío son memorables.
Más me duele ver las cadenas que llevarlas puestas
Era español, nacido 1789. Pasó sus primeros años en las montañas, ejercitándose en la caza, en la que adquirió aquella fuerza y habilidad y aquella resistencia para las fatigas, que tan útiles le fueron en el curso de su agitada y tempestuosa vida.
En el año de 1817 la lucha independentista cobró nuevas fuerzas con la presencia de Xavier Mina, guerrillero español cuya postura se fundaba en su romanticismo y liberalismo. Él había luchado en España contra Napoleón y en su esfuerzo cayó prisionero; se refugió en Inglaterra, que era el centro de las grandes conspiraciones contra España. Allí conoció al mexicano fray Servando Teresa de Mier, quien, junto con la francmasonería, lo, indujo a pasar a América a luchar por la independencia y contra el absolutismo.
Fray Servando informó a Mina sobre las durísimas condiciones que sufría el pueblo novohispano.
Para Mina la lucha por la libertad era natural, justiciera e inevitable; por esto contribuyó a redimir a la Colonia de la dependencia y de la esclavitud con todas sus consecuencias políticas y sociales.
El deseaba que se realizara e integrara la patria magna; esto es, la hermandad de España con las colonias de América, pero emancipadas. Consideraba como puntos de partida de su ideal: la afinidad de sangre, de idioma, de cultura y tradición. “Yo hago la guerra contra la tiranía -decía- no contra los españoles”.
Al luchar Mina en la Nueva España contra Fernando VII, defendía sus ideales dentro de la magna España: al saber que en América “se combatía por la libertad […] la causa de las Américas fue mía”. Su participación, en nuestra independencia, tenía como finalidad el mejoramiento cultural y material de la Colonia. La talla de Mina como libertador puede medirse con su célebre frase: “Más me duele ver las cadenas que llevarlas puestas”.
Mina llega a la Nueva España en busca de insurgentes del Bajío
Xavier mina llega con su expedición de extranjeros el 13 de abril a Soto La Marina, en Tamaulipas, con el firme propósito de contactar a insurgentes en el Bajío a fin de unirse a la lucha de la Independencia de la Nueva España.
En el camino Mina sostiene sus primeros combates en el Valle de San José, en San Luis Potosí, los días 9 y 14 de junio. Allí da ejemplo de guerrero y estratega.
Posteriormente el día 17 se encuentra con insurgentes a cargo de D. Cristóbal Nava y acuerdan tomar un rancho para alojarse.
Días después llegan al Fuerte del Sombrero: Mina, con su Estado Mayor, una legión de extranjeros, entraron en el Fuerte en la madrugada del 24 de Junio. El grupo fue recibido con las más cordiales muestras de regocijo. La fuerza de Mina ascendía a doscientos sesenta y nueve hombres, entre ellos veinticinco heridos. Atrás habían quedado treinta días de marcha por los diversos rodeos que había tenido que hacer, recorriendo doscientas veinte leguas, atravesando tan gran distancia por un país ocupado por los realistas, casi siempre a la vista de éstos, en medio de las mayores privaciones, pues se había pasado dos y tres días sin raciones, y en una sola vez que se hizo más de una comida, ésta fue de carne de vaca, sin pan: en medio de tantas fatigas y escaseces, había ganado dos acciones reñidas, una de ellas contra una fuerza ocho veces mayor que la suya, y tomando un lugar fortificado: trabajos todos que la tropa sufrió con alegría, viendo que su jefe era el primero en tomar parte en ellos, poniéndose a su cabeza a la hora del peligro y animándola con sus palabras y ejemplo. Toda esta serie de sucesos había hecho subir la reputación de Mina al más alto punto, y sus soldados eran mirados como una casta de hombres extraordinaria.
Un oficial de la división pasó al fuerte del Sombrero, cuyo jefe, D. Pedro Moreno, mandó a Mina felicitaciones por su llegada. Le instó también para que se trasladase al fuerte y trasmitió la noticia a Junta insurgente, reunida en Jaujilla, que a su vez difundió por todas partes la nueva del suceso.
Fortalece su llegada y le da ánimos a la resistencia
Mina derrotó al comandante general de Guanajuato, quien no dispuso entonces sino de 200 hombres de la división y 130 de Moreno, más, un aparente refuerzo de 400 soldados de infantería, casi sin fusiles, y así y todo obtuvo magnifica victoria. Su triunfo fue de tal magnitud, que, a cambio sólo de ocho, muertos y nueve heridos suyos, quedaron 339 muertos y 220 prisioneros de los 700 realistas que habían venido al ataque Esto permitió a Mina volver al fuerte del Sombrero con dos piezas de artillería, 500 fusiles y gran acopio de municiones todo quitado: a los realistas. En Jaujilla, aquel hecho de armas se celebró con Te Deum, salvas, música, iluminación y fuegos artificiales.