Historia del Teatro Juárez

En este lugar antiguamente estuvo el Convento de San Pedro de Alcántara y el Hotel Emporio, que fue adquirido por el Gobierno en $ 30,020.03.

Su estructuración está combinada con los estilos arquitectónicos griego, romano, árabe y morisco.

La idea de construir el Teatro Juárez fue del gobernador liberal Florencio Antillón, quien, oficialmente decretó su construcción en 3 de agosto de 1872.

Su construcción se inició el 5 de mayo de 1873. Es decir, que la idea y el diseño originales de la obra fueron liberales, pero fue el gobernador porfirista Joaquín Obregón González quien la inauguró. La obra se había asignado, primeramente, al ingeniero José Noriega, quien diseñó el proyecto original, pero, debido a las circunstancias políticas por las que atravesaba el país, ésta se suspendió. En este ínterin, Ignacio Rocha, jefe político de la ciudad, propuso, el 2 de abril de 1883, que en lugar de teatro se construyera un edificio en el que se instalaran los poderes del Estado y la Presidencia Municipal. Afortunadamente, se le negó el permiso. Y no fue sino hasta el 28 de enero de 1892, dieciocho años después, durante el interinato del gobernador porfirista José Bribiesca Saavedra, que se reinició la construcción del Teatro Juárez. En esta ocasión se designó como encargados de la obra a los ingenieros Antonio Rivas Mercado y Alberto Malo, y la decoración a los artistas Jesús Herrera y al señor Pérez, y al pintor catalán Amerigo. Sin embargo, debido a la terrible peste de tifo que asoló Guanajuato al final del año 1892, los trabajos no pudieron continuarse sino hasta el 20 de enero de 1893. El Costo total de la obra fue de 559 447.88 pesos de la época.

Fue inaugurado el 27 de octubre de 1903, a la que asistió el presidente Don Porfirio Díaz. A las nueve en punto de la noche comenzó la función. Primero, María Estrada cantó el Himno Nacional, acompañada de un coro de señoritas, y luego, se representó Aída, con libreto de A. Ghislamzoni y música de Giussepe Verdi. Esta estuvo a cargo de la Compañía italiana Ettore Doig y Cía., cuyo director artístico era Napoleone Sieni, y su director concertador, Giorgio Polaco.

Su pórtico es de estilo neoclásico y el decorado de la sala árabe o morisca, empleándose en profusión la escritura gótica y la cursiva combinada con motivos vegetales y geométricos, haciendo del conjunto el decorado más fastuoso que ostente teatro alguno en todo México.
La fachada está formada por 12 columnas de cantera verde rematadas con capiteles de bronce estilo dórico.

Rematando el bello y señorial frontispicio se encuentran ocho estatuas fundidas en bronce, cinco de ellas son representativas de las ocho musas. Situándose al frente del teatro, vemos en el lateral izquierdo a Terpsícore, la musa de la danza, la segunda al frente es Talía, la musa que representa la comedia; la que sigue, de izquierda a derecha es Calíope, musa de la poesía épica. La cuarta sostiene una antorcha levantada, un libro y representa la comedia; la quinta sostiene un pincel y una paleta y representa la pintura; la sexta es Melpómene, musa de la tragedia; la séptima es Euterpe, musa de la música; la octava colocada en el lado derecho representa a la escultura.

En las escalinatas se encuentran dos leones de bronce que fueron realizados por el escultor Jesús Contreras.

Las guardias de Guanajuato

La parte superior de este emblema de la arquitectura se corona por ocho musas, esculturas vaciadas en bronce con una altura de 3.5 metros. (Y aquí viene el dato curioso y del que quizá pocos saben)… La integración de estas piezas representan las Musas Olímpicas, hijas de Zeus. Nueve mujeres dedicadas a proteger las artes y las ciencias. De manera intrigante, se sabe y a simple vista se aprecia que son ocho; seis al frente y dos que flanquean cada esquina. Pero, si se observa bien, en una musa de las esquinas, que es Urania, está la novena musa…

Pero antes de entrar a detalle en esto, les presentamos cada una de las musas que protegen desde lo alto a las bellas artes:

Tersícore, musa del baile. Representa la danza. En una sus manos sostienen unas castañuelas.

Clío, musa de la historia. Lleva consigo con un escrito y una pluma.

Thalía, musa de la comedia. Sujeta en una mano la máscara de la comedia en las artes dramáticas.

Calíope, musa de la poesía. Sujeta una antorcha, un libro abierto y está coronada de estrellas.

Polimnia, musa del canto. Por lo general representada sólo colocando un dedo sobre los labios, sin embargo en esta escultura es acompañada por una paleta y 2 pinceles.

Melpómene, musa de la tragedia. Trae consigo precisamente la máscara de la tragedia y un puñal.

Euterpe, musa de la música. Es por eso que en su mano porta dos flautas.

Urania, musa de la astronomía. Lleva en su mano el globo celeste, y sobre esta una figurilla femenina que puede ser la diosa Erato, que es precisamente la novena musa.

La magia está en los detalles…

Hay muchas historias alrededor de la composición de las musas. En primera instancia trasciende que cada una de las esculturas fueron traídas desde Ohio (EUA), y una de las musas (Erato) se retrasó. Fue tanta la demora que decidieron montar solamente ocho musas de las nueve, y posteriormente añadir la novena de esta forma.

Aunque esta información puede ser imprecisa, ya que, viendo el Teatro Juárez de frente, se aprecia una simetría asombrosa: seis pilares encumbrados con su respectiva musa, cerrando con los laterales.

Estas mujeres, las nueve hijas de Zeus con la responsabilidad de proteger las artes.

Fuentes: Inventario Turístico de Gto Capital y Funicular.

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